Mi bella niñera

Psicólogo

Nota: Entiendase (») para diálogos en el pasado. Como si fueran flashbacks.

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—Muy bien Val, ¿Puedes contarme por qué estás aquí? — Me dijo paciente el Dr. Ciro al ver lo incómoda que estaba.

—La verdad, no sé ni por dónde empezar. Mi tragedia es gigantezca. — Dije molesta y un tanto incómoda.

—Tal vez por el principio, eso siempre ayuda. — Me dijo Ciro mientras sacaba una pluma del bolsillo de su camisa.

—Ok, pues comenzó desde que mi madre me llevaba en su vientre. — Hablaba mientras sacaba medio litro de helado de chocolate de mi bolso.

—No Val, el problema que tienes sobre…

—¡Ah, ya ok!— Lo interrumpí. — Está bien, pues entonces empezó todo desde hace 2 meses, el 1ro de septiembre para hacer exactos, llegaba de correr como todas las mañanas. —Me quedé pensando en las rosquillas que comí esa mañana. —Estaba Sam, la mejor amiga de Michelle y Michelle en la sala, estaban haciendo un trabajo de la escuela, estaban usando plumones y eso llamó mi atención. Me acerqué para tratar de ayudar y aventé mis rosquillas detrás del sillón para recuperarlas más tarde.

—Espera ¿No dijiste que llegabas de correr? — Me miró confundido.

—Entonces, me acerco hacia las niñas para preguntarles en qué podía ayudarlas… — Ignoré al doctor.

 

 

»Val que bueno que llegaste. » Me dijo Michelle muy nerviosa. 

»Sí, linda. ¿Querías verme? » Pensé que había descubierto que robé sus pantuflas.

»Es que quiero hacer una pijamada con Sam, pero no sé cómo decírselo a papá. 

»Tranquila linda, tu padre está demasiado ocupado con la crítica que el periódico le acaba de hacer por la obra de "La gringa regresa".

 

 

—Entonces, hice un plan, yo siempre logro convencer de lo que sea al señor Alexander.

 

 

»Señor Alexander, Michelle quiere ir a dormir a casa de su amiga Sam porque habrá una pequeña fiesta con sus amigos y amigas pero no sé cómo decirle que no, porque van a ir chicos más grandes, pero si ella no va nos va a odiar por el resto de su adolescencia.

»Señorita Valeria, ¿por qué me pregunta? si ya sabe que la respuesta es no, por qué no le dice que haga esa fiesta aquí pero sólo con amigas, no quiero a nadie mayor en esta casa y si quieren que se queden a dormir, una pequeña pijamada les llaman ¿no?

»¡¡Claro!! ¿Cómo no lo pensé antes? se lo diré en este instante a Michelle.

 

 

—Val deja de darle vueltas al asunto, sé que fue muy duro, pero debes de contarme...— Decía Ciro cuando se quitaba la pluma de la boca.

—A eso voy, pero es necesario contar esto primero para que me entienda bien el porqué estoy aquí,— Saqué el aire de mis pulmones, cada vez se acercaba más la tragedia. — Continuo.— Decía mientras seguía comiendo mi helado. —Sam se quedó a dormir esa noche, pero el domingo en la mañana, Michelle me dijo que los padres de Sam no se encontraban en la ciudad y tenía miedo de quedarse sola, entonces me las ingenié para que se pudiera quedar una semana más pero al pasar esa semana sus padres de Sam nunca le llamaron.

—Val necesito que me cuentes el problema de tu… —me dijo Ciro un tanto desesperado.

— A ver, vamos aclarar algo, ¿Por qué te pagan?— Le dije a Ciro mientras veía mi cucharada de helado caerse al suelo. — Esta historia llega a eso, pero si no te la cuento, no vas a entender nada. 

—Esta bien. —Se rindió. —Continua. ¿Qué pasó con los padres de Sam?

— Yo estaba muy preocupada, Sam llevaba una semana sin irse de nuestra casa, tenía que cuidarla también y nadie me pagaba extra. El señor Alexander lo notó también, pero no le molestaba en lo absoluto, Michelle y Sam se la pasaban en la casa cuando regresaban de la escuela, veían películas, hacían tarea y no molestaban a nadie, fueron días muy tranquilos porque también jugaban con Adela. — Suspiré y comí helado. — Una noche de lunes — Hablé con helado en la boca. — el señor Alexander se sentó a mi lado y miró a Michelle haciendo tarea con Sam.

 

 

»¿Siguen con los proyectos? » El señor Alexander se levantó y fue a su lado, Andrés les llevaba galletas y leche.

»Sí» Michelle suspiró.» Ya estamos cansadas, ya casi terminamos y gracias a Dios este es el último y ya mañana nos entregan nuestra última calificación. Nos darán dos semanas de vacaciones y seremos las más felices del mundo. 

»Yo creo que deberíamos de irnos a dormir, esta es de la última clase y mejor mañana nos levantamos y lo terminamos. » Sam se levantó y se estiró.

»Sí, creo que tienes razón. » Michelle también se levantó pero Sam se agarró de su brazo, parecía que iba a caerse. 

El señor Alexander la sostuvo también.

»Sam, ¿estás bien? »Le preguntó.

»Sí. »Sam se comenzó a reír. » Ya lo dijo usted, hemos estado durmiendo hasta tarde por días y ya está comenzando a afectarme.

» Te llevaré a tu casa. » El señor Alexander miró a Andrés y él asintió.

»No, señor.» Sam parecía asustada.

»Ya habíamos quedado que se iba a quedar a dormir, ¿No hay problema, verdad? »Michelle me miró pidiendo ayuda, me puse de pie al mirar todo lo ocurrido.

»No hay problema, pero se siente mal. » El señor Alexander no la soltaba, porque parecía que si lo hacía, Sam iba a caerse.» Al menos llama a tu casa.

Michelle y Sam se miraron por unos momentos.

»Papá, es que Sam está peleada con sus papás.

»¿Por eso se ha quedado tantos días y se ha comido todas las cosas de mi refrigerador? » Andrés la acusó.

»La verdad sí.» Sam bajó la mirada.

»Es mejor que hables con tus papás, aclara todo, quizá también por eso te sientas mal.»El señor Alexander se veía tan paternal dando consejos.

»Ya traté pero son muy tercos. » Sam aguantaba las lágrimas.

»La corrieron de su casa.» La interrumpió Michelle.




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