Mi Ángel Negro [serie Arévalo #6]

Capítulo 12

- Damien, ¿Quién es? - suspiré, las trillizas estaban con Nina y yo... con Don José, mis primos y mi cuñado.

- Nadie importante - Salomón puso una mano en mi hombro como apoyándome ante las preguntas de Sébastien.

- ¿Nadie importante? Nina la abofeteó y ella es incapaz de matar una mosca - Adrián me miraba molesto.

- Calmate Adrián - Don José tomo del brazo a su hijo - Esto es asunto de ellos dos - Adrián intento soltar su brazo pero Don José lo apretó más.

- Nina es mi hermana y tengo derecho a saber quién era esa mujer que la alteró.

- Creo que esta charla esta de más, Nina esta viendo hacia acá, ella necesita tranquilidad - señaló Sèbastien.

- Dejaré la charla por ahora, pero no ha terminado - Adrián se apartó del grupo molesto.

Mis tres primos me miraban con curiosidad, pero sabía que no preguntarian.

- No olvides que en mí, tienes un apoyo incondicional - miré a Salomón y asentí. Él como yo teníamos un pasado, solo que él se había librado y ahora era padre de cinco hijos.

- Gracias - él estrecho mi mano y se dirigio a la mesa donde estaba su esposa Julieta con la madre de las trillizas.

- Yo no preguntaré, pero te aviso que Lena no te dejará en paz, Nina es su hermana menor y ella es como una leona - frunci los labios, ya conocía al trío de cuñadas que había cargado. Sèbastien después de su advertencia se marchó.

- Pensé que nunca iba a conocer a Lana - miré con sorpresa a Max - Claro que lo sé todo Damien, pero no te preocupes que no diré nada, incluso he callado ante Elena y la amo, pero es tu vida y tú compartirás tu pasado cuando estés listo  - dio una palmadita en mi espalda.

- ¿Me crees? - Max fijo su mirada gris en mi y asintio.

- Si, sé que si escarbo puedo descubrir la verdad - me pase la mano por el rostro - No lo he hecho por respeto a tu privacidad, pero si tu lo deseas puedo averiguar - suspiré, sentía que estaba sudando.

- Ya contraté un detective, no quiero que las trillizas sepan algo aún - ambos nos giramos y teníamos a Don José a nuestra espalda - Cuando tenga toda la verdad, Damien será libre de revelar su pasado a su familia y sus alas serán limpias.

Max sonrió.

- Dejarás de ser el Ángel negro - me tensé al escuchar ese nombre en la boca de Max - No te preocupes Damien, cuando todos sepan la verdad creerán en ti.

- Mi madre no lo hizo - Max sonrió con tristeza.

- No todos somos como tu madre, cambia esa cara que no todo los días uno se casa - se fue cuando vio a Nina caminar hacia mi. Me crucé de brazos y no aparte mi mirada de ella.

- Cuidala - asentí cuando Don José pasó a la par mía, no aparte la mirada del rostro de Nina.

-¿Estás bien? - ella solo asintió y se mordió el labio inferior.

- Creo gritaré al volver a escuchar esa pregunta, las trillizas lo han preguntado como mil veces, Adrián, los Arévalos y ... - puse mis dedos en sus labios, la miré detenidamente.

- Me alegra saber que eres fuerte y no te dejas pisotear de nadie,todos te hemos visto como una pieza de cristal que puede romperse por cualquier cosa, pero tú has demostrado que no eres así - ella sonrió - Pero no debes exaltarte por tu corazón.

- Damien ¿fue un compromiso serio lo que tuvieron?  - frunci el ceño y mis pensamientos viajaron al pasado, cuando era un hombre feliz, ingenuo y muy enamorado, todo se vino abajo de la noche a la mañana.

- No quiero hablar de ella - Nina bajo la mirada, quizás fui muy áspero con mi respuesta, tome su barbilla y levante su rostro, la miré a los ojos - Ella es parte del pasado, tú eres el presente y el futuro - baje mi mirada a sus labios que entreabrio, me sentí tentado y descendi lentamente, roce su boca, cuando la abrió para dar la bienvenida a mi beso, no pude evitarlo y la asalte con un beso profundo, estreche su cuerpo y olvide todo, me separe cuando escuché un carraspeo.

- Creo que el restaurante está en llamas - frunci el ceño y miré hacia todos lados ante las palabras de Sébastien, cuando lo vi sonreír supe a que se refería,  Nina se puso roja y escondio su rostro en mi pecho - Deberían irse, no quiero morir quemado, deseo ver a mis hijos crecer.

Solté una carcajada, Nina se separo y me miró curiosa, de hecho mi familia que estaba en su mesa dejo de hablar para verme como un espécimen.

- Vaya, pocas horas de casado y ya te ríes, desde que llegaste hasta hoy te vemos reír - Sébastien estaba claramente sorprendido.

Bajé la mirada y me gusto la mirada que me dedicaba Nina, era verdad hacia mucho tiempo que no reía, la atraje hacia mi cuerpo y la abracé, este matrimonio podía ser el bálsamo para curarnos a ambos, Nina sanaria su corazón físicamente y yo sanaria mi alma.

- Vamos - la tomé de la mano y empecé a caminar hacia... no sabia a donde ir, solo quería sentirme libre.

- Toma - Salomón extendió unas llaves - La casa de la playa de Julieta esta cerca del restaurante, en este lugar sane mis heridas y vi nacer mi nueva vida - tome las llaves y un papel donde estaba escrita la dirección - Julieta y yo les prestamos la cabaña para su luna de miel, quiero sobrinos.

- Gracias Salomón - abracé a mi primo y sonreí cuando se acercó la pelirroja que lo había salvado  de la amargura.

- Pueden usarla el tiempo que deseen, la alacena esta llena, sientanse en su casa- Julieta nos sonrió.

- Gracias - Nina le respondió con un poco de timidez, nada comparado a la fiera de hace un rato.

Salimos del restaurante y la ayudé a subir a mi auto. Seguí las instrucciones al pie de la letra, todo el recorrido lo hice en silencio, mi mente estaba peleando con mi conciencia, una parte de mi deseaba consumar el matrimonio, pero otra parte me decía que no lo hiciera que dejará que Nina tuviera su primera vez con el hombre que la amará y ella a él. Apreté fuerte el volante, cuando llegamos a esa casa tan bonita, aún no sabia que hacer.

La ayude a bajar y entramos a la casa, a ambos nos gusto, la recorrimos y dejamos de ultimo el cuarto principal.




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