-Buenos Días. Emilia. Saludó Alejandra a la recepcionista al entrar en la agencia , a sabiendas ésta no iba a contestarle. Nunca lo hacía. Pasó por un lado hacia la oficina. Dejándola con la boca abierta. Para luego hacer un gesto de disgusto.
Thomas se cruzó con ella y emitió un silbido de admiración. Se veía radiante. Alisson le dio una vuelta.
-Te ves relinda querida. Ese vestido te queda súper bien. Ven, vamos al comedor por un café.
Le comentó sobre sus gustos hacia lo esotérico y el misticismo, la astrología y la metafísica. Alejandra la escuchaba con interés.
-Vos eres una fiel representante del signo Capricornio. Vas tras lo seguro, persigues tus metas con los pies bien puestos sobre la tierra. Pero debes buscar un punto medio. Relajate un poco. Disfruta. La vida es mágica.
-Si. Pero por ahora debo ir a revisar unos correos antes que llegue el jefe. Gracias por tus consejos, los tendré en consideración. Cortó Alejandra el discurso de Alisson antes que avanzara la mañana y se le acumularán los pendientes. No se sentía bien charlando en horas laborables. Se alejó a cumplir con sus deberes.
Al mediodía le llegó un mensaje de Leonardo. La pasaría buscando para recibir al empresario, el señor Kokoi, representante de la Aseguradora que venía a finiquitar detalles sobre la campaña publicitaria.
Leonardo parpadeó al verla. No terminaba de sorprenderle su belleza. Lo impresionaba pero tuvo mucho cuidado de no demostrar ninguna emoción. Trataba, al menos.
El portero que también hacia de vigilante del edificio le abrió la puerta deseándole una feliz tarde. Se sentó al lado de Leonardo y lo saludó de manera impersonal. Sólo por cumplir modales. Aún se sentía avergonzada por lo del beso. El caballerosamente guardaba silencio. Concentrado en manejar.
El señor Kokoi resultó ser un hombrecillo de mediana edad, sonriente, delgado y con lentes. Les dijo que iba a aprovechar su estadía para visitar la sucursal de Buenos Aires después de almorzar. Le habían asignado un chofer por lo que iría en su propio transporte. Ambos vehículos se trasladaron al restaurante.
Entraron al local y varias miradas los siguieron hasta la mesa reservada para ellos. Leonardo era conocido por sus parejas que casi siempre eran modelos y frecuentaba los exclusivos restaurantes de Palermo. Curiosos se preguntaban si ella era la novia de turno. El colocó una mano en su espalda en forma posesiva. Como una travesura. Gesto que observó el señor Kokoi que los seguía de cerca. Les entregaron el menú, pero al final se dejaron asesorar por el encargado de atenderlos y pidieron la especialidad de la casa.
Leonardo inició la conversación preguntando cosas banales para aligerar el ambiente y entrar al tema de interés. La campaña.
-Espero que haya tenido un buen viaje. Es la primera vez que nos visita?.
-No. Pero nunca me había recibido un sol tan radiante. Respondió mirando sonriente a Alejandra - Lo felicito, su novia es hermosa.
Ella iba a negarlo cuando sintió un puntapié de parte de Leonardo.
-Gracias. Ciertamente tengo una novia muy bella y estoy muy orgulloso. Opinó tomándole la mano y besándole el dorso - Hoy te ves estupenda, cara. Me encanta ese vestido.
Ella le sonrió tímidamente siguiéndole el juego. A pesar de no entender mucho la situación. Pero intuía era mejor no desmentirlo.
-Alejandra es muy talentosa, es la creadora del diseño para la campaña publicitaria. Recibí el correo de aprobación. Ahora solo faltaría firmar el contrato definitivo que ya está en revisión por su equipo legal. Hoy temprano lo enviamos. Mañana podemos firmarlo. Explicó Leonardo
-Muy bien. Fuera del contrato me gustaría hacer una petición personal.
-Diga, Usted. Lo escuchamos.
-Quiero que la modelo de la campaña sea la señorita aquí presente. Alejandra Pereira.
-Lo siento, no soy modelo. Mi profesión es Licenciada en Marketing. Es para lo que me preparé. Acotó Alejandra. Incómoda por la manera tan machista de excluirla de la conversación y ahora tratarla como un objeto.
-Soy un observador nato y tengo buena intuición para los negocios. Noté como llama poderosamente la atención. Su naturalidad e inocencia daría un plus al proyecto.
-Temo entorpecer todo el proyecto con mi inexperiencia. Insistió. Preocupada con el giro de las cosas. Ellos ni siquiera le prestaban atención. Leonardo no la apoyaba.
-Me disculpan pero el deber llama. Leonardo , señorita piensenlo. Hasta mañana.
-Tenga cuidado señor Kokoi. Vamos a estudiar esa posibilidad. Lo esperamos mañana temprano en nuestras oficinas.
Alejandra se excusó y se retiró a la sala de baños. Tenía que tomar aire, lejos de la mirada de la gente y de Leonardo. Sus manos sudaban y su corazón estaba acelerado. Se sentía impotente. Tenía que seguirse negando. No podían obligarla. Respiró profundo y salió al encuentro con su jefe.
Leonardo mientras tanto enviaba mensajes delegando funciones y preparando todo para el día siguiente. En la noche supervisaría. Pidió le enviaran al correo toda la información y cualquier novedad presentada. Ahora tenía que dedicarle tiempo a su pasante. Pensaba enseñarle algunos trucos de negociación efectiva. Sólo que lo haría de una manera poco convencional.