Esto no podía estar pasando, salí de la biblioteca y las trillizas estaban esperando afuera.
- Chicas, se ven bien. Si me disculpan iré a ver a mi esposa.
Lena nego con la cabeza.
- Nina está bien, la mujer que aparecio en la boda, ha estado rondando está casa.
Sentí la furia crecer dentro de mi, Lana no tenia por que buscarme, me abandonó en el altar, me dejó solo en la cárcel y ahora me buscaba.
- Imposible - Eloise se mordió el labio.
- Es verdad Damien, queremos saber que es lo que desea y si es un peligro para nuestra hermana.
- Yo iba a casarme con ella - las trillizas me miraron con sorpresa - Me enamoré de Lana pero ella me... - suspiré - Abandono en el altar.
- ¿Es en serio? - Elena tenía cara de sorpresa - ¿Por qué? - me tensé, el motivo de romper conmigo y dejarme plantado era por el hacha que pendía sobre mi, la cárcel .
- Si, lo es, la verdad ya es pasado... - las miré y por la expresión que tenían en sus rostros no me dejarían ir fácilmente.
- Cuéntanos la verdad Damien, eres nuestra familia - cerré los ojos y sopese si contarles, pero era difícil para mi confiar en ellas.
- No sé por que me abandono y no importa, ahora mi esposa es Nina- metí las manos en mis bolsillos traseros - Lo único que deseo es que se opere.
Lena dio un paso hacia mi y me miró fijamente.
- Cuando conocí a Sébastien, le oculte mi secreto, casi lo perdi, pero su mejor amigo lo aconsejo y él decidió pelear por nosotros. Mi punto es que Nina puede tomar una decisión diferente si se entera por otra persona lo que ocultas Damien, se sabio como lo es tu familia - frunci el ceño, si Lana andaba rondando la casa es por que deseaba esparcir su veneno.
- Gracias por tu consejo - besé la mejilla de las trillizas y seguí caminando hacia el cuarto de Nina.
¿Como contarle la verdad a Nina? Ella y yo no compartíamos amor el uno por el otro, compartiamos deseo, ambos nos veíamos y sentíamos la necesidad de arrancarnos la ropa y sentir nuestra piel fundirse. Nina era una fiera en la cama, no dejaba de sorprenderme. Me encantaba su espontaneidad,tomaba la iniciativa, si le decía la verdad podía rechazarme y dejarme. Pase mi mano por mi rostro, Nina se estaba convirtiendo día a día en alguien importante para mi, en un principio temi hacerle daño si me casaba con ella pero en este momento temía por mi corazón.
- Estas pálido ¿pasa algo?- cerré la puerta y termine de entrar a la habitación.
-Esta todo bien - ella se movió en la cama para levantarse, pero levanté la mano para que se quedara quieta - ¿Bebiste tu medicina?- sonreí al verla poner sus ojos en blanco.
- Lo hice frente a ti, me obligas a beberla bajo tu vigilancia.
Me acerque a la cama y me sente junto a ella, miré su cabello en toda la almohada, sus labios entreabiertos, recorrí con mi dedo sus labios y ella lo atrapo en su boca para succionarlo, sonreí, Nina Santos quería jugar un rato y yo era materia dispuesta a los deseos de mi esposa.
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Don José poso su mirada en mi rostro.
- Un mes de casados, relájate, Lana no se ha vuelto a acercar - tomé el vaso y lo lleve a mis labios - No quiero que sigas tomando.
- No lo hago todo el día solo cuando estoy tenso - puse la bebida en su escritorio y apoye mi cabeza entre mis manos.
- Pasas todo el día tenso- había molestia en su voz - Nina no lo dice, pero esta preocupada y yo también. No arruines tu vida por esa mujer.
- ¿Arruinar mi vida? - sonreí con ironía - Esta arruinada.
Don José estrelló su puño en el escritorio y me miro furioso.
- No lo está, deja de vivir en el maldito pasado - se paso la mano por el pelo - Es tiempo que olvides toda la mierda que viviste y te centres en un futuro.
-¿Futuro? Cada día espero que Lana se le acerque a Nina o lo que es peor el día de la cita de Nina con el cardiólogo, sabe bien que se niega a cambiarlo - tome el vaso pero Don José me lo arrebató.
- Ni una gota más de alcohol Damien, nunca pense que volvieras a caer en la bebida- se puso de pie y puso bajo llave el mini bar - Cuando veniste a la ciudad habías dejado de beber.
- No quiero que mi familia sepa la verdad.
Don José se me acerco y puso su mano en mi hombro.
- Tú no eres ningún cobarde, cuentales la verdad.
- No me creerán don José, para ellos sere un asesino.