Mi Ángel Negro [serie Arévalo #6]

Capítulo 21

Damien

Salí a la sala de espera donde estaba la familia de Nina, mis ojos aún estaban llorosos. Todos estaban intranquilos y al verme se pusieron de pie. Me acerque al viejo que ya consideraba mi padre, lo abrace fuerte y empecé a llorar como un niño.

—Dime que está todo bien Damien —me separe de él y me sentí mal por mi actitud.

—Ahora todo está bien — él me miro intrigado —Hubo un momento en que el corazón de Nina estaba dejando de latir, mi desesperación fue tan grande que tome su corazón en mis manos y empecé a darle masajes hasta que lo reanime y vi en la pantalla que sus latidos volvieron a la normalidad. Fue el momento más duro de mi vida, ni la cárcel me dolió tanto como ver a la mujer que amo querer marcharse de mi lado.

— ¿Está bien? — Don José quería una confirmación nuevamente.

—Lo está, ya la trasladaron a la sala donde se recuperará y su corazón está siendo monitoreado, está latiendo como nuevo.

Todos se abrazaron y pude ver las lágrimas de felicidad en sus rostros, si no hubiera actuado rápidamente, las lágrimas serian de dolor, sacudí la cabeza no pensaría en ese momento que gracias a Dios no lo permitió.

—¿Entonces es la mujer que amas? —Solté una carcajada ante la pregunta de Don José.

—La amo más que a mi vida, Nina es lo mejor que me ha pasado en esta vida.

—Salvaste a mi hija  —negué con la cabeza.

—Nina me salvo a mí, eso no lo dude jamás, esa joven preciosa es una guerrera como usted mi querido suegro, Nina es la mujer perfecta —y no mentía mi Nina, había demostrado ser una mujer valiente, podía que por sus venas no corriera la sangre de Don José Santos, pero ella era una copia de la forma de pelear por lo que más amaba y yo Damien Arévalo era el hombre que ella amaba.

Nina

Sentí una mano acariciando mi rostro, me costó abrir los ojos, sentía los parpados pesados.

—Damien —él no dijo nada solo acerco sus labios y beso los míos que me los sentía resecos —Sobreviví.

— Lo hiciste mi amor, te dije que todo saldría bien — me gustaba escucharlo decirme mi amor —Bienvenida mi amor, volviste a mí —su mirada ya no era fría, ni vacía, ni llena de miedo, la mirada de Damien era de amor, puro amor.

—Te amo Damien —él me sonrió y beso mi frente.

—No sabes cuánto deseaba escucharte decir esas palabras que calientan mi corazón y mi alma — sonreí, mi esposo me tenía loca de amor.

—Me recupero y patearemos traseros — quise moverme pero él me lo impidió.

—Primero te recuperas y te quedas quieta, no debes hacer esfuerzo, tu corazón fue operado, necesita recuperarse para que podamos patear traseros.

Asentí y sonreí

—Como tú digas mi amor, pero no creas que siempre haré lo que tú dices, tendrás que convencerme mucho para hacer una mujer sumisa a tus deseos— mordí mis labios, me encantaba sentirme amada por ese hombre maravilloso que me amaba como yo a él.

—Tengo mis métodos para hacerte cambiar de opinión, solo que por el momento no los usare pero sales de este hospital, te recuperas y pasaremos un día entero recuperando el tiempo perdido.

Enarque una ceja

—Me gusta tu plan de hecho me recuperaré rápido para pasar ese largo día contigo recuperando el tiempo perdido.

—Dios me duelen los oídos al escuchar tantos planes calientes — sonreí, pero no podía levantar la cabeza para ver a mi padre —Supongo te sientes bien mi pequeña para desear encerrarte con tu esposo.

—Lo estoy papá, me siento como nueva —papá se puso en mi campo de visión, extendí mi mano y él la tomo para besarla.

—Bienvenida Nina, como te prometí, te esperé mi pequeña.

—Gracias papá, prepárate porque tendrás muchos nietos corriendo por la casa y te volverán loco, ahora no tengo ningún impedimento para desear tener hijos con Damien —el aludido enarco una ceja y sonrió.

—Vaya, yo deseo tener niñas no solo niños.

—Ya te dije mi querido Damien, tendrás que convencerme y mucho.

—Vngo luego hija, creo que se te derramo la lívido, espero que tu Damien no olvides que tiene que recuperarse, cuéntale cuentos donde no hayan historias ni de besos,esta niña ha vuelto hecha lava ardiente —sonreí cuando papá me cerro un ojo, Damien esta rojo de vergüenza.

Los contemple a los dos conversar, los dos hombres que más amaba en la vida estaban junto a mí, que mejor manera de regresar a la vida con ellos junto a mí. Me sentí afortunado al tener a Damien mi querido Ángel Negro junto a mí y a mi querido padre, sentí sueño, lentamente cerré mis ojos con una sonrisa, empezaría a vivir mi vida al fin y lo mejor que lo haría junto a Damien.




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