Mi ángel de ojos azules

Capítulo XX

 

Capítulo XX

 

 

—¡Chicos preparados! ¡Tenéis que salir ya! —nos avisa la profesora, de inmediato nos levantamos del suelo, donde estábamos estirando.

—Estoy de los nervios—murmuro mientras caminamos hacia donde salimos al escenario.

—Tranquila, Tess. Recuerda lo que nos dijo Aurora. Tenemos que olvidarnos de todo y de todos—me repite cogiéndome la mano en un gesto amistoso y reconfortante.

Ojalá fuera tan fácil.

Mi cabeza loca no para de buscar un plan para entrar a escondidas en el despacho de Axel y coger ese puñetero libro. Con el añadido de que Axel y yo tenemos que hablar, y bueno, yo quiero evitar esa conversación a toda costa.

Y no sé si es por la influencia de las pelis o de los libros, pero la famosa frase, de tenemos que hablar, sinceramente, me pone de los nervios.

Nuestra discusión (si se le puede llamar así), es una tontería. Aunque su comportamiento de ayer no tanto, ya que podría haber tenido graves consecuencias si Alan hubiera estado más espabilado y hubiese pillado por donde iban los tiros de tanto enfado…

Si se hubiera llegado a enterar, hubiera sido un jodido desastre, y de los grandes.

—Tierra llamando a Tess—dice Alan, divertido, haciendo que salga de mis pensamientos de inmediato.

—Perdón, estaba repasando la coreografía—le miento, soltando una pequeña risa.

Cada vez se me da mejor mentir.

Y eso, sinceramente, es otra cosa que me preocupa. Yo nunca he sido una mentirosa. Y no quiero empezar a serlo ahora.

—Tranquila, cuando escuches la música no se te olvidará nada.

—Eso espero, tu procura cogerme bien y no dejarme caer—le pido, riéndome para quitarle hierro al asunto, estrategia que funciona, solo hasta que nuestra profesora, nos dice que tenemos que salir ya.

—¿Lista?

—Lisa—le aseguro corriendo hacia el escenario, ya que tenemos poco tiempo hasta que se vuelvan a encender las luces.

Ambos nos colocamos en nuestros sitios, y a la par que comienzan a encenderse las luces, Love me like you do, de Ellie Goulding, empieza a sonar, llenando la gran sala, repleta de profesores, alumnos y algunos padres.

Entre ellos Axel.

Como en el ensayo, nos acercamos lentamente el uno al otro, y ponemos nuestras manos el uno sobre el otro, como si fuéramos verdaderos amantes.

—Lo vamos a bordar—susurra antes de que ambos comencemos con la verdadera coreografía.

En cuanto comenzamos a bailar, desconecto totalmente de todo el mundo, y me concentro únicamente en la música, en su ritmo, y en Alan, el cual en todo momento me coge con delicadeza, pero con una determinación increíble, para que no me caiga y tenga seguridad en hacer cada uno de los pasos.

Ambos nos miramos a los ojos, concentrados en el baile, sintiéndolo e intentando transmitir todos nuestros sentimientos.

Y para hacerlo con esta canción, por lo menos en mi caso, no me cuesta ningún trabajo, ya que solo pensar en Axel, aunque no hayamos hablado todavía, aunque las cosas en nuestro pequeño paraíso no vayan viento en popa, y aunque no deje de pensar en mi sueño y en esos ojos rojos. Estoy completamente segura de que lo consigo.

Esta canción representa mayoritariamente lo que siento por él, y por ello cuando Aurora nos preguntó qué canción queríamos bailar, no me costó mucho decidirme por esta.

Cuando la canción comienza a llegar a su fin, yo estoy en los brazos de Alan, haciendo nuestro último paso, en el cual él me alza en brazos y yo elevo mi pierna al cielo con los brazos estirados paralelos al suelo. Cuando terminamos, bajo la pierna con gracia y mientras Alan me baja lentamente, yo pongo mis manos en su rostro, y las voy bajando a la par que el me baja a mi, hasta quedan a la altura de su pecho, cuando mis pies tocan el suelo, y mi cabeza se inclina hacia atrás para mirarle a los ojos, con la respiración acelerada con nuestros pechos chocando entre sí al estar envuelta en sus brazos.

De inmediato esbozo una pequeña sonrisa, reflejo de la suya, y antes de poder decir nada, y de que acabe la música, y por tanto se apaguen las luces, se inclina con gracia y me besa, provocando un alud de aplausos que silencian las notas finales, debido a la sorpresa y la emoción.

¡¿En serio, Alan?!

En cuanto se apagan las luces, un segundo más tarde, me separo de él con decisión, y le doy una bofetada antes de salir de ahí corriendo.

Joder.

Que Axel ha visto todo. Y justo después de lo que pasó ayer.

¡Mierda! ¡Mierda!

Corriendo salgo de los bastidores, y con la respiración acelerada como nunca antes.

Tengo que encontrar a Axel.

Corro por el pasillo, para ir al recibidor, pero ya está lleno de gente y no consigo verle, por toda la gente que llena el lugar.

—¡Teresa! —me llama Alan, detrás de mí, provocando que me adentre en el mogollón de gente para huir de Alan, con la suerte de que me choco con alguien por mirar hacia atrás, pero ese alguien consigue agarrarme antes de que caiga de bruces al suelo.

Sorprendida y avergonzada, levanto la mirada, encontrándome con los ojazos de Axel, pero su mirada no augura nada, nada bueno.

¡Tormenta a la vista!

—¡Teresa cariño! ¡Lo habéis hecho de maravilla, se me han puesto los pelos de punta! —dice Celia, ignorando el hecho de que casi me mato. Nerviosa me separo de Axel, y sonrió avergonzada a la par que le murmuro un lo siento, no solo por tropezarme si no por lo que ha pasado en el escenario.

—Muchas gracias—digo cohibida, llevando mi mirada a Axel, el cual está taladrando con la mirada a alguien a mis espaldas.

Madre del amor hermoso la que puede estallar en cualquier momento…

—El final ha sido precioso… ¡Qué bien escondidito teníais lo vuestro! —dice con una sonrisa encantadora, a Alan que acaba de llegar a nuestro lado.




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