Había una vez un auto con luces de tres colores: rojo, amarillo y verde. Lo maneja alguien como tú. Y como tú, cuando sentía una emoción intensa, se encendían luces rojas en su interior que no le permitían ver bien el camino. Entonces, como tú, pensó:
―Es momento de detener el automático. ¡Alto! ¡Poco a poco, el rojo de las luces se va transformando en amarillo! Así como tú, puede pensar y respirar.
Calma, calma, calma… Todo pasa. Respiramos. ¡Ah!... Llega una idea. Y en ese momento se enciende la luz verde. Es hora de poner en práctica la idea. Nadie sale lastimado. ¡Qué bien manejas… las emociones! Te sientes muy bien. ¡Felicidades!