Mi Ángel Negro [serie Arévalo #6]

Capítulo 6

Don José

Observé a Damien, él suspiró y miró a mi hija a los ojos.

-Nina, no quiero verte preocupada ni triste,no es bueno para tu salud, yo...- se paso las manos por el pelo - Si tu deseas cumplir la voluntad de tu padre, estoy de acuerdo en que nos casemos.

Mi hija estaba sorprendida y cuando abrió la boca, la interrumpi porque conocía lo que significaba el gesto de fruncir el ceño y tomar un mechón de cabello entre sus manos y enrrollarlo en uno de sus dedos, pondría objeciones.

- Gracias muchacho, me hace feliz morir y que mi hija quede protegida - ella cerró la boca molesta, pero la vi suspirar - Como no sé cuanto tiempo me queda..yo - puse mi mano en el pecho y tosi un poco, vi la mirada de preocupación en Nina - Les pido que se casen pronto.

- Papá eso lleva tiempo... - le objeté con una sonrisa pero luego puse una cara de dolor.

- Ya tengo todo listo - ella entrecerró los ojos y me miró.

-¿Cómo así papá? - me di cuenta que había metido la pata así que gane tiempo y empecé a toser.

Damien se apresuro a darme un vaso de agua.

- Nina, yo tenía la esperanza que algo pasara en tu vida... - bebí agua - Falta la información de Damien así que creo a lo sumo serán unos tres días.

Nina era muy inteligente, pero hice un poco mas de escándalo con la tos.

- Necesito descansar, no me siento bien, por favor Damien lleva a mi hija a su cuarto, ella no puede bajar las escaleras - cerré los ojos.

- Esta bien papá, tu ganas me casare con Damien - se dio la vuelta y comenzo a andar, Damien me miró a los ojos y me susurró de modo que Nina no escuchará.

- Fue peligroso exponerla a esta situación pudo tener efectos graves.

- Confío en tu palabra muchacho y me dijiste que ella estaba bien así que hice mi jugada confiando en tu veredicto, eres mejor que Lucas.

- No lo soy, no termine la especialidad y usted lo sabe - se dio la vuelta y se apresuro para alcanzar a mi hija.

Puse los brazos detrás de mi cabeza y espere.

Escuché los pasos en mi cuarto de baño y las vi ahí de pie mirandome molestas.

- Pudo matar a nuestra hermana - le sonreí a Lena.

- Todo estaba bajo control.

- ¿Porqué Damien? No sabemos nada de él - Elena esperaba la respuesta.

- Yo lo sé todo de él y les aseguro que es un buen candidato para Nina - ambas fruncieron el ceño -Jamás se dejen llevar por un comentario, el muchacho es bueno, es un Arévalo auténtico, Nina es mi tesoro y jamas se la daría a cualquiera.

- Queremos saber - negué y las miré.

- Di mi palabra que nadie de su familia  sabría lo que averigüe, Damien Arévalo es un buen hombre y deben confiar en mi.

- Es la oveja negra - me senté en la cama y miré a Elena.

- Quizás eso crean por las circunstancias que han rodeado a Damien, pero él era una oveja en medio de lobos rapaces que lo llevaron al matadero, muy pronto sabrán la verdad y se darán cuenta que el hombre que elegí para su hermana es el mejor.

- Bien, confío en su palabra - Lena miró a mi doctor con el ceño fruncido - Realmente él esta bien.

Eduardo sonrió y le respondió.

- Tiene mejor salud que todos nosotros aquí presentes - guardo sus instrumentos en su maletín y se despidió de nosotros.

- Lena, debemos irnos.

- Damien no puede vernos - me gustaba esa chica era fuerte, inteligente y sobre todo muy protectora con su familia, cuando supe su historia entendí porque peleaba por los suyos, ella crecio sola, sin afecto, todo por culpa de Gastón Clark.

- ¿Qué han sabido de su padre? - Lena se tensó y bajo la mirada.

- Gastón pasará muchos años por intento de tráfico de personas, secuestro - Elena se encogió de hombros - Es una lastima que él sea nuestro padre.

- Ustedes son más parecida a la familia de su madre, son más Evans que Clark, miren a Antonieta una belleza a sus cincuentena y dos años - sentí dos pares de ojos mirándome intensamente.

- Vaya don José, así que con la tía Antonieta, yo de usted me apresuro porque es muy perseguida - me tensé y miré a Elena, me gustaba Antonieta y no permitiría que otro se la llevará, sabía que era correspondido, pero por pensar en cómo casar a Nina, no la había llamado.

- ¿Quién es?- Elena se miró las uñas y contesto de lo más casual.

-Un viejo amigo de la familia y creo que en su juventud fue pretendiente de mi tía, él esta decidido a casarse con ella - me levanté como un resorte de la cama y busqué mis zapatos, iría a ver a Antonieta, comenzaría mi campaña por conquistarla.

- Alto ahí - frunci el ceño al sentir la mano de Lena sobre mi pecho - Se supone esta enfermo con una pata en la tierra y la otra donde quiera que le toque ir - enarque una ceja, esta diablilla no me mandaba al cielo - Asi que acuestese - me pase la mano por el pelo -Creo Don José Santos que esta vez usted es prisionero de su propia trampa - la miré molesto al verla sonreír - Enamore a mi tía a la antigua, con cartas de amor - se encogió de hombros y la vi recoger su bolso, ambas hermanas se miraban a los ojos y sonreían, esperaba no ser víctima de ese par de diablillos.

- Tome - Lena me alcanzó una libreta y un lapicero - Empiece a derramar su alma y su corazón en este papel porque de este cuarto no se mueve, si quiere que Nina se case.

Solté el aire retenido y decidí comenzar a escribir como cuando era un chiquillo, quizás para Antonieta resultaba más romántico recibir cartas de amor, eso esperaba, el par de diablos se me acercaron y depositaron un beso en mi mejilla, se marcharon con una gran sonrisa.

Por primera vez yo había caído en mi propia trampa.

 




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