Mi ángel de ojos azules

Capítulo XX // Extra Axel

 

Capítulo XX Extra Axel

 

 

Narra Axel.

 

Con la respiración algo acelerada, corro por el bosque, siguiendo su rastro, sabiendo que cerca de aquí hay un rogue, le huelo.

Y él seguramente me haya olido a mí.

Corro durante un par de minutos, alejándolo de ella, rezando a la diosa porque no haya otro y puedan oler mi olor en ella.

Aunque sus ojos la noche en la que desapareció…

Creí que jamás vería ese color en los ojos de alguien, pero mucho menos creí que se los vería a ella.

Un gruñido fuerte, hace que me gire hacia el rogue y me lance a atacarle, escuchando en mi recuerdo la risa de mi compañera mientras la besaba en mi forma de lobo, en esta misma forma en la cual destrozo el cuello del rogue en menos de diez segundos con los largos y grandes colmillos que tengo.

Un asesino.

Eso es lo que soy en mi forma de lobo. Una máquina capaz de matar a cualquier otro lobo, o incluso a cualquier vampiro.

Pero ella.

Ella me ha hecho comportarme como un cachorro.

Al principio huyó de mí, y se subió a un árbol, cosa que me enfureció, pero recordé que no podía reconocerme, y mejor que no lo hubiera hecho.

Me odia.

La fallé.

Todo para protegerla de mi mundo, para mantener la fachada.

Pero ahora sé que mi mundo es suyo, ella tiene un pasado entrelazado de la peor manera posible con el mío. Nuestras familias…

Desde que vi sus verdaderos ojos, no he hecho más que pensar cómo demonios protegerla de la promesa que yo mismo hice, al igual que toda mi familia.

Matar a todos los Moonlight.

Y ella… Mi pequeño ángel…

Llevo una semana entera encerrado en la cabaña, desde que se fue he estado fuera de control, y la otra mitad del tiempo he estado pensando cómo protegerla.

Hasta que tuve que venir aquí por un dolor punzante en nuestro lazo de compañeros.

Las pesadillas con lobos.

Por la mirada aterrada la primera vez que me vio. Tal vez yo sea uno de esos lobos que la persigue en sueños.

Pero no habría manera de que yo le hiciera daño. No como mi familia.

Mi padre y mi hermano…

Tengo que protegerla de ellos.

Tal vez que me haya visto con Celia en esa asquerosa situación fuera lo mejor. Para apartarla de mí, aunque la haya destrozado.

Porque lo ha hecho, la ha dañado en lo más profundo. Ha adelgazado mucho, y sus ojos apenas brillaban, aunque sonriera.

Ha sido muy egoísta quedarme escuchando lo que decía sobre nosotros, oírla decir que era una idiota por amarme…

Jamás me dolieron tanto unas palabras.

Ella realmente se arrepiente de haberse enamorado de mí, de haber estado conmigo.

Sin poderlo evitar, aulló sabiendo que ella me escucha. Y en ese largo aullido, saco todo lo que siento, mi amor por ella, mi arrepentimiento, mi dolor, y mi promesa de protegerla con mi vida si fuera necesario.

Y aúllo durante un largo minuto, recordándola tumbada en la tierra cubierta de hojas naranjas y marrones, conmigo sobre ella en mi forma de lobo, mientras la besaba sin poder evitar no hacerlo.

Mi pequeño ángel…

 

asdasd.png

 

¿Vendrá?

Nervioso, me mantengo agachado junto a un arbusto, ya que, si me viera alguien, sería un gran problema, ya que bueno, en esta zona no hay lobos, y mucho menos uno que mida casi lo mismo que un humano, así que tengo que tener cuidado si no quiero llamar la atención.

Ayer Tess fue cuando vino, y estuvo conmigo, y no sé porque tengo la estúpida esperanza de que hoy vendrá, de que la podré volver a ver. Pero llevo horas esperando en el mismo lugar que ayer, pero no viene nadie.

No va a venir…

Inquieto de estar tanto tiempo quieto, muevo mis grandes patas, acomodándome en el suelo, y mirando y mirando el camino por el que vino, pero no aparece mi ángel.

—¿Peludito? —la escucho decir, tras unas horas, haciendo que mis orejas se alcen, y me mueva, un poco, para ver mejor—Peludito—me llama, bajito, justo en el momento en el que aparece por el camino frente a mí, haciendo que mi cola se mueva involuntariamente de un lado para otro.

Que hermosa es…

Contento de que haya venido, me levanto, haciendo que su vista se vuelva hacia mí, y que sonría, acercándose rápidamente hacia aquí, mientras que yo salgo tras el arbusto, sacudiéndome todas las hojas que tengo en el pelo.

—Hola, peludito—dice, acariciando mis mejillas, mirándome a los ojos con diversión, al ver mi peluda cola moverse.

Parezco un cachorro, pero me da igual.

—¿Llevas mucho tiempo aquí? —me pregunta, quitándome una hoja del pelo, a lo que pestañeo dos veces, aunque sea mentira.

Prácticamente he pasado la noche aquí, y todo el día, pero ella no tiene por qué saberlo.

—Tenía ganas de verte—dice, acariciándome la zona entre mis orejas, haciéndome ronronear, y que ella ría. —¿Te gusta? —un pestañeo.

Todo lo que venga de ella me gusta.

—Ven— dice, caminando hacia una zona apartada del camino, y poco visible desde él, antes de sentarse contra un árbol, y golpear el suelo, a lo que rápidamente me tumbo a su lado, con la cabeza sobre sus piernas. —Mimado—dice divertida, acariciándome.

Quiero estar así toda la vida.

—Me he traído un libro, es un poco raro, pero no me juzgues—dice, al cabo de varios minutos, sacando un libro que reconocería en cualquier lado.

Mitos y leyendas.

¿Qué hace con ese libro? ¿Cuándo lo cogió de mi despacho?

—Antes de que me mires como si estuviera loca, sé que todo lo que dice el libro es mentira—dice, convencida, haciendo que la mire detenidamente—No existen ni los vampiros, ni los brujos, ni los hombres lobo, lo sé. Pero por alguna razón un pesado me mandó unas cartas diciendo que este libro era importante…—me explica, haciendo que piense de inmediato en quien puede ser.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.