Mi Boxeador

Capitulo 32

Pov Lía

El camino hacia la casa o mejor dicho mansión de Zed fue divertido, no como otras veces; escuchamos música y hablamos de cosas triviales o de la escuela en mi casa; aunque también hubo momentos en lo que se enojó por el comportamiento de mi hermoso minino.

Zed no entendía que lo más seguro era que estuviera nervioso y por eso le había dado un pequeño rajusño a la cuerina del asiento de su caro auto. Hoy que lo mire más detalladamente vi que cuando se enoja o le molesta algo aprieta sus puños y contrae su mandíbula como si estuviera mordiendo algo de manera muy fuerte.

(...)

Al llegar a su casa vi como con un pequeño control abría los portones e ingresábamos a ese hermoso y gigante jardín en donde, como la última vez, se encontraban varios hombres de negro con armas a sus costados.

No entendía porque había tantos hombres custodiando con armas la mansión si los muros eran extremadamente altos y con unos pocos ubicados en lugares estratégicos bastaría para proteger o vigilar la misma. Luego preguntaría.

Al frenar el auto en la entrada principal, bajé del auto con "minino" antes de que Zed siquiera hubiera abierto su puerta. Al llegar a mi lado sólo me miro mal y me dijo:

-Agarra bien a ese gato, que si se escapa acá no lo encontrarás más o bueno por lo menos vivo - dijo esto último más bajo.

Yo sólo lo agarré mejor y empecé a caminar junto a él mientras miraba como algunos se paraban y nos miraban de reojo. Lo mismo había pasado la última vez cuando quise sacar la mochila del auto y llegaron todos a apuntarme con sus armas y justo cuando pensé que lloraría había aparecido Zed gritando y protegiéndome con su cuerpo, nunca olvidaría sus caras de pánico y sorpresa, pero bueno.

-Hola, soy Lía - dije a dos mastodontes que estaban a la entrada. Ambos me miraron con sorpresa y luego miraron hacia atrás y luego a mí. Por dios que les pasaba, tan difícil era contestar.

-Buenas tardes señorita - luego de eso, subieron sus miradas e hicieron como si yo no estuviera frente a ellos.

-Vamos Lía, entremos - dijo Zed poniendo su mano en mi espalda y empujándome levemente para que caminara.

En la puerta se encontraba una chica con uniforme un poco más grande que yo, creo, miraba fijamente a Z con un leve sonrojo, lo que me hizo sentir un nudo en el estómago, pero creo que debo tener hambre.

-Señor - dijo la chica cuando pasamos por su lado, pero a mí ni siquiera me miro, me ignoró olímpicamente. Lo bueno es que él no le dedicó ninguna mirada y eso me dio risa, aunque sólo me reí por dentro.

-Oh Lía ¿cómo estás? ¡No sabrías que venías! - dijo Ryan asustándome, lo que provocó que apretará más al gatito y este clavara sus uñas en mi hombro.

-Auuuch - dije separándolo un poco de mí.

-wau ¡has traído un gato contigo! - dijo señalándolo y mirándolo de una forma extraña a Zed.

¿Porque todos en esta casa ponían cara de sorpresa? Era lo que me preguntaba constantemente. Es que acaso nunca habían visto una chica o un gato.

-Sí, lo encontré hoy y me lo he quedado ¿no es bonito? - le pregunté

- No mucho, hay otros más lindos - dijo Ryan, pero inmediatamente después de decir eso escuche un gruñido tras de mí y él cambió su cara.

-Claro que no hablo de él, porque mira esa cosita gris, es muy lindo y tierno – agregó.

-Ves Zed, a Ray le gusta - dije dándome vuelta.

-Ryan, no Ray - escuche a mi espalda.

-Pues me gusta más Ray - dije sacándole la lengua de manera infantil porque, aunque fuera alto y más grande que yo físicamente, sabía que él no me haría nada porque lo tenía a Z y el me protegería con sus grandes y musculosos brazos.

-No, es Ry.

-Ray ya cállate y mejor cuida al gato, que yo le tengo que mostrar algo a Lía.

-Pero.

-Lía dale el gato a Ryan, va a estar bien con él y los chicos.

-está bien, pero lo cuidas bien eh - dije entregándoselo y acariciando tras sus orejitas antes de darme vuelta y mirar a Z.

- ¿Qué me ibas a mostrar?

-Vamos, está arriba.

Antes de subir las escaleras, Z le dijo a Ryan que le dijera a su nana que prepare una rica cena para nosotros. 
Subimos y dimos varias vueltas por los diversos pasillos hasta llegar a una puerta blanca.

-Bien cierra los ojos - dijo para luego tomarme por la cintura. Los cerré y sentí como abría la puerta e ingresábamos.

- ¿Estás lista?

-Sip.

-Bien, abre los ojos.

Al abrir mis ojos, vi una habitación que sería el sueño de cualquiera. 
Estaba pintada de color rosa pastel y los muebles eran de color gris, lo que contra restaba el color rosa de la misma. En el medio había una cama con dosel de color blanca y había varios peluches grandes en la misma.

-Wooauu - fue lo único que pude decir.

-Esta será tu habitación, podrás hacer lo que tu quieras en ella y  si quieres podemos cambiar la decoración.

- ¿Mi habitación? – pregunte.

-Si tuya, los días que te quedes acá podrás dormir en ella o conmigo princesa.

- ¿Qué?, como que los días que me quedé. Yo no me puedo quedar contigo, tengo mi propia casa y además tengo colegio.

-Por el colegio no te preocupes, un chofer te puede llevar y lo de tu casa, siempre estás sola en ella y te puede pasar cualquier cosa - dijo besando mi frente de manera tierna y saliendo de la habitación, dejándome parada y sola.

-Espera Zed, yo no puedo quedarme aquí cuando tú quieras, por si no lo recuerdas soy menor de edad y tengo que estar con mi familia - dije siguiendo sus pasos.

-Dentro de unas semanas cumples la mayoría de edad y que mejor que venir y pasar algunos días con tu novio.

Un momento, dijo "novio". Desde cuando supuestamente lo éramos y cuando paso ese bonito momento donde un chico te pide ser su novia, porque de lo que yo recuerde sólo hubo escenas de posesividad, besos y nunca una pregunta formal.



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En el texto hay: boxeo ilegal, mafia rusa, mafioso

Editado: 11.07.2020

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