Mi ángel de ojos azules

XXI. Perdóname

—Tessa, tienes que comer algo… Estas muy delgada— dice Andrea preocupada al ver que prácticamente no pruebo bocado.

—Estoy bien...— digo dejando el tenedor sobre mi bandeja

—Han pasado ya dos meses… Tienes que salir a flote, o por lo menos comer algo más… Si sigues así, enfermarás.

—No tengo hambre— digo levantándome para irme a la sala de baile— Voy a ir a bailar un rato, nos vemos luego— digo antes de salir de ahí.

Camino por el pasillo con rumbo a la sala de baile, y por el camino veo salir a Axel de su despacho. Apartó la mirada de inmediato y comienzo a andar más rápido. Pero no funciona.

—Teresa, necesito hablar contigo— dice cogiéndome la mano con delicadeza, pero la aparto de inmediato.

—Si no está relacionado con el bachillerato o con la beca no me interesa— me giro a mirarle y levanto la vista a sus ojos, pero no me dejo engañar por el dolor que se ven reflejados. —Me lo imaginaba.— al ver que no dice nada, me giro y sigo con mi camino pero me vuelve a parar poniéndose esta vez en medio de mi camino.

—Por favor. Es sobre el colegio— dice rápidamente al ver que intento cruzar por su lado.

—Vale. Habla.

—¿Aquí?

—Si

—Vale…— murmura incómodo mirando a ambos lados del pasillo— Bueno… Algunos profesores se han quejado de que te quedas dormida en clase… Yo también te he visto a veces...— dice preocupado, haciendo que ruede los ojos.

—Me quedo estudiando hasta tarde, es solo eso— miento, intentando irme, pero no me deja. 

—Teresa, también has adelgazado bastante… Te he visto en el comedor varios días y…Joder. Teresa, estoy preocupado por ti.

—Mira, vete a la puta mierda ¿quieres?— digo siguiendo mi camino hacia la sala de baile

—Teresa, se que la he cagado. No te estoy pidiendo que me perdones.— entro a la sala con él a mis espaldas y voy hacia el reproductor de música para poner una canción y comenzar a bailar— Solo te pido que te — de inmediato su voz es silenciada por la canción Jekyll and Hide de Bishop Briggs, me coloco frente al espejo para comenzar a bailar ignorando por completo.

Esta canción la hicimos antes de que Hoshi me dejara de hablar. Ella hizo la coreografía y bailó una parte sola pero yo también me la aprendí porque me gustó muchísimo. Así que me siento en el suelo para comenzar a bailar cuando suene la parte.

Cuando terminó de bailar un par de canciones, me tumbo en el suelo agotada, pero con la música puesta.

Abro los ojos y miro si sigue en el mismo sitio. Se ha ido. 

Suelto un suspiro cansado, pero se corta la música de golpe haciendo que mire hacia el reproductor donde está Axel.

—No jodas...— maldigo por lo bajo antes de levantarme pero me mareo y casi me caigo al suelo, si no fuera porque Axel me coge a tiempo sujetándome de la cintura.

—Ves, no puedes ni estar quince minutos bailando porque te mareas— me regaña, le empujo separándose de mi.

—Cállate de una puta vez. ¡Porque no te vas de una maldita vez!— digo llendo al reproductor de música para coger mi mochila— ¡No puedes dejarme en paz! ¡Tienes que seguir aquí!— gruño molesta colgándome la mochila en el hombro.

—¡No, no puedo verte así! ¡Joder Teresa no te ves!— dice acercandose a mi frustrado, pero levanto la mano en señal de que se detenga

—Si que me veo. ¡Pero no puedo! ¡Joder! ¡No duermo! ¡No puedo dormir!— sollozo rompiendome después de todo este tiempo sin echar una mísera lágrima— No puedo hacerlo…

—Teresa, dejame ayudarte. Puedo hacer que pare— dice seguro, pero yo niego con la cabeza con una sonrisa amarga

—Tu eres el culpable… Todas las malditas noches tengo la misma pesadilla— digo con amargura secándome las lágrimas con el dorso de la mano— Tu eres mi pesadilla.

—Teresa déjame ayudarte...— me pide abrazándome con delicadeza, pero le intento empujar con todas mis fuerzas al recordar lo del despacho.

—No me toques. ¡No me toques!— grito furiosa soltandome de sus brazos con la respiración acelerada—Solo quiero que desaparezcas, y contigo todos los recuerdos. Porque me estás matando poco a poco— digo llevándome la mano al pecho al notar las malditas palpitaciones.

Pero no entiendo, esto no tendría que pasarme… Me he tomado la pastilla…

Gimo de dolor al notar un dolor punzante por todo el cuerpo, haciendo que Axel venga corriendo hacia mi.

—Teresa, Teresa. Mírame. qué te pasa— dice cogiéndome por la cintura, pero cierro los ojos por el dolor que no cesa.—Te voy a llevar a la enfermería— dice cogiéndome en brazos y saliendo corriendo de la sala de baile. —Te vas a poner bien, mi ángel.

(...)

 

—Es imposible…

—Alfa, se lo aseguro. Esta chica, no se como es posible. Pero, ella… Ella es…

—No. Es imposible, ella no puede serlo. Sal de aquí

—Como diga.

Gruño dolorida y confundida por la conversación que he escuchado. 

¿Estaban hablando de mi?

Dolorida, abro los ojos y de inmediato me doy cuenta de que estoy en mi habitación, todo está como estos dos últimos meses, hecho un maldito desastre.

Me incorporo, llevando la mano a mi cabeza. Dios, parece que me va a explotar… Cuando me voy a levantar, la puerta se abre con cuidado y entra Axel, con una pequeña mochila.

—¿Qué me ha pasado?— le pregunto con una mueca por el dolor de cabeza.

—No saben lo

—Más bajo por dios— gruño tapandome los oidos y cerrando los ojos—No grites, me duele la cabeza.

—No estoy gritando, Tessa.— dice lo más bajo que puede mientras deja la mochila en los pies de la cama— Lo que estaba intentando decirte, es que los médicos no saben lo que te pasa…

—¿Cuánto llevo dormida?

—Casi una semana, pero no te preocupes— se explica rápidamente al ver mi cara— Te he traído unas cosas, esto te quitará el dolor de cabeza y la sensibilidad al ruido— dice sentandose a mi lado para sacar un par de botes de la mochila.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.