Mi Ángel Negro [serie Arévalo #6]

Capítulo 25

Damien

Cuando llegué a la casa estaban estacionados los autos de los Areválos, subí rápidamente los escalones de la entrada y me dirigí rápidamente a la sala, los hombres Arévalos estaban sentados con una expresión sería.

—Tio Víctor —lo saludé —Primos.

—Siéntate Damien— la expresión de mi tío era indecifrable, ninguna mujer estaba presente —Viajaremos.

Fruncí el ceño.

—¿Viajar? —mi tío asintió.

—Aplazare mi boda pero este viaje es importante.

Salomón y Sèbastien asentía fue hasta ese momento que noté que no estaba Max.

—¿Elena está bien? —mi tío asintió.

— Max está en Londres esperándonos.

— No quiero volver tio —se levantó molestó.

—Es una orden Damien, es importante para la investigación— sus ojos se posaron en mi —Nina esta preparando tu equipaje.

—¿Cuando nos marchamos?

—Está noche — hasta ese momento habló Don José —Debes ir Damien, puede ser el momento crucial para saber quien te hizo daño.

—Sin Nina no podré poner un pie en Londres, la necesito.

—No te preocupes que no te dejaré ir solo, te dije que pateariamos traseros —tío Víctor negó.

—Si tu vas Lena lo hará, estoy seguro que debe tener lista la maleta— se pasó la mano por el cabello —Elena por sus gemelos no se mueve y Adrián no dejaria ir a Eloise por su embarazo,¿pero tú Sébastien puedes detener a Lena?

Sébastien negó.

—No quiero hacerlo padre.

—¿ Y  tus hijos?

— Aquí tienen al abuelo José, me haré cargo de los pequeños, Antonieta estará encantada.

—Bien, solo les advierto a los dos cabeza dura que si algo le pasa a Lena o a Nina, me conocerán, debemos cuidar a nuestras mujeres — tío Víctor nos miró molesto.

—No te preocupes papá que mi esposa estará más segura conmigo que en casa— Salomón soltó una carcajada.

—Admitelo no puedes dormir sin sentir a Lena junto a ti.

—No lo niego— se encogió de hombros.

—Vien por ustedes, Julieta se niega a dejar a las niñas solas.

Sébastien se reía a carcajadas.

—Todos sabemos lo celoso que eres con los niñas, la pobre Julieta debe estar alerta sobre todo cuando mi guapo hijo visita tu casa, he notado que mueres de celos cuando Sofia no se acuerda de su padre querido por estar conversando con Marco.

—Dios que intensos, no entiendo como los soportas Víctor, deberías ponerlos sobre tus rodillas y darles nalgadas.

Los gemelos se pusieron serios y molestos pero ya todos estábamos acostumbrados a las bromas que mantenían ellos.

Tío Victor miró su reloj y estrechó la mano de Don José.

—Cuida a los niños por favor, Andrea esta en casa con ellos, solo pásate por la casa varias veces al día.

—No te preocupes, los niños estarán bien, cuida a Damien es como mi hijo, regresen todos sanos y saliste —ambos hombres se estrecharon en una abrazo.

—Nos vemos en el aeropuerto Damien —miró su reloj —En una hora máximo— todos se pusieron de pie y siguieron a tío Victor.

Me quedé sólo con Nina en la sala, ella pusó su mano en mi mejilla.

—No temas, estoy contigo amor, volverás pero lo harás con las personas que más te amamos.

—Cuando te conocí, me pareciste una joven bella pero frágil, pero resultaste una cajita de sorpresa, eres mi fuerza Nina, soy un hombre que admite ante la mujer que amo, que tengo miedo y siento que solo si tu estás junto a mi, podré lograrlo.

No mentía, ella era mi fuerza y solo junto a ella me sentía capaz de lograrlo.

—Ve a darte una ducha, el tiempo corre Damien —asentí y caminé con ella pegada a mi costado. Nina era maravillosa.

Víctor

— ¿Por qué no le dijiste la verdad a Damien?— miré a los gemelos detenidamente y frunci el ceño.

—Prefiero que no lo sepa aún— miré el reloj y me impaciente al ver que Damien no había llegado al aeropuerto— Mantén a Lena al margen de lo que hemos averiguado —Sébastien desvío la mirada —Espero no le hayas contado nada.

—Pensaba hacerlo en el avión— desvió la mirada hacia la rubia que estaba hablando por el celular dando más instrucciones para sus hijos.

—No lo hagas, Lena se deja llevar por las emociones y solo golpes receta, esa niña la adoro así que mantenla al margen — Sébastien asintió a regañadientas.

—Buenas noches — metí las manos en los bolsillos de mis pantalones, en la mirada de Damien había temor.

—Vamos, el piloto ya está listo —todos me siguieron en silencio.

Cuando nos sentamos preferí sumirme en mis pensamientos, Damien estaba temeroso de regresar al lugar donde había sufrido tanto, pero esta vez no lo haría sólo, no iba solamente a hacerle justicia a Damien, iba a hacerle justicia a mi hermana.

Cerré los ojos al pensar que todo esté tiempo, viví mi vida tranquila mientras la persona que mato a mi hermana estaba viviendo su vida tranquilamente  como si había matado a un perro. Apreté los puños fuerte, era el tiempo de la justicia de Damien y mi hermana, no sería clemente.

—Padre relájate —miré a Salomón.

—No puedo.Estaré relajado cuando haga pagar por la muerte de mi hermana.

—Tocaron a dos de los nuestros, no se lo veían venir— Salomón sonrió.

—No Salomón, pero es lo mejor que no nos esperan.

 




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