-Puedes explicarme cómo siendo tu confidente, soy la última de la oficina en enterarme serás la modelo exclusiva del proyecto bandera de la agencia?. Reclamó Karla, haciendo un mohín con su rostro. Ahora me vas a contar con lujo de detalles sin obviar nada.
-Espera que lleguemos y te diré todo. prometió Alejandra.
Cruzaban en bicicletas la reserva ecológica ubicada en la Costanera Sur. Actividad que solían realizar los fines de semana cuando el tiempo atmosférico se los permitía. Hoy aprovechaban de un día fresco pero asoleado.
Se bajaron de las bicicletas y sacaron las manzanas que llevaban para merendar sentadas bajo un gran árbol. Alejandra le contó desde que tuvieron la primera reunión con el señor Kokoi hasta el momento que aceptó ser la modelo.
-Esa sos vos, ja, ja, ja. El orgullo te alimenta.
-Bueno, no te pases. Ja, ja, ja, está vez lo reconozco, no iba a permitir que unas mujeres ofrecidas me dañaran el proyecto. Te fijaste como agarraban a tu Roberto.
-Y a Leonardo, la pelirroja quería comérselo. Ya no es mi Roberto, mejor dicho nunca lo fue.
-Lo siento. Creo no era para ti. Ya vendrá tu príncipe azúl.
-En un caballo blanco. Si que sos romántica.
-Me encanta éste lugar. Los bosques, lagos, caminarías, opinó Alejandra extasiada con la belleza natural de la reserva ecológica.
-Claro, Pocahontas!.
-Mucho me temo ese será mi sobrenombre de ahora en adelante.
El domingo temprano recibió un mensaje de la señora Amelia, invitándola al Barrio Chino. Ese día festejaban el Año Nuevo Chino . Pensó en inventar una excusa pero no encontró ninguna válida. Al rato pasaron por ella. Lo primero que se observó fue el imponente arco de ingreso de más de diez metros de altura con tres niveles de tejas en el techo. A cada lado habían figuras de dragones y en la base de cada columna leones de piedra tallada. Espectáculos de música y feria de comida oriental llenaban las calles. Todo muy colorido. Lo primero que hicieron fue visitar al templo budista Chong Kuan. Luego pasaron por los supermercados donde ofrecían harinas de todo tipo, incluso la venezolana Harina Pan.
Compraron algunos productos para después almorzar en uno de los restaurantes de comida asiática para después probar bebidas de sabores extraños en la feria de comida. Todo con identidad oriental.
Ya en la tardecita disfrutaron de fuegos artificiales y se fueron del lugar. En su residencia Alejandra se puso cómoda y envió fotografías descriptivas del Barrio Chino a su grupo familiar cuidando de no mostrar aquellas donde salían sus acompañantes pues no quería dar explicaciones y era muy reservada con sus cosas.