Mi ángel de ojos azules

XXX. La visión

Me giro temerosa de lo que voy a ver y en efecto comienzo a temblar al ver a Axel ensangrentado con heridas prácticamente por todas partes y con la respiración pesada y acelerada. Bajo la mirada hacia el chico que yace muerto en el suelo debido a que tiene el cuello partido.

—¿Estas bien?— me pregunta Axel agarrandome el brazo, asiento sin dejar de mirar al chico. —¿Segura?

—Era un crío…

—Tess, ha intentado secuestrar te para que te matasen luego..— confundido me acuna el rostro con sus manos.

—Por coacción, su mujer...— murmuro mirando sus ojos.

—Tess, cualquiera en su lugar diría la más vil mentira— murmura apoyando su frente sobre la mía.

—Estas lleno de sangre...—digo cambiando de tema.

—No es nada

—¡Eileen!— me llama mi hermano entrando a la habitación muerto de miedo— Gracias a dios….— dice abrazándome con fuerza

—Estoy bien— murmuro al ver que no me suelta

—Lo se, pero apestas a él.— murmura molesto

—Tengo ganas de transformar me y poder oler tanto como vosotros.

—A veces no desearías tenerlo— dice mi hermano intentando matar con la mirada a Axel.

—¿Qué haremos ahora?

—Nos iremos, y no hay tiempo que perder— dice serio, miro a Axel pidiéndole que venga con la mirada, pero este mira hacia otro lado.

—Nos dejas un momento a solas— le pido a Ed

—Eileen, tenemos que marcharnos ya. Es peligroso

—Será solo un par de minutos, bajaré en cinco minutos. Por favor…

—Vale—dice entre dientes saliendo de la habitación junto a Dim

—No voy a ir contigo

—Axel, les has escuchado. Han dicho que les habías traicionado, no puedes volver ahí.— digo abrazándole notando cómo las ganas de llorar aparecen.

—Tengo que hablar con él— dice serio, abrazándome de vuelta.

—No me dejes de nuevo...— le pido notando como las lágrimas poco a poco vuelven a caer. —Axel…

—Es mi padre. Jamás me haría daño.— dice convencido intentando soltarse de mi agarre.

—No, no te vayas. Axel, por favor...— sollozo cuando me suelta. 

Le matará.

—Tess, no lo hagas más difícil— me pide yendo a la puerta.

—Si te vas, no quiero que vuelvas— murmuro secándome las lágrimas

—Te quiero Tess…

Me levanto sudando de mi cama en la casa de Nicolae. Y como estos últimos días, me levanto envuelta en sudor, con demasiado calor después de soñar siempre con lo mismo.

—Joder, olvidate de él— gruño furiosa antes de comenzar a llorar como todo un bebé.

Estoy harta de esto.

—Leen...— murmura Andrea entrando a la habitación que gracias a los rayos de luz que pasan por entre las cortinas consigue ver algo— Otra vez el sueño…— pregunta. Aunque ya sabe la respuesta, asiento dejando que me abrace.

—No quiero tener más ese sueño— murmuro contra ella.

—Lo se… Tal vez sea porque se acerca la transformación… No entiendo mucho sobre lobos, pero según he odio se ponen muy raros y nerviosos.

—No se, yo solo estoy agotada, tanto entrenamiento me está quitando todas las energías…

—Me imagino… Todo lo que aprenden los cachorros normales en un año tu lo estas aprendiendo en una semana… Pero tía, hoy es el día. Hoy es..

—¡Eileen a entrenar!— grita mi hermano entrando a la habitación como Pedro por su casa y ya de paso abre las cortinas dejando que entre toda la luz de golpe.

—¡Joder Ed, avisa!— gruño furiosa y sorprendiéndome del tono al igual que Andrea que me mira como si tuviera tres cabezas

—Ya era hora que te saliera el tono de alfa.— dice caminando hacia la puerta, pero se para y se gira con una sonrisa burlona—Ah por cierto, feliz cumpleaños hermanita— dice burlón antes de salir y cerrar la puerta.

—Maldito me ha jodido mi felicitación— sisea intentando matarle con la mirada a través de la puerta— Bueno, hagamos como si tu hermano fuera una persona civilizada. 

—¡Te he oído!— grita desde abajo divertido.

—¡Me da igual!— grita ella haciendo que ambos hermanos nos pongamos a reír— Malditos oídos sobrenaturales.

—Si, aquí intimidad no hay nunca— digo divertida al recordar como cuando Nicolae se fue un par de días a la capital a hacer unas gestiones. Uno de esos días, a Andrea se la ocurrió traer a su novio, y mi hermano como tocapelotas que es, se paso todo el día mandándoles callar.

—No me lo recuerdes— dice burlona mientras me cambio a los leggings y la camiseta de deporte que me dejo

—Odio llevar ropa prestada— murmuro girando a verla

—Pues tranquila, porque tienes un montón de regalos abajo. ¡Feliz cumpleaños!— dice cantarina haciendo que me ría

—No hacía falta regalos…

—Necesitas ropa nueva y tuya. Y yo necesitaba comprar algo para quitarme los nervios de encima— dice divertida— Baja, dalo todo y tarda poco. Hay que prepararse para la noche.

—Si… Intentaré acabar lo antes posible— digo antes de darla un beso en la mejilla y salir casi corriendo escaleras abajo. —¡Ya voy!

(...)

—¡Voilá! Menuda obra maestra— dice separándose de mí dejando la brocha en su cestito para luego coger un espejo de mano y dármelo.

De inmediato me quedo maravillada con las sombras marrones que definitivamente resaltan el azul de mis ojos. Y ya ni hablar del delineado negro que los adorna dandome una mirada más rasgada.

—Tía, cuando pensaba que no podías hacerlo mejor, vas y lo haces— murmuro anonadada a la par que me levanto a abrazarla— Subes la moral a cualquiera con estos maquillajes— digo divertida.

—¿Que te suba la moral?¿A ti? Tu eres tonta, eres la tía más guapa y despampanante que hay sobre la tierra, así que no digas bobadas— dice devolviéndome el abrazo—Ahora el vestido. Aunque la celebración es una cosa bastante ¿íntima? vamos que la situación no da para más— dice divertida—Ya sabes… Pero quería que tuvieras el vestido más bonito y que gritase tu nombre, creo que lo he conseguido...— dice rebuscando en el armario antes de sacar un vestido negro de corte de sirena no muy exagerado.




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