Mi ángel de ojos azules

Capítulo XXXLII. Un monstruo sediento de sangre

 

Narra Axel

 

—Axel, es la hora— susurran en mi oído, para despertarme. De inmediato abro los ojos notando mi visión agudizada. —Ha venido antes Samuel a abrirnos— me explica al ver que no hay ningún ruido. 

Me levanto notando mis colmillos fuera y sin hacer ruido vamos a las escaleras.

—Llevala a un lugar seguro— le susurro a Edmon, antes de salir.

—Andrea, ven conmigo— la pide dirigiéndose con ella hacia el bosque en total silencio. 

Camino con cuidado intentando no hacer ruido, pero al ver a casi cincuenta lobos colocarse en la linde del bosque, sonrió satisfecho. Entre ellos, sobresale un hombre que de inmediato identificó como Ivar, el cual me saluda con un gesto de cabeza al cual correspondo de igual manera. 

Antes de que comience la lucha, escalo hasta el balcón de la habitación de Tess, y cuando la veo todavía allí me quedo congelado. 

Samuel no ha podido sacarla…

Con cuidado abro la ventana, pero ella estaba esperando a Samuel, por lo que se incorpora un poco para mirar qué pasa. De inmediato le hago un gesto para que se calle y me acerco a la cama donde se hallan ella y mi hermano. 

Rabioso le agarro del cuello con fuerza despertadole de inmediato, pero no le da tiempo a hacer nada ya que me coloco sobre él soltando un gruñido gutural.

—Te dije que te mataría, y siento decirte que ha llegado tu hora— siseo apretando con más fuerza, clavando mis garras en su cuello haciendo que la sangre comience a salir por las heridas.

—Maldito— dice intentando quitarme de encima suya, pero soy más fuerte que él por lo que no puede hacer nada. Aprieto con fuerza notando mi sangre hervir, pero la mano de Tess en mi brazo me hace mirarla confundido.

—Déjame a mí— dice haciendo reir a mi hermano.

—Aunque me mates no podrás olvidarte de mí, mi hijo será mi regalo para ti— le pego un puñetazo aturdiendo le y le pongo de rodillas frente a ella.

—Una pena que el bebé no sea tuyo...— divertida pone sus manos en su cabeza.

—Mentira—gruñe intentando soltarse pero mi agarre es demasiado fuerte

—Es mio, eres tan estúpido que no te has dado cuenta que todavía huele a mi— gruño clavando las garras en su pecho haciendole gruñir a la par que los nuestros atacan las casa.

—Hasta nunca Basil— dice antes de partirle el cuello. Suelto el cuerpo sin vida de mi hermano, y no pierdo el tiempo en coger a Tess en brazos y dirigirme al balcón.

Tengo que ponerlos a salvo.

—No, tus hijos. Hay que sacarlos de aquí— dice preocupada, recordándome que mis hijos están aquí también. Asiento y la suelto dándome cuenta de que la he manchado de sangre.

—Espera— la digo cogiéndola del brazo atrayéndola hacia mí para besarla con cariño y devoción— Hoy soy el monstruo tess, no me pidas no serlo.— la aviso apoyando mi frente sobre la suya.

—No te lo pediré...— susurra besándome de nuevo con ferocidad, antes de separarse de mí y encaminarse a la puerta sacándome una sonrisa.

—¡Matadlos!— gritan desde el fondo del pasillo. De inmediato suelto un gruñido que les hace girarse hacia mí.

—¡Ir por él!— les ordena uno de ellos. Levanto las manos divertido viendo como dos lobos corren hacia mi y cuando están lo suficientemente cerca pongo mis manos sobre sus caras y les tiro al suelo con un rugido feroz cuando noto la sangre en mis pies descalzos y en mis rodillas.

—¿Todo va a ser así de fácil?— gruño divertido haciendo que el chico que queda venga hacia mi. Haciendome prácticamente reir. Corro hacia él y le pego a la pared despegando sus pies del suelo antes de enterrar mi mano en su pecho haciéndole gritar de dolor, sonrió al notar el corazón bombear en mi mano, y luego, lo saco de su lugar.

—¡Papá!— grita mi hija menor, Clara, siendo arrastrada por uno de los guardias. 

De inmediato, corro hacia ella, llamando la atención del guardia haciendo que la suelte dejándome el camino libre para matarlo en un abrir y cerrar de ojos.

—Y tus hermanos— la pido agachandome a su lado, pero ella solo tiene los ojos clavados en el hombre que yace con el cuello partido— ¡Clara!— la llamo asustandola.

—Con mamá...— murmura asustada llevando los ojos de nuevo al hombre.

—Ve con Teresa— la pido, esta asiente y se levanta para ir con Teresa la cual la abraza intentando tranquilizarla. 

Olfateo el aire y me encamino a la habitación donde están mis hijos y Celia, pero debido a mi brusca intromisión me gano un puñetazo de Alan, pensando que era otra persona.

—Perdón— dice Alan mirandome sorprendido, desvio la mirada a Celia la cual está en la cama con nuestro hijo recién nacido en brazos.

—Es una niña— dice sonriente meciendo la en sus brazos, pero esa sonrisa se la borra del rostro al ver a Tess entrar con Clara.— Clara, alejate de esa— la ordena a su hija, la cual la hace caso de inmediato— Como te atreves a traer a esa furcia aquí— me recrimina haciéndome gruñir por lo bajo. 

No pienso montar un numerito delante de mis hijos. Hice mal no dejando las cosas claras desde un principio, pero era una situación muy complicada...

—Alan llevala tu. Clara, Ana encargaros de Gorka y de la niña— les ordeno antes de salir de la habitación con tess detrás mía. 

—¡Estás traicionando a tu familia por ella!— me recrimina antes de que salga.

—¿Después de lo que la han hecho pasar crees de verdad que esos monstruos tienen razón?— gruñe mi hijo, sorprendiéndome.

—¡Se merece eso y más!— grita haciendo llorar a la niña.

—Damela— la ordeno pero ella se niega encolerizada— ¡Damela maldita sea!— gruño perdiendo la paciencia y provocando que la niña llore aún más.

—¡Es mi hija!— grita aferrándose a ella.

—La vas a hacer daño, mamá— dice Clara preocupada por la bebé.

—Soy su madre,¡No defiendas al adúltero de tu padre!— dice meciendo a la bebé pero no se calla.




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