Mi ángel de ojos azules

XXXIV. Ataque

Hoy es el día.

Hoy es el día. Hoy es el ataque, podré ver a Axe y sacarle de ahí si todo sale bien...

—Leen, tranquilizate y deja de moverte que vas a acabar poniéndome nervioso— me regaña mi hermano sacándome de mi sueño. Me quedo quieta y miro a mi alrededor. Estamos casi en los límites de la manada de la zona sur, faltan un par de metros para llegar.

Miro a los hombres y algun par de mujeres vestidos con ropas negras como las mías. Seremos unas ciento cincuenta personas más o menos, pero en la manada de Axel son unos pocos más lo que nos pone en desventaja. Pero con la ayuda de los vampiros que todavía no han llegado nos dará ventaja.

—Todo saldrá bien...— murmura Ivar en mi oído, asiento nerviosa y miro a los alfas que están hablando con el hombre que hace dos días me dijo donde podría estar Axel. 

—Leen— me llama mi hermano desde ese corrillo que han hecho, rápidamente me acerco intentando parecer lo más serena posible.

—¿Si?

—Estamos recordando todo, David, puedes continuar— dice mirando al hombre, que ya se que se como se llama. Este me mira un momento y asiente

—Bien, lo que estaba diciendo es que entraremos por la zona sur, iremos limpiando todo en línea, ninguno de los alfas puede adelantarse con su pelotón, ya que se pondrían en peligro tanto a ellos mismos como a los demás. Cuando lleguemos a la zona centro, un puñado de hombres, la alfa moonlight y su hermano, nos adelantamos para llegar a esta casa. Una vez entren ellos tres, el pelotón quedará luchando en los alrededores de la casa. El resto, ya habremos acabado con la mayoría, por eso nos dividiremos, uno irá al noreste y otro al noroeste. El del noroeste vendrá a nuestro encuentro para darnos apoyo. Si no salis en media hora, tendremos que irnos...— dice levantando la mirada, asiento dándole a entender que le entiendo y vuelve la vista al mapa— Tras su salida, noroeste y noreste se reunirán en el norte, para luego continuar su bajada al centro. Donde informaremos de la caída de la manada.

—Y diremos que la dinastía Moonlight ha vuelto de entre las cenizas para estar al cargo de nuevo como debía haber sido siempre— dice uno de los alfas el resto asiente de acuerdo.

—Semanas más tarde, para dar tiempo a que nos recuperemos daremos la reunión para establecer la forma de gobierno...— dice mi hermano al ver que no digo nada.

—Alfa, los vampiros ya han llegado— avisa uno de los lobos, me giro y veo a Nicolea detrás del chico.

—Por fin llegais, pensabamos que nos habíais dejado tirados— dice divertido mi hermano haciendo que nicolae se ría.

—Eso nunca. ¿Nos ponemos en marcha ya?— pregunta llevando su mirada a mi, asiento y vuelvo la mirada a los alfas.

—Preparar a vuestros hombres..

—Si, alfa—dicen todos a coro, antes de ir a sus pelotones. Tomo aire y miro a Ed.

—Lo estás haciendo bien, Leen. Tranquila...— dice con una sonrisa, asiento y miro hacia donde esta la manada.

Faltan minutos para volver a verle…

Tras la vuelta de los alfas, comenzamos con la marcha transformados en lobo para poder tener ventaja en la lucha y corremos por el bosque a toda velocidad esperando llegar a la manada.

Por el rabillo del ojo veo a un hombre que nos mira sorprendidos, pero de inmediato acaba en el suelo con un lobo encima. Sin mirar atrás sigo corriendo con mi hermano a mi lado hasta llegar al comienzo de la manada.

En las calles hay mujeres, niños, y hombres. Algunos de los últimos se aproximan a atacarnos, por lo que les atacamos de vuelta.

Comienza la lucha.

La sirena de alarma comienza a sonar avisando a la gente de un ataque, a la par que al par de minutos más tarde más hombres vengan a atacarnos.

Corro hacia uno de los lobos que se iba a tirar sobre mi hermano y le tiro al suelo a la par que le muerdo el cuello clavando mis colmillos en la yugular.

Vuelvo la vista a los nuestros, y no parece que haya caído nadie, mientras que de los de la manada hay muchos en el suelo heridos o muertos. Mi hermano está luchando contra un lobo, al igual que la mayoría de los lobos. Justo cuando vuelvo la cabeza alguien se me tira enzima gruñendo e intentando morderme, pero consigo esquivar el mordisco, pero no el golpe que me da con la pata delantera en el costado. 

De inmediato le gruño furiosa y me lanzo encima suya enzarzandonos en una pelea en la que después de un par de minutos, acaba él en el suelo con una herida grave en la pata por un mordisco y con un arañazo en el abdomen del que sale sangre casi a borbotones, mientras que yo acabo con un arañazo en la pata.

Por el rabillo del ojo veo a mi hermano ir hacia el norte, es el momento de ir a la casa. 

Enseguida corro hacia él y hacia el pequeño pelotón que nos despeja el camino hacia la casa. 

Me transformo de nuevo en humana sin importarme estar desnuda y con el corazón en un puño me encamino hacia la casa.

—Espera, ponte esto— dice Ivar cogiéndome del brazo, y con la otra mano tendiendome una camiseta negra

—Gracias— murmuro poniendomela.

—Media hora— dice el David como dios le trajo al mundo, haciendo que me sonroje como nunca.

Estoy rodeada de tíos desnudos.

—Leen—me llama mi hermano que gracias a dios lleva unos pantalones que  no se de donde ha cogido.

—Voy— digo rápidamente

—Tu ponte esto— dice tirándole a Ivar unos shorts que coge al vuelo—Tendrás que acostumbrarte a ver a la gente desnuda, es más común en nuestro mundo que en el de los humanos— me explica, asiento avergonzada y cuando ivar llega a nuestro lado entramos a la casa, la cual parece estar desierta. 

—No hay nadie...— murmuro, al entrar y ver todo ordenado y limpio, con comida encima de la mesa pero sin ver a nadie. Al ver unas escaleras que bajan a la planta baja me acerco de inmediato, pero un hombre sale de la nada y se me lanza encima.




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