Narra Axel
—¡Para!— grita mi tess desde arriba y de solo recordar a mi hermano sobre ella hace que se me acelere la respiración y mis garras salgan a la luz.
—No servirá de nada— dice Edmon sentando en el suelo lo más alejado de Andrea la cual tiene la vista perdida mientras se abraza sus piernas.
—No puedo evitarlo, cada grito suyo me arranca el alma— gruño golpeando las rejas que nos mantienen encerrados en un agujero oscuro y lleno de ratas debajo de la casa.
—Debes guardar energía. Traerán a las manadas, a todas, para que juren lealtad.— dice tapándose la nariz y frunciendo el ceño apartando la mirada de Andrea la cual sigue inmóvil desde que me trajeron aquí.—Vendrán las que estaban a nuestro favor, y nos ayudarán al igual que los vampiros...
—Andrea...— murmuro acercándome a ella, pero en cuanto la toco saca los colmillos a modo de defensa.
—No me toques, todos vosotros sois unos asesinos— sisea furiosa.
—Andrea, sabes que yo no, te conozco desde que tenías
—Te ha dicho que no la toques— gruñe Edmon avisandome. De inmediato me levanto y levanto mis manos en son de paz.
—Solo quiero ayudar— le explico, pero el que esté desnudo creo que no ayuda.
—Alejate de ella— me advierte con los ojos azules brillando en la oscuridad. Me alejo de ella justo cuando los gritos cesan.
—Por la diosa— murmuro sentándome contra la pared al volver a oírla gritar.
—Será una noche larga…
—Maldita sea— murmuro al escuchar sus gritos, sin poder evitarlo comienzo a llorar en silencio escuchando cada grito de mi tess sintiendo en mi propio cuerpo su dolor.—Por la diosa juro que lo pagarán, mi ángel— susurro para mí.
(...)
—Vosotros levantaros— dice un guardia el cual tiene a varios hombres detrás suya para que nos controle.
Edmon y yo nos levantamos, pero Andrea sigue en su mundo por lo que Edmon va a ayudarla, tras decirla algo, asiente y se deja ayudar por él.
—Tu ponte esto— dice uno de los hombres tirándome una bermuda que está destrozada. Me la pongo y tras ello, salimos de la celda tras una semana ahí dentro.
Subimos las escaleras y la luz nos golpea en la cara en cuanto los hombres abren la puerta.
—¿A dónde vamos?— les pregunta Edmon, pero ninguno nos contesta. Cuando salimos, tenemos que pararnos un momento para acostumbrarnos a la luz. Y cuando lo hago veo la figura de Tess a lo lejos.
—Es ella— murmuro a Ed, el cual asiente sin apartar los ojos de ella. Cuando giramos en la casa, vemos tres palos enormes de los que cuelgan cadenas y ya se lo que nos van a hacer.—Latigazos— murmuro al recordar como hace años ese mismo castigo se lo hizo mi padre a un par de Moonlights.
Cuando sopla el viento, a Tess la llega mi olor y esta se gira de inmediato dejándome ver el moretón que tiene en un costado de su rostro. La pregunto con la mirada si está bien y ella asiente dan dandome una pequeña sonrisa.
—Ya estoy aquí— dice basil saliendo de la casa, veo a Tess temblar levemente cuando la abraza por los hombros— Atarlos— les ordena a los hombres.
—Que les vas a hacer— pregunta tess nerviosa, pero poniendo su mano sobre su pecho haciendo que tenga que apretar los puños.
Se que es mentira, pero actúa demasiado bien...
—Castigarles por lo que hicieron, tras eso les anunciaremos la notica— dirige su mirada hacia mí y puedo ver claramente su diversión.
—No son buenos los disgustos en mi estado— susurra Tess en su oído haciendo que frunza el ceño confundido.
Tal vez mis sospechas fueran ciertas...
—En ese caso puedes irte al interior— dice mi hermano con una pizca de devoción en su voz.
—Quiero estar contigo, Basil… Hazlo por nosotros…
—Son órdenes de mi padre, sabes que tengo que hacerlo— la explica, cuando el aire sopla el aroma de Tess me golpea haciéndome ronronear inconscientemente.
Lo sabía.
—Darme el látigo de púas.— ordena mi hermano antes de acercarse— Tu, Axel, sabes como va esto, será mejor que se lo expliques tú a tus amigos— dice divertido detrás mía.
—El castigo dura una semana, durante ese periodo, nos traerán todas las tardes y nos atarán aquí. Cada día, uno de los tres recibirá cincuenta latigazos.— explico agarrado las cadenas, sintiendo como Tess se pone nerviosa— El castigado se ofrecerá voluntario, pero cuando no se haga, los tres tendremos que pelear para que uno caiga, ese será el azotado.
—Perfecto hermanito, veo que lo recuerdas a la perfección— dice divertido al escuchar los gruñidos por parte de Ed— ¿Voluntario?
—Yo— decimos Edmon y yo a la vez. Giro la cabeza para mirarle sorprendido, aunque bueno no creo que quiera que castiguen a Andrea.
—Seré yo— digo con decisión
—Si insistes— dice con falsa lastima antes de azotarme. A pesar del dolor, me mantengo inmovil y no hago ningún ruido.
Tras los diez primeros latigazos, Andrea comienza a sollozar y a emitir pequeños gritos con cada uno de los golpes. Sin embargo yo sigo igual, inmovil y callado.
—Deja atrás el orgullo Axel, no servirá de nada— dice divertido antes de volver a golpearme— Si intentas mostrar tu hombría delante de Eileen, de nada te servirá. Ella es mía ahora— dice golpeándome de nuevo, pero no emito ningún sonido, no le daré dicha satisfacción.
—Basil, ya es suficiente— le pide Tess
—¡Yo diré cuando es suficiente!— ruge, cuando giro la cara y veo a Tess en el suelo, de mi garganta sale un gruñido que hace que Tess me mire con los ojos empañados.—¡Sigues preocupándote por él!— ruge mi hermano, haciendo que Tess se encoja asustada.
—Sabes que no-o. Sol-o-o se me está revolviendo el estómago, no puedo verlo más— se explica asustada, tiro de mis cadenas con fuerza intentando soltarme, pero es imposible.
—¡Pues vete!— la ordena haciéndome gruñir de nuevo, pero vuelve con los latigazos y está vez son más fuertes.