Pov Zed:
No podía creer que después de mucho tiempo en la que no compartía cama con nadie, bueno sólo la utilizaba para follar, estaba con la mujer que a primera vista me enamoro; su hermosa sonrisa y su forma de ser, tan inocente muchas veces; y esa forma de llevarme la contraria que tiene y que me saca de mis cabales muchas veces. Ella se encontraba durmiendo sobre mi pecho tan tranquilamente y yo lo único que podía hacer era velar por su sueño y mirar detallando su hermoso rostro.
Ya estaba amaneciendo por lo que seguro muy pronto se despertaría y saldría de mis brazos para comenzar a alejarse como por lo general lo hace, así que disfrutaría estos momentos.
Ayer por la noche vine con todas las intenciones de hablar o abordar muy seriamente con Lía de los dos temas principales que me molestaban y que trataría de cambiar lo más pronto posible: su trabajo y el estúpido de su ex novio que decidió aparecer cuando menos le conviene.Yo nunca dejaría que ese "hombre" se volviera a acercar a mi pequeña, por nada del mundo y si lo tengo que sacar de su camino, lo haré.
Con mucho cuidado de no despertar a Lía, me movi un poco para poder sacar el teléfono del bolsillo de mis pantalones y así avisarle a Ryan que se encargará de la entrega que estaba pactada para hoy con una de las pandillas que distribuía su mercancía por la ciudad.
La verdad es que seguro y después iba a tener un dolor de espaldas porque la cama era muy pequeña para mi y hasta mis pies quedaban por fuera de la misma...pero no me quejaba, porque después de ver el miedo y las lágrimas que caían por el rostro de su muñequita la noche anterior, no me iba a negar a quedarme con ella y poder consolarla en estos momentos, aunque mis intenciones al venir a su casa no eran estas.
Luego de unos minutos en las que sólo mire a Lía y pensé en lo bonito que sería levantarme todos los días así, ella se empezó a remover y abrió sus hermosos ojos mirándome todavía entre sueños.
- ¿qu..que paso? - dijo separándose muy rápido de mí y cayendo de la cama.
-No te acuerdas, tormenta, truenos, lluvia - dije hablándole como si fuera una niña y moviendo mis brazos mientras que me sentaba y estiraba mi espalda y mi cuello, la verdad es que me dolía todo.
-ehh si ya me acordé - dijo con sus mejillas rojas e intentando tapar su rostro con su cabello. Estaba sonrojada y me daba tanta ternura ¿pero que digo? ¿Desde cuándo soy tan cursi?
- te espero en la sala, tenemos unos asuntos que hablar - dije poniéndome de pie y sin mirar atrás dirigiéndome hacia allí.
Pov Lía
La verdad es que todavía seguía sentada en el suelo porque no sabía muy bien que había pasado y como había llegado a esta situación. Luego de unos minutos en los que estuve pensando ir rebobinando todo lo que había sucedido la noche anterior me paré y fui hacia mi armario para poder cambiarme de ropa ya que no quería que se me volviera a ver con mi pijama de dibujitos. Me coloque un jeans flojo y un buzo simple color negro ya que al parecer estaba bastante fresco y por lo que vi por las ventanas todavía seguía nublado y muy probablemente seguiría lloviendo.
Al bajar pude ver a Zed sentado en el sillón Y los recuerdos vinieron a mi mente, los que me hicieron poner algo nerviosa.
-ehhh bueno ¿de que querías hablar? - dije algo cohibida por su mirada.
- ¡siéntate! - me dijo con su mismo tono de vos, como si esta fuera su casa y me pudiera mandar; me senté en el mismo sillón que él, pero lo más alejada posible.
-está bien - dije rodando los ojos, ya que después de una semana de no verlo, ni saber nada de él, aparecía para hablar de yo no sé qué cosa y a la madrugada.
- ¿qué es tan importante para que vayas venido a la madrugada a tocar la puerta de mi casa? – pregunte.
- ¡no me hables en ese tono! - gruño apretando la mandíbula, parecía enojado y no sabía por qué. Hace unos minutos estaba bien y, es más, en la habitación me había hablado bien, es más hasta puedo decir que hasta utilizo una voz dulce y que nunca la había escuchado.
-primero que nada, quiero saber qué es eso de que empezaste a trabajar en un bar de mala muerte y porque no me lo dijiste? - agrego antes de que yo siquiera pudiera hablar.
- ¿cómo sabes que estoy trabajando en un bar? - pregunte, pero luego me cayó la ficha del porque había visto uno de sus trabajadores la noche pasada y quizás no había sido mi imaginación tampoco cuando pensé haber visto al amigo de Ryan. Todo tenía sentido ahora.
- ¡Me estas siguiendo! - grite levantándome del sillón. ¿Quién se creía que era?, no tenía el derecho y eso ya se lo había dejado claro una vez.
-cállate y siéntate - dijo Zed agarrando mi brazo y tirándose junto a él, por lo que ya no había ni un centímetro de distancia entre mi cuerpo y el suyo.
-yaaa suéltame - dije tratando de apartarme.
-contesta la pregunta Lía
- yo no tengo porque decirte nada, es ¡mi vida!
- ¿tu vida? - pregunto riendo y tomando mi cara para mirarme directo a los ojos.
-tu vida dejó de ser tuya desde el momento en que te vi por primera vez, yo soy el que se va a encargar de cuidarte y protegerte desde ahora en adelante, por lo que ya no vas a tener que volver a ese maldito lugar - dijo sin dejar de mirarme
-tu no puede decidir eso! Es mi vida y si yo quiero trabajar, lo voy a hacer.
- como tú quieras Lía, pero ese trabajo no vuelves! - dijo soltándome, para luego levantarse.
- ¡tú no me mandas! - grite ya fuera de mí.
-claro que no, pero puedo hacer que nadie te de trabajo, es más lo voy a hacer.
-No puedes hacer eso - dije más para mí que para él.
-claro que puedo, no voy a permitir que trabajes en ese lugar y cualquiera te pueda hacer daño ahí, no sabes el tipo de gente que va ahí y lo que te pueden hacer.
-claro, y yo que hago si necesito dinero, espero a que me caiga del cielo o que - dije más histérica y enojada, no podía creer que estuviera teniendo esta conversación con una persona que no era ni siquiera mi novio, ni mi familia.