- Damien - me senté en la cama, se filtraban los rayos del sol por los ventanales, miré a mi alrededor y estaba sola. Aparté las sábanas y recorde que estaba completamente desnuda, me levante y me dirigí al cuarto de baño, me daría una ducha y luego buscaría a mi esposo... Sonreí ante los recuerdos de mi noche de bodas.
No sé cuanto tiempo pase debajo del agua caliente, me sentía relajada. Cuando salí del cuarto de baño envuelta en una gran toalla,Damien estaba de pie en el centro de la habitación, sus ojos me recorrieron de la cabeza a los pies.
- Buenos días Damien - él enarco una ceja y se acerco, puso una mano en mi hombro y lo acaricio.
- Buenos días Nina - mordí mi labio cuando sentí sus dedos que rozaron el borde de la toalla que estaba sujeta alrededor de mis senos, su mirada gris estaba oscura como una noche de tormenta, sin decir nada, soltó la toalla y está cayo a mis pies. Sus ojos me recorrieron y se detuvieron en mis senos, inmediatamente sentí que mi cuerpo reaccionó a la mirada abrasadora de Damien.
- Eres preciosa - la punta de sus dedos recorrió mi brazo y mi cuerpo rabiaba porque me tocará como lo hizo la noche anterior. Se acercó y dio un suave mordisquito en mi oreja, se despojo de la camiseta y recorrí con mis manos su pecho.
- Poseeme Nina - mordí mis labios, tenía idea de lo que haría, lo había aprendido la noche anterior - Estamos bien abastecidos,salí de compras esta mañana - levantó la caja de preservativos y me sonrió con malicia - Soy todo tuyo - sonreí ante sus palabras llenas de deseo, Damien me deseaba como yo a él.
Pegue mi cuerpo al suyo y atraje su rostro al mio para besar su boca, esa boca que me había vuelto loca toda la noche. Si, por que nuestra noche de boda no sólo fue una vez, Damien me hizo llegar a las cúspides de placer varias veces.
Caímos en la cama y cuando solté su cinturón y bajé sus vaqueros sonreí al ver que mi esposo estaba preparado para nuestro segundo día de casados.
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Damien
Saqué las maletas del auto y con un suspiro entre a la casa.
- Señor, don José lo espera en su biblioteca - enarque una ceja, estaba llegando y ya el viejo me quería interrogar.
- Gracias - puse las maletas en el suelo y me dirigí a la biblioteca, la primera vez que estuve ahí fue para escuchar el trato que me propuso don José. Toque la puerta y escuché el pase. Mi suegro tenía una apariencia muy relajada, distinta a la última vez que lo vi, había un brillo en sus ojos.
- Sientate Damien - frunci el ceño y me senté, don José tomó su vaso de licor y se lo llevo a los labios sin dejar de mirarme - Quiero respuestas para que la investigación sea mas rápida - asentí.
- ¿Qué sabes de tu padre?- lo observé sorprendido, esperaba todo menos que me preguntara por papá.
- No creo que él sea importante en mi caso - don José se recostó en su sillón.
- Si te digo que quiero respuestas para la investigación, es por que lo necesito - miré a don José molesto.
- Sabe de él, me investigó - él negó y juntó sus manos.
- Como tú no le tome importancia pero según Max, hay que saberlo todo.
El silencio reinó en la biblioteca, me puse de pie y me acerqué a la chimenea que debía calentar en invierno la biblioteca, ahora solo habían rosas en ella.
- Mi madre lo conoció en un viaje que hizo en un crucero, ella me contó cuando era niño que mi padre era un hombre muy guapo que todas las mujeres morían por él - todo el tiempo le di la espalda a don José, creo era la única forma de hablar de aquella historia - Y mi madre no fue la excepción, sólo que papá parecía que se había enamorado de mamá también, lo de ellos fue amor a primera vista. Vivieron su amor en todo el crucero y solo cuando el barco atraco para dar fin al crucero, ella se dio cuenta que él estaba casado.
- Sigue Damien - asentí.
- Mi madre estaba perdidamente enamorada de él y acepto esperarlo mientras él se divorciaba pero ese día nunca llegó y así pasaron los años.
-¿Qué pasó con el dinero de tu madre?
- Ella ingenuamente le dio su clave y su contraseña, papá la guardo para después dar el golpe final.
- ¿Estás seguro que fue tu papá quien robo la fortuna de tú mamá? - asentí.
- Era el único que conocía su contraseña y su usario, mi madre manejaba su cuenta todo en linea,aparentemente fue transfiriendo el dinero a su cuenta poco a poco hasta dejarnos en la calle. No le importó mamá ni yo, sólo nos robó.
- Damien, según el detective, tu padre falleció antes de esas fechas, así que no pudo ser él quien robo a tu mamá.
Me quedé quieto por un momento, mi padre estaba muerto.
- Mamá no lo sabia.
- No y eso es lo extraño, la muerte de tu padre la han ocultado para el mundo entero, tu padre no tiene acta de defunción, así que Marco esta vivo para todos.
- Mi padre muerto - miré a don José - Mamá murió pensando que papá la abandono en su lecho de muerte.
- Bien, continuaremos con la investigación.
-¿Cree usted que todo está ligado? El robo de la fortuna de mamá y lo que me pasó.
- Creo que si Damien, alguien los odiaba tanto.
- Nunca le hicimos daño a nadie.
- Hablamos luego - él se puso de pie, el viejo zorro estaba vestido informal, se veía mas joven que nunca -Debo salir.
- Vaya pareciera una cita de amor - entrecerré los ojos al ver que don José se ruborizó.
- Eh Eloise y Adrián esperan un bebé - asentí ante la noticia - Debo irme.
Lo vi salir apresurado de la biblioteca, me acerqué a su escritorio y sonreí al ver el sobre rosa, me giré y salí de la biblioteca.