Mi ángel de ojos azules

Epílogo

 

—Lana, astrid llevar las cosas al coche— las pido dejando las cosas sobre la mesa.

—Voy— dicen ambas.

—Mimi, cariño ve a por tu hermana— la pido quitandome el delantal.

—¡Mel!— llama a su hermana menor.

Cuando entro al salón veo a Alana con un vestido blanco precioso, y juraría que lo había visto en alguna parte.

—¿Está todo listo?— pregunta Axel cogiendo en brazos a Mella, la pequeña que hoy cumple tres añitos.

—Yo creo que sí...— digo haciéndome una coleta para quitarme el pelo de la cara, con este calor me resulta muy incómodo.

—Pues todo el mundo al coche— dice jugando con mel la cual se ríe.

—¿Mamá este año podríamos irnos de vacaciones?— me pregunta Alana.

—Sabes que es muy peligroso— dice su padre salvandome de hacer el papel de mala.

—Pero ya casi no hay cazadores…

—Siguen habiendo, es muy peligroso— dice su padre dando por zanjado el tema, pero su móvil comienza a sonar— Cojelo— me pide ya que tiene a la niña en brazos y una bolsa en la otra mano.

—¿Sì?— contesto al telefono.

—¡Dónde está la renacuaja!— dice Alan desde la otra línea.

—Y a mi no me dices nada— me quejo divertida.

—Es el cumpleaños de mi hermana, pasamela— dice divertido haciendo que ruede los ojos.

—Mel es Alan— digo dandola el teléfono.

—¡Alan!— grita emocionada haciéndome reír— Hoy es mi cumple, sabes cumplo tle años— dice emocionada haciendo reir a sus hermanas.

Cojo la bolsa de Axel y la llevo al coche mientras él monta a la peque en su silla.

—Mimi te toca atrás— dice As haciendo que suelte un gruñido en contra de la decisión.

—¡Siempre me toca a mi! No es justo— se queja.

—Es verdad, As ve atrás— digo moviendo el respaldo del asiento para que pase.

—Joder...— se queja pero finalmente entra, coloco bien el asiento para que pueda pasar el resto.

—Papi, Alan quiere hablar contigo— dice Mel tendiendole el móvil.

—¿Cómo que voy a ser abuelo?— dice sorprendido haciendo que me acerque para escuchar.

—¿Vais a tener un bebé?— digo emocionada, haciendo que las futuras tías comiencen a cuchichear.

—Si, Vero está embarazada de dos meses ya— dice emocionado.

—Me alegro mucho por ti— digo de corazón— Y tú serás un abuelo— digo divertida.

—¿Te recuerdo que tu también?—dice divertido Axel haciendo que abra los ojos sorprendida.

—Bueno futuros yayos, os dejo que celebréis el cumple de la renacuaja, recordad hacer fotos las quiero ver— nos pide divertido.

—Si, te las mandaré en cuanto volvamos— dice Axel antes de colgar.—Voy a ser abuelo—dice divertido.

—Bueno por lo menos no serás abuela con treinta y seis años, tu ya tienes tus años— digo divertida acercándome a él hasta quedar frente a él.

—Pero aparento muchos menos ¿verdad?— ronronea con una sonrisa, asiento divertida y me acerco a sus labios, haciéndome sonreír seductor.

—Totalmente verdad...— ronroneo de vuelta antes de acabar con la distancia que separa nuestros labios, besándole con deseo.

—¡Oh, vamos! ¡parar ya!— se queja Alana haciendo reír a su padre.—Pareceis dos adolescentes cachondos...—dice una vez entramos al coche.

—Esa boca— la regaña su padre con la voz ronca, un tanto molesto.

—¿Que es cachondos?— dice mella haciendo que Axel cierre los ojos para calmarse.

—Una tontería de tu hermana— digo a la peque haciendo que Alana ruede los ojos.

Pasamos el resto del viaje hasta el parque natural de Posets-maladeta, cantando y riendo con las ocurrencias de Mella, mientras Axel intenta controlarse para no regañar a Alana cada vez que ella se pasa de la raya.

Hace unos meses conoció a un chico y Axel como no, se ha empeñado en que no puede salir con él, por lo que Alana está muy molesta, y está a la gresca.

—Bueno ya hemos llegado— dice Axel reduciendo la velocidad para entrar a la explanada donde aparcan los coches de la gente que viene.

—Amie, encargate de tu hermana. El resto ayudarnos con las cosas— digo saliendo del coche y cuando el olor de los árboles me inunda no puedo estar más en paz.

—Yo llevo la nevera— dice As cogiendo la nevera donde hemos metido las bebidas.

—Lana, ayúdame con la comida— le pido dándome una de las bolsas.

—Dármelas a mí, llevar eso que pesa menos— dice Axel quitándonos las bolsas.

—Puedo con la bolsa— se queja Lana y Axel le da una de las bolsas sin ningún miramiento.

—El lugar está lejos, tú verás— la advierte pero ella se va con la bolsa.

—No deberías prohibirla verle— murmuro para que no nos escuchen.

—No me gusta ese chico y punto.

—No te gusta ninguno

—Su compañero sí que me gustará, él la protegerá y no la dejará. Esos niñatos humanos no saben ni lo que quieren— dice seguro.

—Si es que le encuentra...— digo con una mueca, la mayoría de los nuestros siguen en los centros de reclusión…

—Tendrá que esperar— dice simple.

—Tú a mi no me esperaste— digo defendiendola.

—Eso es distinto y lo sabes— dice ofendido.

—No te lo he dicho a malas, Axel— digo rápidamente cerrado el maletero, pero él sigue caminando para guiarnos al sitio donde haremos el picnic.

Ya está enfadado…

Una vez llegamos a una mesa apartada de las demás, dejamos todo sobre la mesa y mientras las niñas juegan corriendo y gritando, Axel y yo preparamos la mesa.

—¿Estás enfadado?— le pregunto mordiéndome el labio.

—No —dice serio, sin mirarme.

—Axel… No te enfades cariño, que es un día especial— le pido abrazandolo por la espalda, relajandole.

—Alana me tiene harto— dice cansado acariciando mi manos.

—Se la pasará, pero tú deberías darla un poco de manga ancha...— murmuro besando su espalda.

—El tiempo ha pasado tan rápido...— murmura dándome la vuelta para poder abrazarme.




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