Damien
- Damien - me detuve y espere que me alcanzará Elena.
- Buen día Elena - ella se me acerco y fijo su mirada en mi.
-¿Ñodemos hablar? - pase la lengua por mis labios y asentí.
Salimos al jardín y nos dirigimos a una banca. Elena se paso las manos por su cabello suelto.
- ¿Es verdad que te casas con Nina? - suspire.
- Es verdad - ella me miró con el ceño fruncido.
-¿Por qué? - me levante
- Perdona, pero creo que es algo mío -la vi ponerse de pie y se me acerco molesta.
- Deseo saberlo Damien - frunci el ceño y me metí las manos en el bolsillo.
- Lo siento Elena, pero aunque seamos familia no tengo por que responder.
- Creo que no lo sabes, pero si tienes que responder, Nina es nuestra hermana menor - me sorprendio la noticia, no podía ser cierto.
- No es posible, Don José me lo hubiera dicho.
- No veo porque tiene que decirte, Nina no lo sabe, como sabrás ella es nuestra familia así que deseamos saber que pasa aquí.
Suspire, no podía ser cierto, las trillizas mis cuñadas, hicieron de las suyas con Adrián y ahora yo estaba en la mira de ellas.
- Nina necesita operarse y lo sabes.
- Sabes que Max era detective puedo pedirle que investigué acerca de ti - me tensé y trate de controlarme, achique los ojos y miré directamente a Elena.
- Don José el padre de Nina sabe todo de mi,si realmente quieres que ella esté bien déjanos que nos casemos - me acerqué más ellas - Y sin trucos de parte de ustedes, que no se les olvide que conozco los juegos de celos que usaron en contra de Adrián, yo no soy como él.
Elena se me acercó más.
-Prometeme que no le harás daño a Nina y yo desisto que Max te investigué.
- Elena puedes hacerlo, honestamente estoy cansado de vivir bajo la amenaza de mi pasado, creo que el daño se lo causarás a Nina, a nadie le gusta que lo dejen plantado en el altar - ella me miró con curiosidad en mi momento de debilidad, pero me puse nuevamente mi máscara.
- ¿Te han dejado plantado en el altar? - sonreí.
- No saques conclusiones por un comentario - metí las manos en mis bolsillos- Lo único que deseo es que Nina sobreviva sino se opera puede morir de infarto.
Elena se quedó en silencio un momento.
- Está bien Damien confiare en ti por que eres un Arévalo y espero para ti el honor sea lo más importante como a mi esposo, cuñado, padrastro.
Apreté la mandíbula.
- Por mi honor es que estoy aquí Elena - me di la vuelta y avance molesto, sentí una mano sujetar mi brazo.
- Lo siento Damien, pero queremos proteger a Nina.
Suspiré y la miré.
- Soy Arévalo, honro mi palabra y peleo por mi honor, Nina será mi esposa y no descansaré hasta que se haya operado y viva una vida normal - Elena cerró los ojos y escapó una lágrima solitaria de sus ojos, las hormonas por su embarazo la hacían llorar.
- Solo quiero lo mejor para mi hermana - vi esos ojos azules tristes - No nos dejas entrar en tu vida, no sabemos nada de ti Damien.
- Lo que ves es lo que hay Elena, la boda será en tres días, si desean que desista lo hago.
Ella nego.
- Está todo preparado y como señalaste, Nina sufriría al ser plantado en este caso ante el juez.
Asentí, dado que la vida de mi matrimonio era de solo dos años no había querido casarme por la iglesia, así no le quitaría a Nina la oportunidad de tener su ceromonia cuando se casara con el hombre que amará y él a ella.
Me despedí de Elena y me dirigí al lago, yo más que nadie sabía lo que era quedar plantado, la vergüenza, el dolor.
- "No seré la esposa de un hombre que es señalado, eso arruinaría mi reputación y la de mi familia"- cerré los ojos mientras las lágrimas corrían por mi rostro, esas palabras no las olvidaba.
Saqué mi pañuelo y me limpie el rostro.
Esta sería la última vez que derramaba una lágrima por ella, en tres días tendría una esposa, aunque solo de nombre porque no quería hacerle daño a Nina, ella merecía ser feliz, era tan pura, si mi pasado no fuera tormentoso sería un orgullo tenerla como mi esposa, Nina Santos, solo recordar sus labios, estremecía mi corazón.