Mí teléfono comienza a sonar y no alcanzo a contestar, aún tengo demasiado sueño, y decido levantarme y al ver la hora me sorprendo demasiado, son las 2:30 de la madrugada, al ver quién me llamo casi doy un grito, es mi mejor amiga.
Le regresó la llamda.
-¿Qué pasa?, le cuestiono.
-Te necesito, ahora sal de tú casa te veo en el árbol qué está camino a la escuela.
-¿Cuál de todos los árboles?, le pregunto.
-Nuestro arbol, Kiara.
-Okey, voy para haya.
Y así colgamos la llamada.
Y así en pijama, busco en mí armario y escojo unos jeans en color deslavado, y una camisa negra con manga larga y cuello alto, tomo una chamarra negra y me colocó unos tennis blancos, y así en silencio me dirijo a la habitación de Ariadna la muevo un poco y ella despierta.
-¿Qué suscede? me pregunta adormilada.
-Me hiré, regreso por la mañana, sí no vuelvo antes de las 5:00 de la mañna distrae a mamá y a papá, ¿Okey?, le digo.
-¿A dónde vas?, me pregunta asustada.
-Romina me necesita, le digo.
-Ve, yo te cubro, me dice.
Le doy un beso en su frente y le digo, -Gracias hermana.
Me alejo de ella y me dice, -De nada hermana, cuidate y cuida a nuestra hermana. Me sorprendo a oírla decir eso, me alegra saber qué la quiere tanto como yo y le digo, -Lo haré.
Y sin más salgo de mí casa en silencio y me dirijo a nuestro punto de reunión, en ese árbol nosotras hemos pasado buenos momentos, ahí nos hemos tomado varias fotos, nos escondimos cuándo hicimos bromas y ahí mismo grabamos nuestras inciales, pensando eso, se me pasa el tiempo muy rápido y me percato de qué ya he llegao, pero no veo a Romina, me acerco al árbol y le hablo en susurro.
-Psst, Romina ¿Estás ahi?.
Una mano tapa mí boca, y antes de qué pueda reaccionar, me percato del olor al perfume de lilas de Romina y veo su mano en ella tiene la pulsera qué le regale frente a esté mismo arbol, son pulseras del mismo color pero yo tengo su incial y ella la mía, y así dijimos que nuestra amistad estaria sellada.
-¿Qué pasa?, le pregunto, ella quita su mano de mí boca.
-No hay timepo para explicar, vámonos, me dice jalandome de mí brazo.
No le digo nada y la sigo, y nos dirijimos al parque, esta muy oscuro y debo confesar que me da un poco de miedo, Romina se escabulle a un pequeño edificio, y abre la puerta.
-¿Cómo conseguiste la llave?, le pregunto.
-Mi padre es el encargado del festival de invierno qué habrá en la ciudad.
-Okey, y ¿Estas bien?
-No, quiero ser fuerte y no puedo, me dice triste.
El cuarto en el qué entramos, es pequeño, es una especie de bodega y aquí ahí demasiadas cosas viejas y nuevas, Romina enciede la luz y nos sentamos y ella comienza a hablar.
-Me siento mal, ya no lo soporto.
-¿Qué ha pasado?, le digo.
-Kiara, ¿No te das cuenta?, me dice dolida.
-¿El qué?, le pregunto.
-El cómo todos nos miran, Kiara, mí madre me pregunto sí estaba enamorada de ti, me dice llorando.
La miro sorprendida y me acerco y ella se aleja rápidamente de mí, -Kiara, sabes qué te quiero mucho, y no sé qué hacer o cómo sentirme, no sólo es cariño el qué te tengo, Kiara ¿Puedo amarte?, eres mí amiga, no es lo mismo que James él me gusta, y es lindo, pero tú eres como mí hermana, no se qué hacer.
-Romi, por favor, mí madre me ha comentado lo mismo estos últimos días, por eso no fui por ti a tú casa hoy para ir a teatro, y...
-Mi madre, por eso peleo con mí madre, ella vio el collar qué te regale y..., -Espera, dice aún llorando, Tú ¿Crees qué estoy enamorada de ti?
-No, Romi escucha, para mí no ha sido fácil, pero se quién esta detrás de esto, es Minerva.
-No, Kiara, No estoy enamorada de ti, pero me duele qué no te hayas dado cuenta, y te alejaras por esa mentira, fue un error llamarte, adios.
-Romina, espera y la tomo del brazo ella me lo quita y me empuja y me dice, Kiara adios, dejame.
Y se va llorando, me siento fatal, no me dejo hablar con ella y cuando salgo a buscarlo ella ya no esta, vuelvo a mí casa triste y devastada, se cómo le afecta qué todo el mundo la cuestione y señale, lo sé, la entiendo, y me siento fatal porqué yo hice lo mismo.
Entro en silencio a mí casa, le he llamado todo el camino y no atiende las llamadas, subo a mí habitación y me recuesto a llorar, y así me vence el sueño.
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Por la mañana.
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-Kiara, hija levantate ya, es tarde para ir a la escuela.
-Ya voy madre, le respondo sin ganas.
-¿Has llorado?¿Estás bien hija?
-No es nada madre, sólo tú y tus dudas sobre mí amistad con Romina.
-Lo siento hija, no volveré a comentar nada, dice mi madre sincera.