El doctor termina de revisarme y mientras cura mis heridas, me informa que ha atendido a Nicky y que no me preocupe por ella, que es normal este tipo de reacción frente a una situación de estrés o peligro. Al terminar lo veo salir de mi habitación.
Recuesto mi cabeza sobre la almohada y cierro los ojos. Hoy ha sido un día de muchas emociones, demasiadas diría yo.
Esa cercanía con Catalina de hace un rato, aún tiene mis sentidos alterados, sentir su perfume, el tacto de su piel con mi mano, su aliento golpeando cerca de mí boca, me tiene hecho un caos.
Parezco un puberto, como es que esta mujer logra ponerme a mil con tan solo tenerla cerca.
Estoy seguro que a ella le pasa lo mismo, si no nos hubieran interrumpido habría probado esos labios, que se me hacen tan apetecibles.
No me reconozco la verdad, hace apenas unas horas que termine mi relación con Dayka, una relación que duro 3 años, estuvimos a punto de casarnos y yo estoy aquí pensando en otra mujer y deseando besarla y hacerle muchas otras cosas más.
Creo que necesito tiempo, poner distancia con Catalina, no quiero hacer nada por impulso o por pura atracción, podría echar a perder todo.
Nicky se ha adaptado muy bien a ella y si intento tener algo con Catalina y no resulta, estoy seguro que Nicky no me perdonaría que ella quiera irse de su lado.
Necesito pensar con cabeza fría, y estando sentado de ella eso no es posible.
Veré que quede todo organizado con la nueva empresa de seguridad, y planeare algún viaje de negocios. Por supuesto primero cerciorándome de que Nicky esté segura.
Bajo hasta el comedor a la hora de cenar, solo Nicky esta allí. — Hola princesa, ¿como te sientes?— Más calmada, hermanito— Y tú— Yo estoy bien, amor. Solo aproveche para descansar un rato. — Si lo se, cuando subí a verte estabas profundamente dormido— La señorita Mendizabal ¿cenara con nosotros?—Sí, solo se retiro unos minutos a la terraza para hacer una llamada en lo que tu bajabas, supongo que a alguien de su país. Voy a buscarla.— Descuida hermanita, yo lo hago.
Llego a la terraza y Catalina esta recostada en la baranda y hablando con alguien por teléfono. La escucho decir a la persona con la que habla—No me llames así Alberto, Carolina Veloza esta muerta, ya debes irte acostumbrando a llamarme Catalina. Si, me alegra que ellos estén bien ¿y cómo estas tú guapo? — Sí, se a lo que te refieres, yo también te extraño y mucho— Se que prometí llamarte, pero no había podido hacerlo. No seas tonto, sabes cuan importante eres para mí. — un carraspeo de mi garganta, interrumpe la conversación.
Estamos esperándola para cenar— Algo le pregunta la persona al otro lado del auricular, a lo que ella contesta; es el señor Roberts, mi jefe. — una furia dentro de mi empieza a crecer, nisiquiera soy un amigo, o Jaden, solo soy su jefe.
Con permiso, la veo en el comedor digo antes de retirarme.
Será que todo lo he imaginando, que soy yo el que se está pintando películas en la cabeza.
La escuche perfectamente decirle a ese hombre que lo extrañaba. Seguro debe ser su novio o su pareja.
Definitivamente, poner distancia será lo mejor.
Regreso al comedor y a los pocos minutos llega Catalina.
Disculpen mi amigo Alberto, se puso un poco intenso y tenía mucho tiempo de no hablar con el. Cuando dice “amigo” fija su mirada en mí.
Nicky, no había tenido oportunidad de contarte que Catalina tiene experiencia en asuntos de seguridad, ya que en su país se dedicaba a algo parecido. Así que nos ayudara a organizar ese Tema, espero que no te moleste que lo haga. —Ah, por eso era que hablabas tanto con los guardaespaldas — Así es Nicky— Bueno no tengo problema, siempre y cuando sigas teniendo tiempo para mí. Catalina tu eres como mi hermana mayor. — Tranquila princesa, no te robare a tu hermana. — Te prometo Nicky, que nuestro tiempo juntas será prioridad, además a la vez podré cuidarte.
Terminamos de cenar y me dirijo al despacho, debo revisar alguna documentación y firmar unos contratos.
Ya avanzada la noche subo la escalera rumbo a mi habitación. Me detengo frente a la puerta de la habitación de mi hermana, entró encontrándola dormida y le doy un beso de buenas noches.
Llego hasta mi habitación y me recuesto en mi cama, tomo mi celular y dígito el número de Marcos. — Buenas noches amigo— Hola Jaden, que se te ofrece no te parece que es un poco tarde para que me llames— No, los amigos son 24/7— Ja, eso solo cuanto te conviene a ti, porque yo te busque varias veces esta tarde para hablar del bombón ese con el que vives y no pude ubicarte— estuve ocupado. — A ver, para que soy bueno— Necesito para mañana temprano tener en mi oficina, toda la información que puedas conseguir sobre Carolina Veloza, ex agente de inteligencia policial Colombiana— Si sabes que soy tu socio y no tu mandadero, verdad— Por favor, Marcos— Ok, ya que dijiste las palabras mágicas lo haré. — Gracias amigo, buenas noches— Hasta mañana Jaden.
Carolina Veloza, así que ese era tu nombre. Bueno mañana voy a saber mucho más de ti.
Decir que no me pasa nada con Jaden, sería mentirme a mi misma. Ese hombre me encanta y sentirlo tan cerca, solo avivó esas emociones que provoca en mí.
El problema es que estoy segura que no es solo algo físico, cuando vi que las balas habían impactado su auto sentí morir, me invadió el temor, quería correr hacia el, pero no podía dejar desprotegida a Nicky.
Ese es el tema, cuando te involucras emocionalmente, no puedes pensar con claridad y hacer tu trabajo correctamente.
Pero que hago, si ese hombre me gusto desde el primer momento que lo vi. Todo en él me fascina, sus ojos, su boca, su porte elegante e imponente, esa deliciosa fragancia cara que usa, de tono de su voz, definitivo estoy mal muy mal; no solo es mi jefe, también es un hombre que está fuera de mi alcance, es millonario, de buena familia y para rematar esta comprometido. Dios mío porque no me toco un jefe gordo, calvo y panzón. Tenia que toparme con este dios griego de saco y corbata.