Mi Bello Amor

Capítulo 22.- Es, en serio!

Alejandra y Carlos se bañaron en la quebrada parloteando animados por juntarse nuevamente después de más de cinco años. Todo el equipo se les unió y al final parecía una fiesta. Leonardo observaba la escena desde el porche de la cabaña. Espero paciente. Cuando ella al fin se despidió de su hermano y se fue a descansar Leonardo se paró de la silla y la tomó del brazo.

-Ve a cambiarte y regresas junto a mí, tengo algo que darte.

Ella se quitó la ropa húmeda, se colocó un vestido blanco y salió a sentarse junto a él.

-Alejandra. Le dijo tomándole una mano y sacando algo de su bolsillo. Por el brillo de sus ojos se notaba había estado bebiendo - Quiero regalarte éste diamante como símbolo de la pasión que ambos experimentamos. Lo compré especialmente para ti. Desde hoy podrás tener todas las joyas que desees. Eres la prenda más valiosa. Toma. Recibe.

Ella sintió una gran opresión en el pecho por un instante pensó le iba a costear respirar o emitir alguna palabra. Era tanto el estupor y la molestia que sentía. Sin embargo reunió fuerzas y respondió con voz firme y clara. 

-De verdad usted piensa que lo que vivimos hoy se asemeja a una piedra preciosa y que yo soy un objeto. Voy a aclararle señor millonario se equivocó conmigo, acaba de lanzar a un abismo cualquier sentimiento noble que haya despertado en mí. Guardese sus joyas. Por segunda vez tengo que decirle que los sentimientos son invaluables. Ni todo el oro del mundo alcanzaría para comprar el amor verdadero. 

Se retiró muy digna con su alma rota en mil fragmentos pero ni loca iba a demostrarlo. Ella era Alejandra. De vuelta a su muralla de donde no debió salir. Se tomó un sedante y se acostó. Mañana era su debut como modelo y tenía que descansar.

Leonardo no supo expresar lo que sentía. Quería halagarla y terminó molestándola. Pero a quien no le gustaban los diamantes.

A ella si le gustaban pero no bajo esa situación tan bochornosa. 

Los días siguientes transcurrieron sin ninguna novedad. Hicieron las tomas. Carlos influyó en que se relajara y todo salió de acuerdo a lo planeado. Leonardo la trataba con mucha cautela. Se limitaron a realizar el trabajo de la campaña. Ella se pasó para la cabaña donde se hospedaba su hermano para evitar roces. Con tristeza se despidió de Carlos. Y cada quien regresó al país que le abriera sus puertas. Salieron de la selva para volver a la civilización.



#21801 en Novela romántica

En el texto hay: comedia, romance, drama

Editado: 01.09.2021

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