Pov: Lía
Luego de sentarme en uno de los sillones, Zed se acercó a mí y se sentó sobre una mesita que se encontraba justo al frente de mí y muy cerca para mi gusto.
Se acercó un poco y tocando mi pierna, me dijo:
-Te ves muy tierna con la ropa, te queda gigante - dijo mirándome de manera tierna.
Yo no sabía que decir, estaba empezando a sentir mi rostro caliente, estaba sonrojada y no sabía que decir. No me esperaba que me diga eso.
-mmm eh.
-no importa, ahora hablemos de lo que nos concierne ¿qué te paso en el rostro? - dijo de manera calmada.
-Ya te lo dije, me golpeé ayer con un mueble en mi habitación - dije sin tartamudear, y con voz firme para que me creyera y dejará de preguntar ya que no le diría la verdad, no, no podía y tampoco sabía cómo sobrellevar la conversación. No me sale muy bien mentir.
-haber Lía, ya sé que no nos conocemos bien o bueno casi nada, pero puedes confiar en mí. Cuando te dije que eras mía, era verdad y eso me lleva a que yo te voy a cuidar y proteger de quien sea - dijo de manera suave y tranquila, cosa que se me hizo rara, ya que por lo general hablaba de manera fría y sin sentimiento.
-lo siento, pero eso es lo que paso.
Pude ver como su mandíbula se apretaba de manera fuerte y cerraba sus puños, pero lo trato de disimular apretando con su puño, su pantalón.
-no entiendo porque me mentís y lo proteges Lía, pero está bien no te voy a obligar a decirlo - dijo de una manera más fría.
-pero voy a averiguarlo por mi parte - susurró, pero alcance a escucharlo.
Igual estaba confiada en que no lo averiguaría, nadie nunca podría pensar que un chico "como Mike " podría golpear a una mujer y menos a su hermana.
Se levantó y se dirigió hacia alguna parte de la casa y yo no sabía qué hacer, así que me levanté y agarre mi ropa húmeda para luego dirigirme hacia la puerta.
- ¿a dónde vas? - dice una voz sobresaltándome.
Me gire y era unos de los chicos que había visto cuando había entrado a la sala.
-emm a buscar mi mochila e ir a casa - dije con duda.
Mirando a los lados dijo:
-Zed lo sabe - inquirió.
-nop, él se fue hace unos minutos hacia alguna parte - dije.
-ahh, mejor vamos a la cocina así comes algo ¿quieres? - dijo acercándose.
-ehh no gracias, tengo que ir a casa - dije ya que era la verdad y no quería tener problemas.
-vamos - dijo el chico sin nombre llevándome hacia lo que parecía ser la entrada de la cocina.
Al llegar me señaló un taburete y sacó unos sándwiches ya hechos de la heladera y me los ofreció. La verdad es que tenía hambre así que agarré uno y me puse a comer paseando la mirada por el lugar, "sí que tenía dinero para ser sólo un boxeador".
El chico que se encontraba frente a mi, solo me miraba mientras comía sin decir nada.
De un momento a otro se comenzaron a escuchar gritos en la casa, por lo que me asusté y me giré hacia la entrada.
El chico se apresuró a salir y luego los gritos se acabaron, todo quedó en silencio, hasta que Zed, el chico sin nombre y otros dos entraron en la cocina mirándome. Tener 4 pares de ojos mirándome me puso incómoda por lo que trate de cubrirme un poco.
-se lo dije señor, la encontré queriendo salir y la traje para que comiera algo - susurro Ryan.
-bien - dijo Zed y se acercó.
-sigue comiendo - dijo.
Yo sólo terminé mi sándwich y le pregunté si me podía llevar a casa, ya que seguía lloviendo y la verdad no sabía ni donde estábamos.
Él sólo me miro y dijo "no", saliendo de la cocina, no sin antes decirle al chico de hoy "cuídala".
No entendí nada, porque me dijo que no, si él fue el que me trajo hasta acá
- ¿dónde fue? - le pregunté al chico.
- a su oficina.
-em me podría decir no se encuentra eh.
-Ryan.
- Ryan ¿me muestras donde es?
-está bien, vamos - dijo guiándome por unos cuantos pasillos que lograron marearme hasta llegar a unas puertas dobles color blanco.
Ryan tocó la puerta y después de que desde adentro se escuche un "pase", abrió la puerta y me hizo una mueca para que pase.
Al entrar lo vi detrás de un escritorio con un montón de papeles alrededor.
-porque no me puedes llevar a casa, si tú fuiste el que me trajiste hasta aquí - dije ni bien entre.
Él sólo me miro y dijo:
-hoy te quedarás aquí, está lloviendo y además en tu casa no hay nadie - dijo sin inmutarse.
- ¿cómo sabes que no hay nadie? - pregunte.
-pues mande a mis hombres a verificar - dijo de manera tranquila. Cómo podía estar así de tranquilo mandando personas a mi casa sin mi consentimiento y diciendo de la nada que me tendré que quedar en esta casa con una persona desconocida.
- ¡Pero que!, como puedes decir eso tan tranquilo, no puedes mandar personas a mi casa y menos decidir por mí - grite.