Mi ángel de ojos azules

Capítulo VI

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Capítulo VI

 

 

Por fin ya han acabado las clases, las cuales, sobretodo la primera ha sido un suplicio ya que no podía habla nada. Cosa que es un milagro, porque Andrea se ha pasado casi todo el rato diciéndome que nos lo vamos a pasar genial en la fiesta.

—¿Me estas escuchando?

—¿Eh? — murmuro saliendo de mis pensamientos y levantando la mirada de la ensalada hacia Andrea la cual suelta un bufido dejando su batido en la mesa.

—Estábamos diciendo que tenemos que pedir a Axel, tu querido profesor, que nos lleve a su casa— me repite rodando los ojos. Y no es porque no tenga paciencia, al contrario, lo que pasa es que llevo toda la mañana como en otro mundo.

—No es mi querido profesor…— murmuro pinchando una hoja de lechuga para llevarla a mi boca, cosa que la hace arquear una ceja, dejando que su cara exprese literalmente un “no te lo crees ni tu”, cosa que hace a su vez que Hoshi nos mire confundida.

—¿Qué se supone que me he perdido?

—Pues que aquí, Teresa, tiene un crush con Axel— la explica Andrea, haciéndome rodar los ojos

—Eres una exagerada, solo dije que me parecía guapo, ya está— murmuro pinchando un trozo de tomate con un poco de fuerza.

—¿Te gusta Axel? — dice Hoshi con una mueca haciéndome sonrojar.

—¡Que no! — digo nerviosa y avergonzada.

Bueno tal vez sí que me guste… Bueno me gusta, seamos sinceras. Pero no tiene por qué saberlo todo el santo internado…

—Tía, tiene cuarenta y pico años, no me jodas— dice Hoshi con una mueca.

—Dios, no me escucháis o que. ¡No me gusta! — digo demasiado alto, haciendo que más de una cabeza se gire a mirarme y que aparte la mirada avergonzada, encontrándome con Axel caminando hacia la mesa de profesores.

Joder…

—Ya claro, a mí no me engañas— dice Andrea divertida haciendo que la mire mal, pero antes de que pueda decir algo, continúa hablando— Cambiando de tema, ¿necesitas que llevemos algo? — pregunta a Hoshi, la cual piensa por un momento antes de encogerse de hombros.

—No creo que haga falta, pero por si acaso pasaros por la tienda del pueblo y comprar algunas botellas— dice divertida.

—¿Botellas de qué? — pregunto sin pensar, haciendo que ambas me miren como si tuviera dos cabezas.

Soy tonta, pero de remate.

—De alcohol, que va a ser sino— dice Hoshi divertida, mientras que Andrea no se contiene y comienza a reírse como un cerdito, contagiándome la risa a mí también.

—¿Y Axel nos va a deja?

—A él le ha igual— dice haciendo un aspaviento— he dicho a los chicos que vengan, contra más, mejor. — dice emocionada haciéndome sonreír.

—Va a ser la ostia, ya verás— dice Andrea con una sonrisilla picara antes de beber su zumo.

 

—¿Puedo? — pregunta Alan después de haber llamado a la puerta.

—Si pasa, ya estoy lista— digo cerrando el libro que estaba leyendo, antes de que entre y sonría divertido tras echar un vistazo a la habitación.

—No sabía que eras desordenada… Sinceramente no tienes pinta de serlo— dice risueño inspeccionando mi habitación sin prisa haciendo que me sonroje.

¡Qué vergüenza!

—Bueno normalmente soy más ordenada…— digo avergonzada antes de ir al baño y coger una goma del pelo para hacerme un moño y así recoger mis rizos locos— Ya estoy— digo sonriente haciendo que su vista viaje a mí y sonría.

—Pues venga— dice abriendo la puerta de la habitación para que pase— Oye, me ha dicho Hoshi lo de la fiesta ¿vas a ir?

—Sí, tengo muchas ganas de salir de estas cuatro paredes— digo divertida. Aunque vivía en un pueblo, no era pequeño, al contrario, era bastante grande. Podrías hacer bastantes cosas, no como aquí que estas rodeado de bosque…

—Puedes salir a los jardines, ahí no te puede comer nada— dice divertido haciéndome reír mientras empezamos a subir por las escaleras principales.

—Ya lo sé, pero con todo lo que ha pasado, ni me he acordado— le explico haciendo que haga una mueca.

—No me voy a perdonar lo de ayer…— dice entristecido, por lo que le doy un golpe en el hombro y le regalo una sonrisa.

—Que no pasa nada

—Podrías haber muerto— dice sin quitar su gesto de arrepentimiento.

—Buah, si las arritmias no me han matado en 13 años, no me van a matar ahora— digo divertida para quitarle hierro al asunto.

Es verdad que fue un poco grave, pero solo un poquito. Además, no tiene que martirizarse por algo que no sabía que podía pasar.

—Además, los médicos que me tratar están pensando en ponerme un marcapasos si sigo teniendo problemas.

—¿Por qué no te lo han puesto antes?

—No me suelen dar muchas, me tienen controlada con la medicación— digo mirando por donde vamos, y al ver que no sé dónde estoy frunzo el ceño— ¿A dónde vamos?

—Es una sorpresa, pero te aseguro que te va a encantar— dice cogiéndome la mano y llevándome por un pasillo pequeñito— Estamos en la última planta, donde duermen los profesores, así que silencio— dice antes de abrir una puerta que da a otras escaleras, pero mucho más estrechas.

Con un gesto de cabeza, me indique que le siga, cosa que hago, concentrándome en subir las escaleras sin abrirme la cabeza ya que no es que haya mucha luz, y yo, pues soy excesivamente torpe.

—Cierra los ojos— me pide después de subir el tramo de escaleras y llegar a una puerta de metal.

—Me voy a caer, y va a ser tu culpa— le advierto divertida antes de obedecerle.

—No dejaré que te pase nada, te lo aseguro— dice seguro cogiéndome de la mano y la cadera para ayudarme a andar— No abras los ojos— me advierte.




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