Mi Ángel Negro [serie Arévalo #6]

Capítulo 15

Nina

Leí el texto que había entrado de un número desconocido a mi móvil.

-"Quiero salvar tu vida, corres peligro, si amas tu vida, reúnete conmigo en la cafetería que esta cerca de tu casa" - frunci el ceño, tome el móvil y salí de la habitación.

- ¿Has visto a mi esposo?- la muchacha del servicio dejó de sacudir para contestarme.

- Su esposo está en la biblioteca con Don José.

- ¿Estaba tomando?

- Si señora- asentí y mordí mi labio no entendía que le estaba pasando a Damien de un día a otro había cambiado y pasaba todo el tiempo tomando, el único momento donde se veía relajado era en las noches en mis brazos.

Iba a tocar pero escuché la voz de papá molesta, me acerque a la puerta para escuchar mejor, no era correcto escuchar detrás de las puertas pero Damien no hablaba conmigo y yo deseaba ayudarlo.

La voz molesta de papá fue clara

- No lo está, deja de vivir en el maldito pasado, es tiempo que olvides toda la mierda que viviste y te centres en un futuro.

-¿Futuro? Cada día espero que Lana se le acerque a Nina o lo que es peor el día de la cita de Nina con el cardiólogo, sabe bien que se niega a cambiarlo.

- Ni una gota más de alcohol Damien, nunca pensé que volvieras a caer en la bebida, cuando veniste a la ciudad habías dejado de beber.

- No quiero que mi familia sepa la verdad.

- Tú no eres ningún cobarde, cuentales la verdad.

- No me creerán don José, para ellos seré un asesino.

Sentí que un sudor helado recorrió mi cuerpo, ¿asesino?¿mi esposo era un asesino? di un paso hacia atrás, me quede ahí en medio del pasillo con miles de pensamientos llegando a mi, no sabia que hacer. Me giré para irme de ahí, pero me detuve, mi padre era un hombre inteligente, él sabía de lo que hablaba Damien y papá lo alentaba que confesara. Mordí mi labio, papá jamás estaria de parte de Damien si él fuera culpable. Solté el aire retenido y decidí entrar a la biblioteca. Yo era Nina Santos... corrección... yo era Nina Arévalo y mi esposo estaba pasando por una gran tormenta, tomaría figuradamente hablando otro remo para ayudarlo a pasarla.

Cuando abrí la puerta ambos me miraron.

- Papá, Damien - avancé hacia ellos y busqué el texto que me habían enviado, Damien con mano temblorosa tomó el móvil. Me preocupaba su condición, la bebida y la tensión  estaban destruyendo a mi esposo.

Damien leyó y su mirada reflejaba mucho dolor.

-¿Irás? - su voz tenía un matiz de miedo, ese no era el hombre con el que me había casado, le ayudaría a llevar su carga.

Me agaché y tomé sus manos, lo miré a los ojos.

- Soy tu esposa Damien, no quiero ser solo tu compañera de cama, deseo ser tu amiga, en quien confíes y soy una mujer fuerte puedes contarme lo que sea que yo lo resistiré - Damien miró a papá y por su gesto me di cuenta que no me diría nada.

Pasé mi lengua por mis labios.

- Deja de tratarme como una niña en las cosas importantes y solo como mujer en la cama - Damien cerró los ojos.

- No es esa la razón Nina.

Miré a papá que contemplaba a Damien con preocupación. Bueno era hora de tomar al toro por los cuernos, me puse de pie.

- No creo que seas un asesino.

Papá me miró sorprendido y Damien... él me miró y de sus ojos escaparon lágrimas... ¡lágrimas!. El hombre orgulloso, frío, estaba ante mi derramando lágrimas y no buscaba como esconderlas, era como si estuviera vaciando su alma.

- Nina - papá me llamo con preocupación al ver a mi esposo llorar sin detenerse - ¿Fue Lucas que te lo dijo?

Miré a papá no entendía que tenía que ver Lucas en todo esto, algo que si sabía era que si les decía que solo esa parte sabía callarian el resto para protegerme.

- Lucas no me ha dicho nada, yo lo se simplemente - mi padre me conocía, entrecerró los ojos y me di cuenta que él sabía que yo estaba perdida en el tema pero calló.

- Entiendo, me alegra que sepas la verdad y no estés juzgando a tu esposo.

Damien saco su pañuelo y limpio su rostro.

-¿Desde cuando Nina? - me mordi el labio, no sabia que responderle a Damien.

- No importa el tiempo muchacho, lo que importa es que tu esposa está aquí apoyándote sin juzgarte, una preocupación menos.

Damien me miró por un momento y se puso de pie.

- Iré a darme una ducha y bebere un café bien cargado - poso su mirada gris en mi - Es tiempo que hablemos - avanzó pero se detuvo y se giró para acercarse a mi cuando lo hizo me estrechó entre sus brazos - Gracias por creer en mi - rozó mis labios con sus labios y salió de la biblioteca.

- Nina te crecerá la nariz como pinocho - papá sonreía.

- No miento cuando digo que no creo que sea un asesino.

- Me alegra que sepas juzgar bien.

- Por un momento me asusté e iba a alejarme de él, pero pensé en tu buen juicio y que tú nunca lo apoyarías si fuera culpable.

- Es inocente y Damien estuvo pagando por algo que no hizo.

- ¿Estuvo preso?

- Así es mi querida niña, salió bajo fianza pero estuvo tres largos años en la cárcel sin nadie que creyera en su inocencia.

Sentí pena por Damien, no tuvo apoyo de nadie.

- Ne imaginó que su mamá y su papá fueron su único aliento.

Mi padre sonrió con ironía y luego hizo un gesto de molestia.

- Su madre no creyó en su hijo y su padre no se acercaba a Damien desde que era un niño por miedo.

- ¿Miedo?

- Si, miedo, el padre de Damien estaba casado con otra mujer que según he averiguado era alguien débil de salud y su padre tenía miedo que ella muriera al enterarse que le había sido infiel.

- ¿Damien lo sabe?

- No he podido decirselo ha pasado mucho tiempo ahogándose en alcohol, creo Nina que es tiempo y hables con tu esposo como una pareja de casados, un matrimonio jamás sobrevivirá solo con sexo, debe haber comunicación entre ambos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.