Mi ángel de ojos azules

Capítulo VIII

Capítulo VII

 

—El carnet

—¿Es necesario? — digo con una mueca, a lo que este me mira y asiente.

—Utiliza tus armas— me Andrea al oído, haciendo que maldiga por lo bajo antes de mirar la chapa que tiene su nombre, y cuando lo leo no puedo evitar reírme por dentro.

—Alberto… ¿no podrías dejarlo pasar? — digo con voz melosa inclinándome hacia delante— Nos lo hemos dejado en casa, ya sabes… Estos bolsos son tan pequeños— digo con una pequeña mueca mientras aprieto ligeramente los brazos a ambos lados de mi cuerpo para realzar mi escote, y no puedo evitar sonreír al verle bajar la mirada y tragar grueso.

—Me puedo meter en un lío— dice nervioso aclarándose la garganta, mirando a nuestro alrededor para ver si hay alguien, pero todo está desierto.

—Nosotras no se lo diremos a nadie…— digo con ojos de cordero degollado— ¿Y tú? — murmuro intentando sonar sexy, a lo que este niega con la cabeza volviendo a bajar la vista a mi escote.

Pero, entonces un brazo fuerte me empuja hacia atrás y me muerdo el labio intentando aguantar la risa al reconocer esa ancha espalda y esa colonia.

—Pagaré yo— dice con voz dura, haciendo al chico palidecer y que Andrea se ría por lo bajo haciéndome reír a mí también y que Axel nos mire mal antes de volver la vista al pobre chico—Cuanto es— ladra amenazante y cabreado.

—Cuarenta y cinco con ochenta y nueve, señor— tartamudea el pobre.

—Toma, quédate con el cambio— dice molesto dándole un billete de cincuenta antes de coger las bolsas y dárselas a Andrea la cual sonríe con inocencia— Al coche— dice serio y con la mandíbula apretada antes de salir de la tienda.

—Lo siento— murmuro divertida volviendo la vista al chico, el cual asiente recobrando un poco el color, antes de salir a toda prisa para alcanzarlos haciendo reír a Andrea a carcajadas.

—¡Me muero! — dice divertida entrando al coche entre risas haciéndome reír con ella.

—¿Qué habéis hecho? — dice Víctor acusatorio haciéndonos reír mientras que Axel arranca el coche molesto.

—¿Nosotras? Nada, solo intentábamos pagar— se excusa Andrea haciéndome reír— Por cierto, muchas gracias Axel— dice entre risitas

—Sí, muchas gracias, Axel…— digo más seria que ella, diciendo su nombre con énfasis, intentando provocarlo.

—Si no hubieras estado, tal vez no hubiéramos podido pagar— dice Andrea asintiendo con la cabeza.

—Por lo que he visto lo teníais todo controlado— nos reprocha centrado en la carretera.

—¿Has intentado seducir al cajero? — dice Víctor molesto girándose a mirar a Andrea acusatorio, haciéndola sonreír con inocencia.

—Solo estábamos hablando con él— dice con inocencia haciendo que su novio suelte un suspiro y sonría divertido— Yo solo te quiero a ti, tontorrón— dice acerándose para besarle en la mejilla, haciéndome sonreír y dirigir mi vista a Axel.

Él está completamente centrado en la carretera, con esa cara que parece pulida por los mismísimos ángeles y esos ojos… Con un pequeño suspiro vuelvo la mirada a la ventanilla para ver el exterior completamente oscuro.

—Tu tranquila— susurra Andrea casi de manera inaudible, poniendo su mano sobre mi pierna— Hemos comprado tequila— dice a Víctor emocionada, haciendo que sonría de oreja a oreja.

—¡Vivan los chupitos! — dice divertido sin cortarse un pelo por Axel, pero por su nula reacción y por la cara de perros que lleva, es cierto que le da completamente igual. No le importa ni un pimiento que bebamos alcohol.

—¿Tú has probado los chupitos? — me pregunta Andrea, a lo que niego rápidamente con la cabeza sonrojándome.

Nunca he bebido alcohol en mi vida…

—¿Habrás tomado algo de alcohol antes no?

—No…— murmuro mordiéndome el labio, al ver como Axel me mira por el retrovisor por un segundo.

—¡Te vamos a desvirgar! — dice divertida haciéndome sonrojar y a Víctor reír por su ocurrencia.

—Llegamos— dice Axel incómodo, pero al posar mi mirada al frente, y veo la casa me quedo sin habla.

Es enorme, y preciosa. Está rodeada por otras casas más pequeñitas, pero con el mismo aspecto de antigüedad.

—Qué bonito— murmuro sorprendida al ver todo.

—Es precioso— concuerda Andrea antes de salir del coche con las bolsas en cuanto se detiene frente a la casa. Rápidamente salgo detrás de ella, y no puedo evitar sonreír al ver a los chicos y a Hoshi salir de la casa entre risas.

—¡Tenemos tequila! — canturrea Andrea levantando las bolsas haciendo gritar a todos haciéndome reír.

—Hola Teresa— dice Hoshi con una sonrisa al verme.

—Hola— digo animada acercándome más a ellas, pero, al notar una mirada clavada en mi espalda, me giro y me encuentro con Alan mirándome con una sonrisa de lado, que me pon la piel de gallina y no precisamente por el frio que hace.

—Ya sabéis cómo va. Tener cuidado con el ruido— nos advierte Axel poniéndose entre ambos, pero unos pasos por detrás.

—¿Cuándo te hemos dado problemas? — dice Alan volcando su vista en su padre el cual suspira cansado.

—Desgraciadamente, siempre— dice entre divertido y cansado antes de caminar hacia la casa sin dirigirme una mirada.

—¡Vamos al sótano! — dice animada Hoshi, sacándome de mis pensamientos, decidida a dejar de pensar en él por esta noche, porque si no, me la va a arruinar.

—Si por favor, me muero de frio— digo divertida, haciendo que Alan me rodee con su brazo.

—Ven anda— dice divertido acercándome a él— Por cierto, estás guapísima— dice mirándome con picardía, haciéndome sonrojar.

—Gracias— murmuro acercándome más a él ya que esta calentito— Pareces una estufa— digo divertida, con cuidado de no caerme con los tacones.

—Ven anda, con eso te acabaras cayendo— dice divertido subiéndome a su hombro haciendo que grite por la sorpresa, y haciendo que los chicos griten y vitoree.




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