Nina
Me sente a contemplar el atardecer, mi mente era un caos total, Damien era un hombre que había llamado mi atención desde que lo conocí, ¿A quién engañaba?, me sentía sumamente atraída por él, cuando nuestras manos se tocaban sentía la electricidad entre ambos y ¿su beso? fue mejor que en mi imaginación.
Me puse de pie y me dirigí al cuarto donde estaba el piano, me sente y cerré los ojos, puse toda mi alma en la música, toque con frenesí, toque una balada de amor imposible, porque sabia que Damien se casaba conmigo por el bienestar de papá.
Cuando acabe de tocar, tenía la respiración entrecortada y los ojos cerrados, escuché un carraspeo y abrí los ojos de un golpe, mis ojos se toparon con la mirada gris e imperturbable de Damien.
- Damien - él no respondió, solo se acerco sigilosamente cuando estuvo junto a mi, tomó mi barbilla y descendio para besarme con fiereza, respondi su beso con ansias, pase mis manos sobre su cuello, este beso era mejor que el primero, se separo y nos miramos en silencio.
- Regrese porque necesito hablar con tu padre - asentí - Escuché la música y me senti atraído, tocas bien - se enderezo y su rostro volvió a estar imperturbable, se giro y salió del cuarto de música sin darme una razón por su beso.
Cerré los ojos y mi mente volvió a recrear los dos momentos en que nuestros labios se juntaron.
-¿Estás bien? - abrí los ojos y me levanté emocionada al ver a mi hermano.
- Regresaste - me sentía tan feliz al abrazar a Adrián.
- Si, estando en el mar decidimos extender un poco mas la luna de miel -él tomo mi rostro entre sus manos - Veo un brillo en tus ojos que no estaba cuando me fui - mordí mis labios y lo miré a los ojos.
- Voy a casarme - sentí la tensión en el cuerpo de Adrián.
-¿Casarte? Estas loca Nina, no tienes novio - metí un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.
- Papá estuvo a punto de sufrir un infarto hace unos días - él me miró sorprendido - Él quiere antes de partir que me case para irse tranquilo -Adrián me soltó.
- Nadie me aviso sobre la salud de papá, iré a verlo -lo vi avanzar hacia la puerta pero antes de abrirla me miró - ¿Quién es él?
- Damien Arévalo.
Lo vi apretar la mandíbula fuerte y salir como un rayo de la habitación.
Me senté nuevamente junto al piano y esta vez no toque solo me quede pensando en que mi vida iba a dar un gran giro al convertirme en la esposa de un hombre que no sabia nada de él.
Don José
- Esa es la verdad Damien - él asintió - No te preocupes que yo me encargare de eso.
Él asintió y se puso de pie.
- Creo que esta enamorado de Nina o simplemente está obsesionado.
- Lo importante que a las personas que le ha estado preguntando por ti no le han dado detalles de tu vida -sonreí al ver entrar a la muchacha de servicio con una bandeja de plata, mi corazón latía acelerado porque sabia era la respuesta de Antonieta, estaba funcionado el estar enviándonos cartas, Antonieta se sentía halagada al ser cortejada a la antigua, con flores, chocolates, cartas de amor... ese ex pretendiente se quedaría con el recuerdo porque yo había puesto mis ojos en Antonieta Evans.
- No por mucho tiempo, puede preguntarle a cualquiera y pueden decirle.
- Apresurare la boda, no le daré chance a Lucas que le diga a Nina lo que averigüe para impedirla.
- ¿Por qué cree en mi?
Lo miré directamente a los ojos.
- Nunca me equivoco con las personas y cuando me mienten lo siento en los huesos - lo vi enarcar una ceja - Se que tú no eres capaz de hacer daño -- sus ojos grises se pusieron oscuros.
La puerta de mi cuarto se abrio y entró Adrián con cara de pocos amigos.
- ¿Qué mierda es esa que Nina se casa con este tipo? - cruce mis brazos y le hice señas a Damien que saliera.
- Seguiremos esta charla Damien, vete tranquilo- miré a Adrián y le hable a Damien - Ya eres parte de mi familia y peleare por ti como lo he hecho por mi hijo -Damien me miro con sorpresa, pero en un segundo se recupero y volvió a ponerse la máscara fría en su rostro, salió de la habitación y dentro de mi, me hice la promesa de que ese muchacho iba a ser libre del peso que llevaba en sus hombros.
- Buenas noches Adrián, creo te enseñe que se saluda cuando se entra a un lugar y si hay visitas se saluda - él empezó a caminar de un lado a otro.
- ¿Casarse?
- Si, casarse - cogi el sobre y aspire el perfume de Antonieta en el sobre - Tú lo has hecho y te veo feliz - Adrián se detuvo para verme fijamente.
- ¡Estaba detrás de Eloise y ahora va a casarse con Nina!
- Ya es tu mujer deja los malditos celos y céntrate en la promesa que me hiciste, así como no me equivoqué con que Eloise era para ti, así mismo no lo hago con Damien, ella necesita operarse pronto.
Adrián se paso la mano por el pelo.
- Padre... -suspiró y por primera vez reparo en mi -Dios olvide por completo que casi sufriste un infarto - sopese mi respuesta, habían cosas que Adrián no entendería aún faltaba soltarlo más.
- Me has alterado un poco Adrián, tu prometiste que no te opondrías a lo que yo hiciera por salvar a Nina y has hecho lo contrario - cerré los ojos y puse cara de sufrimiento, sentí que Adrián puso su cabeza en mi pecho y pude abrir un ojo para verlo, pero lo cerré rápidamente cuando él levantó el rostro para verme.
- Lo lamento papá, no debí alterarte en tu estado, tratare de aceptar a Damien - abrí los ojos.
- Creo que la palabra es que lo aceptaras, a mi no me vengas con que "trataré", lo aceptas y punto.
Suspiró derrotado.
- Por tu bienestar, no me opondré a la boda de Nina, pero a la primera que le haga ese tal Damien, yo le bajo los dientes de una trompada.
Sonreí pero necesitaba estar solo así que con voz lastimera me dirigí a Adrián.
- Necesito descansar, debo estar tranquilo de hecho solo entren a mi cuarto, cuando yo los llame -él frunció el ceño.