—¿A dónde iremos?— le pregunto curiosa.
—Primero, explicame a que te referías antes.— me exige serio, pisando el acelerador para salir del bosque cuanto antes.
—No te enfades… Pero, he tenido un par de visiones donde los humanos descubrían de nuestra existencia, pensé que serían más lejanas, dentro de unos años...— le explico apoyando la cabeza, recordando lo estúpida que soy por no habérselo contado antes.
—¡¿Por qué no me lo dijiste antes?!— me regaña molesto dando un golpe al volante que hace que se abolle por la fuerza del golpe.
—No sabía que pasaría tan pronto— digo mordiéndome el labio.
—Qué más has visto— me exige molesto.
—Nada más— miento rápidamente, pero este gruñe con fuerza.
—No me mientas maldita sea— gruñe molesto desviándose hacia una carretera más ancha.
—Faltan años para que pase, y a lo mejor ni pasa— digo rápidamente llevando la mano a mi vientre.
—Cuando viste al bebé... —dice conectando cabos— Que pasaba Tess, tengo derecho a saberlo, ¡es mi hija!— dice molesto y con los ojos rojos.
—Solo la ví a ella, nos estaban persiguiendo. Creo que había más gente, ya que dijimos que corrieran, solo fue eso— digo rápidamente, pero el daño ya está hecho, y está muy pero que muy molesto.
La he cagado y de lo lindo...
—Te enfadas conmigo por ocultarte cosas, y tú haces lo mismo— dice molesto.
—Perdóname, te lo iba a contar cuando viera que serían verdad— le explico recordando las voces de otras niñas.
—No me des más explicaciones— dice serio dando por zanjada la conversación y haciendo que me sienta aún peor.
Dirijo la mirada a la ventana y veo los coches pasar, durante un largo rato.
Soy una tremenda estúpida, le recrimino por algo que yo también estaba haciendo… Me giro a mirarle, está centrado en la carretera, pero se nota que está muy enfadado. No tenía que habérselo ocultado...
—¿A dónde iremos?— murmuro cuando nos adentramos en la autopista
—No lo sé— dice seco concentrado en la carretera. Miro por la ventanilla y me centro en ver los coches y las señales pasar, hasta que se desvía hacia una carretera donde sale señalizada la ciudad de San Sebastián.
—No nos quedaremos aquí. Entraré a por algo de ropa para ti y para mí y luego compraré algo de comida.— dice buscando un sitio donde aparcar cuando estamos en la zona comercial.
—Axel, no te enfades por favor— le pido notando cristalizarse mis ojos pero él no contesta, se limita a aparcar el coche en un hueco libre.
—No te muevas de aquí— dice antes de salir sin nisiquiera mirarme, haciendo que las lágrimas comiencen a rodar por mis mejillas.
Soy una estúpida, no tuve que habérselo ocultado…
Una vez calmo mi respiración y dejo de llorar, bajo la ventanilla en busca de algo de aire fresco. Miro a la gente pasar y comienzo a divagar en mis pensamientos pensando que estaría haciendo ahora si no hubiera entrado en el internado y no hubiera conocido a Axel.
Por muy mal que lo haya pasado, la verdad es que no cambiaría nada de lo que he hecho, la vida sin Axel, sería monótona. Seguramente nunca le hubiera conocido, y jamás habría sabido lo que es el amor, ya que no me habría abierto a nadie después de lo de Lucas…
Suelto un suspiro y miro a Axel caminar de vuelta al coche con un par de bolsas mientras habla por el teléfono. Abre la puerta de atrás y deja las bolsas para luego guardarse el móvil en el bolsillo y entrar al coche.
—Axel, tenemos que hablar… Yo no te tenía que habértelo ocultado, pero tu no puedes enfadarte así, solo...
—¿Qué no me puedo enfadar?— me corta molesto encendiendo el coche— Me has ocultado algo que tiene que ver con nuestra hija. Nuestra, no se si entiendes lo que digo, no es solo tuya— dice molesto conduciendo por la carretera
—¡Tú también me ocultaste que me querían matar!— me defiendo.
—A saber qué más cosas viste— dice con rabia— Si me lo hubieras dicho hubiera podido traer a mis hijos conmigo, pero no, tenías que callartelo— murmura nervioso despeinandose el pelo.—Por tu maldita culpa ahora mis hijos están en peligro— dice molesto.
—Yo no quiero que les pase nada, lo sabes bien. Estuve preocupándome de ellos desde que tu te quedaste en coma.— gruño defendiendome.
—¡Ya veo como te preocupas!— ruge molesto acelerando y adelantando un par de coches— Si así te preocupas por la gente, no se que pasaría si te dieran igual— murmura irónico.
—¡Vete a la mierda! ¡No sabía que sucedería esto! Si hubiera sabido lo que significaban las visiones, te lo habría
—Visiones, tuviste más de una...— dice con una sonrisa pero muy que muy molesto.— A saber qué más cosas me has ocultado— dice desviándose hacia la autopista.
—A dónde vamos— le exigo ignorando sus palabras.
—No creo que sea importante— dice intentando herirme
—Maldito gilipollas
—Mentirosa
—¡Hipócrita!
—¡Falsa!— grita desviándose hacia una zona de autoservicio donde hay un restaurante.
—¡Imbécil!— gruño quitandome el cinturón para salir del coche.
—Estúpida— gruñe cogiéndome de la cintura para ponerme sobre él y besarme con fuerza y molestia.
De inmediato me aparto y le abofeteó molesta con la respiración acelerada.
—No todo se soluciona con un polvo— digo pasandome de nuevo a mi asiento pero vuelve a hacer lo mismo pero esta vez sujetando mis manos en mi espalda impidiéndome moverlas
—Podríamos intentarlo— murmura antes de besarme, pero le muerdo la lengua molesta.
—Ninfómano, bipolar de mierda— murmuro antes de besarle con rabia a la par que suelto mis manos de su agarre, llevándolas a su pelo, el cual tiro con fuerza.
(...)
Nos quedamos unos minutos más besándonos con tranquilidad y con las respiraciones aceleradas.
—Me perdonas— susurro sobre sus labios mientras le miro a los ojos, los cuales están rojos.