Mi Bello Amor

Capítulo 25.- Cielo e Infierno

Leonardo estaba impaciente por la llegada de Alejandra. Desde que ella le enviara una mensaje con la hora de partida no dejaba de mirar el reloj. Esas siete horas que tardaría el vuelo en llegar se le hacían eternas. Llegaría en pocos minutos. La había extrañado mucho. Se había acostumbrado a sentir su exquisito aroma en la oficina, oír su voz, mirar sus hermosos ojos verdes. Su estilo al caminar. Ver como batía la cabeza y se arreglaba la ropa cuando algo le molestaba. Toda su presencia. La entrega que le ponía a su trabajo y el amor a su familia. Ya no podía ocultarlo estaba perdidamente enamorado de esa mujer. 

Alejandra también estaba ansiosa por llegar. Aunque no podía negar que sentia temor ante los sentimientos que crecían en su corazón. Era muy inexperta. Además estaba el hecho de pertenecer a clases sociales distintas. No estaba segura si eso se convertiría en un factor que en un futuro jugara en contra de esa relación.

Llegaron y Leonardo las estaba esperando en el aeropuerto. Impecable con una chaqueta de cuero negro. Sonrió al verlas. Karla le dio un codazo a Alejandra quien inmediatamente se ruborizó. Avanzaron a su encuentro.

-Hola, jefe. Se adelantó Karla. -Que amable al venir a buscarnos.

- Quería ver cómo había llegado mi pasante favorita. Habló dirigiéndose a Alejandra. Ella le sonrió tímidamente con brillo en sus ojos. -Vamos a comer, deben tener hambre.

-Vayan ustedes. Yo voy a realizar algunas llamadas que tengo pendientes y más tarde pediré una pizza. Se excusó Karla adivinando que la pareja necesitaba privacidad. 

-Que lástima, amiga. Te he absorbido todos estos días. Ya debes querer deshacerte de mí. Protestó Alejandra.

La dejaron en su apartamento y se fueron a cenar a un lindo restaurante, de corte romántico y estilo antiguo, colocaron tangos de música de fondo. 

Respetuosamente Leonardo le rozaba los dedos. Se miraban a los ojos y se quedaban en silencio. 

Disfrutaban el Amor. 

Ese día conversaron muy poco. Preferían observarse. Y de vez en cuando rozar sus manos. El sabía iban hacía algo inmensurable. Pero era mejor así, poco a poco. Con la calma de quien tiene la seguridad de que el destino había juntado sus almas. 

Durante los días siguientes trabajaban en la oficina, almorzaban en el apartamento de Leonardo y cenaban en cualquier restaurante pequeño que escogían entre los dos. En algunas ocasiones pasaban buscando a la señora Amelia o a Annabella. En otras salían con amigos en común. Iban a cine o al teatro y después optaban por un helado. Los fines de semana visitaban parques y el domingo iban a misa incluyendo también a la señora Amelia. Después pasaban el día con ella. Era su día de compartir familiar. 

Los dos se veían radiantes. Ya andaban tomados de la mano y se daban besos cuando se quedaban a solas. Suaves e intensos, como sus personalidades. Pero frenaban a tiempo. Y se despedían. Cada quien se quedaba en su lugar de habitación.

De la universidad enviaron la confirmación de su acto de grado. Se llevaría a cabo en pocos días. 

Ella cobró el dinero que se ganó con la campaña y se cambió a un mejor lugar. Justo al lado del apartamento de Karla.

Un día iba saliendo del edificio y se tropezó con Ricardo.

-Alejandra. Nos volvemos a ver. Fuiste mi motivación. Vine en búsqueda de mejores oportunidades. Dijo abrazándola. -Me quedaré con Karla, por ahora. Prosiguió.

-Ricardo. Me alegro por ti. Estoy a la orden. Me acabo de mudar aquí mismo.

Se despidieron y acordaron reunirse más tarde.

Alejandra empezó a preparar lo concerniente a su graduación. Leonardo la encontró sacando cuentas y de forma cautelosa le informó que su madre iba a darle un día de spa  antes de la fecha y el como su tutor empresarial le daría un bono para que comprara el vestido y los zapatos. La empresa daría un pequeño brindis para celebrar la ocasión. 

Esa noche llamó a sus padres para contarles todas las cosas maravillosas que estaba viviendo. Estaba feliz. Agradecida con la vida por las bendiciones que recibía.

Su hermano Carlos también era motivo de buenas noticias, ya que como resultado de su incursión al modelaje en la campaña publicitaria de la agencia Ruggieri lo habían contratado como modelo en una agencia que tenía sucursales en Brasil y Argentina por lo que estaría viajando entre los dos países.

Una semana antes de la graduación de Alejandra recibió una llamada para darle una mala noticia sobre su abuela. En la mañana cuando fueron a llevarle su desayuno la encontraron sin signos vitales.Se quedó dormida y no despertó más. 

Esta vez pudo expresar su dolor. Se abrazo a Leonardo y se aferró a él como su tabla de salvación. Envió recursos económicos para sufragar gastos funerarios al igual que su hermano. Ninguno estaba pero de corazón y pensamiento acompañaron a su familia. 

Este suceso opacó su felicidad pero era consciente de que ya su abuela había vivido todas las etapas que le correspondían en este plano terrenal con gran estoicismo y serenidad. Conformó una gran familia, inculcando valores y formando hombres de bien. El mayor tributo que podía hacerle era recordarla con mucho amor y admiración.



#21801 en Novela romántica

En el texto hay: comedia, romance, drama

Editado: 01.09.2021

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