Aparentemente todo salió tal cual lo planee, no ejecute el plan B como quede con Gutiérrez, lleve a cabo mi propio plan; se que el seria capaz de hacer cualquier cosa por mí, pero no quiero perjudicarlo por nada del mundo. Se que ese hombre me ama y aunque yo solo he podido entregarle mi cuerpo mas no mi corazón, soy una mujer que sabe valorar la lealtad.
Logre salir ilesa, antes de la explosión. Había ubicado los explosivos en lugares estratégicos, eran mercancía proveniente del mercado negro así que pensaran que los instalaron los narcos, el cadáver encontrado lo traje anoche; era una mujer con similitudes a mi en medida y contextura, su cadáver había sido encontrado hace un par de días y por ser extranjera nadie la identifico y ya tenía un tiempo en la morgue. El encargado de hacer la prueba de ADN para verificar la identidad, me debía una par de favores y tuvo que pagármelos, ciertamente no le di opción.
Se que Gutiérrez esta esperando que me ponga en contacto con él, pero creo que lo mejor será no hacerlo, aunque en estos momentos lo estoy dudando.
Anoche, tome un autobús hasta el lugar donde mi familia fue trasladada. Estoy segura que nadie le ha informado a mi madre de mi muerte, esta mañana la vi salir muy tranquila a buscar el pan para el desayuno. Se que esa noticia será algo que a ella le costara aceptar. Pero es por su bien, poder verla a ella y a mis hermanos aunque sea de lejos, me da paz y fuerzas, sobretodo fuerzas porque a veces dudo poder con esta dura carga.
Vi salir a mamá y regresar luego de unas horas, también ví a mis hermanos salir y regresar, hasta ahora todos lucen tranquilos. El día ha transcurrido con tranquilidad, de repente una patrulla de la policía se estaciona frente a la casa, veo bajar a Gutiérrez, viene de civil y trae unos lentes oscuros de sol, no puedo negar que es un hombre muy atractivo, con un cuerpo bien trabajado, sus facciones varoniles muy hermosas, ojos claros de un color extraño como dorado, de la altura perfecta para mí 1.82, aún no entiendo porque nunca pude enamorarme de él, si realmente es un espectáculo de hombre. Toca el timbre y mi madre le abre la puerta, lo recibe con un cariñoso abrazo, creo que noto algo extraño en su rostro porque enseguida se aparta y no mira con desconcierto. Desde la distancia en la que estoy escucho el grito desgarrado de mi madre, se desploma pero Gutiérrez la sujeta y la lleva adentro. Solo alcanzo a escuchar los gritos desgarradores de mi familia llorando mi muerte.
Mi corazón está desgarrado, causarles este dolor me mata, hubiese preferido no tener que ser consciente de lo que les estoy causando. La tarde transcurre y el aún no sale de la casa, supongo se quedo esperando que todos estén más calmados, al menos en lo que sea posible tomando en cuenta la situación. Lo veo salir un poco antes de que la noche empiece a caer, ya no trae puestos los lentes oscuros, sus ojos están rojos, sus hombros caídos y su cabeza baja me muestran su tristeza. Sube al auto de la policía y se retira del área, esperare un rato para irme. Ya entrada la noche decido esperar junto a la ventana del cuarto de mamá, estuvo llorando durante largas horas, cuando ya no escucho sus sollozos decido entrar por la ventana, tiene la cara roja y los ojos hinchados de tanto llorar, se durmió abrazada a mi hermano menor. Me acerco cuidadosamente y le doy un beso a cada uno en la frente, espero que todo este dolor valga la pena y que esos malditos los dejen en paz.
Salgo de allí y busco la habitación de Frank mi hermano mayor, esta tirado boca abajo en su cama. Se que ha estado llorando, lo miro de lejos, siempre ha tenido el sueño muy liviano y no deseo q despierte y me vea. Es hora de irme, Dios mío cuídalos. Sé que no soy la mujer mas devota pero ellos son mi vida y solo deseo que estén bien.
Necesito hacer una última parada antes de ir al aeropuerto, conseguí un pasaporte falsificado para salir del país; estoy segura que no tendré problemas porque quienes hicieron el trabajo son los mejores. Otra ventaja de conocer, fichas del bajo mundo.
Llego al departamento de Alberto, si ese es su nombre Alberto Gutiérrez, tengo una llave para entrar que el mismo me dio. Hemos sido amigos durante mucho tiempo, en un tiempo intentamos ser algo más pero al final preferimos no echar a perder esta maravillosa amistad, aunque eso no ha impedido que esporádicamente tengamos calurosos encuentros amorosos, no tenemos una relación propiamente dicha, ya que por nuestro trabajo no es sano involucrarnos sentimentalmente, pero él y yo juntos somos combustible y fuego.
Abro la puerta y entro de manera sigilosa, pensé irme sin despedirme pero no pude, no cuando lo vi tan devastado.
Esta sentado de espaldas a la puerta, estoy segura que ha bebido, sus sentidos no están alerta. En otro momento ya me tendría en el piso y con un arma en mi cabeza. Me agacho detrás del sillón y poso mi mano sobre su hombro, se sobresalta y toma mi mano, como constatando que la sensación es real.
—¿Eres tú?—
—Sí, soy yo. —
— Casi enloquezco Carolina, pensé que te había perdido.
— Vine a despedirme, Alberto.
Se pone de pie y me lleva hasta él, toma posesión de mi boca con hambre, con pasión, como si mi boca fuese el último oasis en su desierto, su aliento mezclado con el sabor a licor hace que mis piernas se debiliten y que mi cuerpo responda.
— Yo…
— No quiero hablar Carolina, si esta es la despedida necesito sentirte.—
Mi cuerpo responde a sus palabras como si estuviese bajo hipnosis, mis manos van hasta su torso desnudo, acariciando su pecho, su espalda, su abdomen. El posa su mano sobre mi nuca y lleva mi boca directo a la suya de manera posesiva, me despoja de la blusa y empieza una danza de besos por mi cuello, mi clavícula, mis pechos; arrancando pequeños gemidos que se van intensificando conforme lo hacen sus caricias. Me levanta y hace que enrosque mis piernas alrededor de su cintura y sin dejar de acariciarme y besarme me lleva hasta su habitación, esa misma que hoy será testigo de nuestra despedida.