Capítulo 1. Día de morir

Gutiérrez y yo, vamos en el mismo auto ultimando los detalles de la misión. No puedo negar que estoy sumamente nerviosa hay mucho en juego, tomo mi arma de servicio una Beretta 92 F, reviso el proveedor de municiones antes de instalarlo, el movimiento torpe de mis manos hace evidente el estado en que me encuentro. — Teniente, aún estas  a tiempo de cambiar de opinión, estoy seguro que encontraremos otra salida. — Sabes bien que ya no hay tiempo, recibimos la información hace solo unas horas y este plan siempre lo hemos considerado tanto para ti como para mí, es el momento de llevarlo a cabo.  

El lugar donde se llevará a cabo el intercambio de la mercancía ilícita y el dinero se encuentra rodeado, son unas galeras inmensas en un lugar apartado de la ciudad, es una cantidad considerable de drogas; la entrega del dinero y el recibo de la mercancía configura el delito a la perfección solo es esperar el momento justo para entrar y aprehenderlos. No estamos hablando de cualquier cargamento, es una cantidad que tipifica este ilícito como narcotráfico internacional, este será un duro golpe a esos malnacidos.  

De un momento a otro comienzan a sonar disparos, el equipo élite preparado para la operación ingresa a la galera con el fin de salvaguardar la vida de los otras unidades infiltradas,  unos vehículos negros tipo blindados nos rodean y abren fuego en dirección al edificio, nuestros compañeros están atrapados  en medio del tiroteo.  

Como podemos Gutiérrez y yo nos escabullimos dentro de la galera por la parte trasera, hay varios cuerpos de policías y  de los narcos tendidos en el suelo. Intentamos movernos protegiéndonos con las estructuras metálicas que se encuentran en el interior. Todo es un caos, el humo que producen las detonaciones ha  reducido la visibilidad en el interior. De un momento a otro tomamos el control de la situación dentro del edificio y la llegada de apoyo en el área externa provoca la retirada de los vehículos blindados lo que trae como consecuencia el cese del tiroteo.  

La tensión ha bajado y estamos dentro solo unas pocas unidades de la policía, todos tenemos el rostro cubierto. En este tipo de operativo el exponer nuestros rostros jamás será una buena  opción.

— Teniente Veloza, tenemos 15 personas detenidas y ya en los vehículos están listos para transportarlos,  ¿El Dragón” esta entre los aprehendidos?— pregunto.

 — No, mi comando. — rrsponde el agente.

—Ese maldito no puede escapar, peinen el área estoy segura que a pie no pudo llegar muy lejos. Gutiérrez y yo terminaremos de revisar aquí adentro.— respondo— Empezamos a movernos sigilosamente dentro del edificio, aunque es muy poco probable que este aquí, las ratas son las primeras en abandonar el barco. — Llevamos alrededor de diez minutos revisando cada rincón de esta maldita galera y nada, el escape de ese infeliz complica más mi situación.  

—'No hay nadie comando, salgamos de aquí. —Dice Gutierrez.

 —De acuerdo voy detrás de ti.— me agacho a amarrar las cuerdas de las botas militares que traigo, en medio del tiroteo ni pensar en hacerlo. El toque frío del cañón de un arma en mi frente hace que me sobresalte, intento hablar para alertar a Gutiérrez pero una voz rasposa y cargada de enojo me advierte— 

—Si abres la boca, te quiebro aquí mismo. — 

Solo veo la espalda de mi compañero cuando logra salir de la galera. 

— Así que aquí esta la zorra a la que le debemos el fracaso de este negocio, lo escucho decir— El puede ver perfectamente mi rostro, porque cuando creímos que no había nadie dentro me quite la capucha dejándolo al descubierto.— Y entonces  como es prefieres que te llame ¿ La cata? O   ¿Teniente Veloza? .Buen trabajo zorra, nos hiciste perder un par de millones, espero que en el infierno donde pretendo mandarte, sepan pagarte bien. —

— Vaya Dragón no te conocía esos dotes para esconderte, registre este lugar y estaba segura que habías huído como la rata que eres, parece que el miedo te volvió aun más estúpido y no aprovechaste tu oportunidad de escapar.— 

—Mira que yo lo veo de otra manera, fue buena idea esconderme, de otra forma no te tendría en mis manos para que ajustemos cuentas.—contesta.

 —Lentamente me voy incorporando, quedando parada exactamente frente a él. — hágale pues mijo, acabemos con esto de una vez por todas. —

— No seas pendeja, me asegurare que tu muerte no sea tan rápida y mucho menos placentera, el que se mete con gente como nosotros  no se va de esta vida completo—

 Pasa su mirada con  lascivia sobre mi cuerpo, lo que me hace sentir un asco inexplicable.

 —Afortunadamente esa decisión no esta en tus manos, así que creo que mejor le vamos poniendo fin a este asunto. — Aprovecho un descuido y hago una maniobra, para   despojarlo de su arma, tiene una herida de bala en el costado izquierdo que sangra profusamente, lo golpeo fuerte justamente allí y cae al suelo—

— Maldita, no creas que escaparás con vida.— 

—saco un puñal de mi bota y logro clavarselo en la pierna, el maldito se revuelca de dolor y empieza a desangrarse   — Nos vemos en el infierno dragón.  

Escucho una fuerte explosión a mis espaldas, la estructura es muy frágil y con semejante tipo de explosión es peligroso estar cerca.  Manténganse alejados para evitar algún herido— Le grito a mi gente que aún se encuentra en el área.

 — ¿Alguién ha visto a la teniente Veloza?.— Pregunto, porque no logro verla.

— Estaba con usted en el interior, teniente Gutiérrez. —

— Salió justo detrás de mí, hace unos minutos. —respondo.

 —No la hemos visto Señor— 

—De que demonios hablan, localícenla debe estar cerca de los vehículos donde están los detenidos y llamen a los bomberos para que estén aquí lo antes posible.—Digo algo nervioso.

—Teniente Gutiérrez, esos vehículos ya se retiraron del área Señor,  somos pocos los que quedamos aún  aquí.