Mi Ángel Negro [serie Arévalo #6]

Capítulo 26

Damien

—Mí tío está extraño  —puse la maleta, junto a la puerta del baño.

—Debe ser el estrés por aplazar la boda —Nina me sonrió, me acerqué y le di un beso.

—Gracias por aceptar estar aqui —ella me abrazó fuerte.

—No te iba a dejar solo —cerré los ojos, me sentía asustado, temía lo que descubririamos.

Tocaron la puerta y sabía que era alguno de los muchachos, solté a mi esposa y me dirigí a abrir.

Max estaba ahí con el rostro serio.

—Damien vamos a salir —Max iba a irse pero lo sujeté de la mano.

—Dime Max, ¿ya saben toda la verdad? —Max no respondió, posó su mirada en mi mano sosteniendo la suya

—Prepárate Damien, que ya nos vamos —solté a Max, no entendía lo que estaba pasando y porque se negaban a hablar —Nina y Lena se quedarán a descansar.

Max se fue y no dijo nada más.

—No te preocupes por mi Damien, estaremos bien con Lena.

Me incliné y la besé.

—Te amo Nina —la estreche entre mis brazos y besé su cabeza.

— Y yo a ti Damien.

2 horas después

Miré a mi alrededor y el lugar estaba atestado de gente, la fiesta estaba muy animada.

—Vamos —suspiré y seguí a los Areválos, esto de no saber nada me estaba volviendo loco.

Avanzamos a duras penas en medio de tanta gente. Yo iba a ciegas sin saber a quién buscábamos.

Subimos a la segunda planta y Max iba dirigiendo la comitiva. Sin pedir permiso abrio aquella puerta y todos los Areválos entraron en aquella habitación, incluyéndome.

Una Lana sorprendida dejo de besarse con aquel tipo, lo bueno es que entramos cuando solo estaban en besos. Ella nos miró a todos.

—¿Qué hacen aquí depravados? —se pusó de pie y desde su pequeña altura nos retaba.

—Vengo a cobrarme una deuda querida —tío Víctor habló bajo y su tono era amenazante.

—¿Deuda? — Lana miró asombrada a tío Víctor —No te debo nada viejo decrépito —Tomo de la mano al hombre e iba a salir pero los Arévalos la interceptaron.

Fue hasta ese momento que me di cuenta que los Arévalos estaban armados...¡armados!.

El hombre que estaba con Lana, literalmente se vacío en sus pantalones, el charco en el suelo fue su testigo.

— Yo la estoy conociendo... no tengo nada que ver con ella— Max no dijo nada solo se acercó y lo sujetó de su cuello.

— Todo lo sé de ti, haces lo que Lana te dice, eres su títere — levantó el arma y se la puso en la cabeza, mi corazón temblaba. Recordé el código de mi familia y trataba de recordar si mencionaba que eramos asesinos.

—Ella me paga bien, pero no es personal— Salomón se acercó a la puerta y la puso bajo llave.

Ante este gesto el hombre nos miraba con miedo y Lana... ella estaba muda pero la conocia, estaba tratando de salir ilesa.

Max le acercó al hombre a tío Victor quien sin decir palabra le dejo ir un puñetazo en el estómago,  decir que yo estaba asombrado era mucho, jamás pensé que tío Víctor tuviera tanta fuerza pero el hombre estaba doblado en el piso quejándose de dolor.

—¡No he hecho nada! — gritaba el hombre pero se calló cuando fue levantado por Sèbastien.

— Claro que si has hecho algo, tocaste a uno de los nuestros.

El miró a Sébastien sin comprender.

—Te refrescare la memoria, un auto negro, año 2012, calle, mujer cruzando— él abrió los ojos sorprendido y miró a Lana pidiendo ayuda pero la misma estaba pálida — Según tú fue el crimen perfecto Alan Escudero, pero todo en esta vida no se queda sin justicia— Sèbastien levantó la pierna y con la rodilla le dio en el estómago —¿Porque mataste a Katerine Arévalo?— mi sorpresa fue mayor pero fue sustituida por la rabia, sin pensarlo me abalance sobre el tal Alan y le caí a golpes, había matado a mi madre, la mujer que me dio la vida.

Sentí que me sujetaron fuerte y cuando reaccione me di cuenta que lo había dejado todo golpeado y sangrando.

—Fueron órdenes de Lana —el hombre lloraba como todo un cobarde, la aludida estaba temblando y nos miraba con miedo, le arrebate el arma a Max y la apunté directo en medio de los ojos.

—No lo harías Damien— ella me miraba suplicante —Tu me has amado, no me harías daño.

—Ya fui encarcelado por asesino, que no se te olvide que soy el Ángel Negro —ella abrió los ojos cuando el arma sonó al quitarle el seguro.

—Damien fue un mal entendido, yo no hubiera sido capaz de hacerle daño a tu madre, ella me amaba como si fuera su hija.

—Pensaste que matarías a mi hermana y nunca pagarías.  Querida te metiste con la persona equivocada, no tienes ni un solo centavo en tus cuentas, al ser una joven de veintiocho años y sin trabajar tienes demasiado dinero y no has heredado a nadie de tu familia.

—¡Viejo maldito!Te denunciare por robar mi dinero.

Tío Víctor se le acerco y la sujeto fuerte del rostro, volví a rebuscar en mi mente si éramos asesinos, la expresión de mi familia y las armas me tenían dudando si había aprendido bien la lección que mamá me daba de nuestra familia.

—Ese dinero jamás te perteneció,  es una parte del dinero de Katerine o sea es mi dinero— Lana se quejó del dolor.

—Ella esta muerta viejo, así que ahora era mi dinero— apreté los puños al darme cuenta que por mas que deseara no podía golpearla como lo hice con Alan —No tienes poder aquí en Londres—la sonrisa que tío Víctor le dedicó a Lana me dio escalofrío.

—Hazlo pasar — Max se movió hacia la puerta y la abrió para que entrará un hombre alto y se miraba bastante rudo acompañado de una mujer... con una expresión de querer asesinar.

—Te presento a Leo y Constanza Vrej, ambos dirigen una cárcel especial y secreta por así decirlo,  muchos la usamos para vengar el daño hecho y la policía no hace nada ya que ellos también la usan. Está será mi propia justicia Lana, pasarás ahí un buen tiempo — tío Víctor movió la cabeza y Lana fue sacada por Constanza, quiso gritar y patalear pero Constanza le dio una cachetada que la dejó muda.




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