Mi Ángel Negro [serie Arévalo #6]

Capítulo 29

Victor

Tenía ante mi a dos escorias, deseaba meterlos en la cárcel que solo los ricos conocíamos de su existencia y hacíamos pagar a los que nos hacían algún agravio como se lo merecían, había un código de los Areválos que nadie conocía: sólo yo, podías defender a los tuyos cobrando sangre por sangre.

Por eso no lo pensé al meter a Lana ahí, esa mujer merecía pagar con creces el haber matado a mi hermana como si ella era Dios decidiendo sobre quién vivía y quien no. Apreté los puños fuertes debía pensar con la mente fría, el nombre de Damien debía estar limpio ante el mundo y la única forma era metiendo en la cárcel a ese par de idiotas.

—Gracias Salvadora, quedó bien grabada tu confesión —sonreí pero trataba de controlarme, mi hermana y sobrino en manos de ese par de idiotas.

—¿Grabación?_ asentí.

—Para ser una mujer que planea tanta maldad me sorprende que no se te ocurra que vendríamos a ti para hacer justicia. Te comentó Salvadora para que estés informada de que todo lo sé, mandaste a Lana a robar la agenda de Marco donde estaban los datos de la cuenta de Katerine, acordaron repartirse la mitad, Lana ya esta pagando, te hiciste pasar por amiga de Katerine y amiga de Damien cuando eras una hipócrita total, Frederick se fue sin saber que lo implicaron con la paternidad de Damien, las hubiera puesto en su lugar porque jamás se acostó con Katerine — Me pusé de pie y los miré a ambos —La acusaste delante de este idiota de ser infiel, llenaste de odio el corazón de este títere porque morías por que él fuera para ti. Sacas a Katerine de la ecuación, luego a Susana y claro haces creer que Damien no es su hijo para quedarte con él —sonreí — Solo que está escoria prefirió a tu sobrina. Tú cómplice, la mujer que le pediste que conquistará a Damien para destruirlo— sonreí —Cuánto odio solo porque esté imbécil siempre prefirió a otras, tantos hombres en esta vida y te obsesionaste con este cobarde— la vi levantar la cabeza para que no notará que le afectaron mis palabras.

—¿Dónde está la puta de Lana?—sonreí y la miré directamente a los ojos.

—Supongo has oído mencionar acerca de  "La jaula" —abrió los ojos sorprendida.

—Ese lugar es un mito que los ricos se inventaron para asustar a sus enemigos, no puede existir un lugar donde te apresan en una jaula pequeña como si la gente fuera un perro.

Sonreí.

—Existe y también hay para mujeres, tienen suerte que son más grandes y más altas o sea pueden estar de pie pero no pueden moverse porque son tan estrechas, no hay baño, tienen que hacer sus necesidades encima, a la semana les permiten darse un baño — la miré con frialdad—  Y aún no es suficiente por todo el daño creado.

Marco estaba pálido y Salvadora tenía los ojos aguados.

—Concedeme el deseo de que esta maldita vaya a la jaula —me giré y Lucas estaba de pie mirando con odio a Salvadora — Puedes meter a este pendejo a la cárcel para que el nombre de mi hermano ya no esté manchado, pero escucha mi petición, mi madre por culpa de ella ha estado confinada a una cama por años, Salvadora merece la jaula, si deseas que yo pagué la estadía en ese hotel dime el monto que no me importara pagar lo que sea —negué y le sonreí.

—Tu deseo será concedido, una mujer llena de altivez y con la mente retorcida es una digna huésped de la jaula — Salvadora se levantó gritando pero Lucas la sujetó fuerte.

—No escaparas, yo me quedaré en Londres cuidando a mi madre y luchando para limpiar su sistema del arsénico, reza para que mamá se salve porque de lo contrario uso mi fortuna para que te cambien de jaula y te den las que son del tamaño de un gato — la solto con furia —Y tú eres el peor padre que existe, Damien es afortunado de no llevar tu apellido, te valió mierda que tu propio hijo fuera acusado de asesinato, pagar por un crimen que no cometió —Marco lo miró.

—No sabia que era mi hijo, pensaba que era de Frederick — sin pensarlo Salomón le dio un puñetazo, Marco estaba ya hinchándosele el rostro de tanto golpe, pero la furia que teníamos al descubrir tanta maldad sólo por el capricho de una mujer despechada hacia mi sangre hervir.

Llamé a la policía y por supuesto a los Vrej los dueños de la jaula, diríamos que Salvadora había huido, las autoridades claro que sabían de la Jaula pero se hacían los tontos.

Cuando Salvadora fue arrancada literal de su silla, ella suplicaba que no la metieran ahí pero sus palabras caían en oídos sordos. Damien se puso de pie y se le acercó antes que se la llevarán.

—Me subestimaste, pensabas que era cualquier cosa y mi madre también, jamás pensaste que estabas dañando a la familia equivocada, antes de hacer daño hay que revisar bien la familia porque la mía hoy me hizo justicia — sonrió y metió las manos en sus bolsillos.

Damien

Cuando Marco fue apresado se detuvo ante mi, pero no le dedique ninguna palabra ¿para qué?, era un hombre que no sabia serlo, antes que mamá muriera sufrió mucho por su desconfianza, y jamás se tomó la molestia de buscarme, así que Marco Allen y yo, sólo compartiamos un poco de sangre porque estaba seguro que yo era solo Arévalo.

Los periódicos se volvieron locos dando la noticia, todo el complot que armo Salvadora y por supuesto todos lamentaban que el Ángel Negro había pagado por algo que no había hecho.

Sonreí porque ya no me dolía que me llamarán El Ángel negro, había limpiado mis alas, y no lo hubiera logrado sin la ayuda de mi familia que resultó organizarse igual o peor que la mafia, en la sala de Lucas ante Salvadora y Marco me sentí como si estuviéramos en la película del padrino salvo que no se mató a nadie, su castigo iba a ser peor que la muerte.

—Muchacho vamos a casa, tu nombre ha sido limpiado, es hora de comenzar de nuevo. El Ángel negro dejó de existir para siempre.

Sonreí y miré el firmamento antes de subir al avión, la vida era maravillosa si se tenia una familia que se unía y peleaba con uñas y dientes por los suyos y yo pertenecía a la mejor familia, si señor, a los Areválos.




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