-¡Suéltame ahora! - exigí enojada, pero Marcos estampo sus labios contra los míos.
Gemí con ira, tratado de alejarlo, pero era muy pesado. Sus manos se posaron en mi cuerpo y fueron subiendo hacia mis pechos. Mordí con fuerza sus labios causando que él gima de dolor, pero él no paraba, de hecho, lo que causo fue que fuera más fuerte contra mi zona frágil. Empecé a mover mi cabeza, tratando de que sus labios se separaran de los míos.
-Aléjate de ella, ahora. -Dijo una voz profunda y furiosa detrás de nosotros.
- ¿Quién te crees que eres para venir a interrumpir nuestro momento? - dijo Marcos soltándome y girándose para hacerle frente al mi guardaespaldas que al parecer estaba bastante cabreado.
- Eso no te importa imbécil, ahora aléjate de ella.
- Y si no quiero, que! -dijo el estúpido de mi ex, retándolo.
Mientras él estaba distraído, yo me fui deslizando por la pared intentando acercarme lo más posible a la puerta.
-Eso no lo quieres saber, tengo ordenes de protegerla y así lo voy a hacer.
- Ja, así que ahora tienes un perrito faldero eh, con quien te estas costando para que te pongas hasta un guardaespaldas. - dijo acercándose a mí, pero antes de siquiera poder dar dos pasos fue tirado hacia atrás, golpes empezaron a llover por todos lados y las miradas curiosas no se hicieron esperar.
- Vamos señorita, la llevare a su casa. -dijo "sombra" tendiéndome la mano. No sabía en qué momento todo se había terminado, pero lo único que si vi fue a mi ex tirado en el suelo inconsciente.
-Al señor no le gustara nada esto. - susurro para sí mismo, mi protector.
(...)
Al salir del baño pude ver una gran cantidad de estudiantes mirándonos a la vez que susurraban supuestos de lo que había sucedido en el interior de lugar. Muchos de los allí presentes eran compañeros de cursos y entre ellos se encontraba Mady, quien me miraba de una manera muy extraña y a su lado estaba Jack que lo único que hacía era abrazarla por los hombros y mirar fijamente al hombre que me tenía agarrada de los hombros. ¿De qué me perdí en este tiempo? ¿Por qué mi mejor amiga me miraba así? ¿Estará enojada?, todas esas preguntas y más rondaban en mi cabeza junto a la imagen de Marcos pasando sus manos sobre mi cuerpo.
-Señorita vamos - me dijo mi salvador sacándome de mis pensamientos y empezando a empujar mi cuerpo de manera suave hacia adelante mientras él se encargaba de sacar del camino a los estudiantes aglomerados en la puerta de entrada viendo como atendían al imbécil de mi ex.
Al salir de las instalaciones pude ver como los demás hombres que estaban a cargo de mi seguridad se paraban de forma recta y le hacían un asentimiento hacia "la sombra".
-Suba señorita, es mejor ir a la mansión lo antes posible - me dijo uno de los hombres mientras abría la puerta de la Range Rover Evoque, que según Zed es una de las más segura del mercado, además de tener todas las comodidades.
- ¡Espera! - dije frenándolo e intentando bajar de la camioneta de nuevo.
- ¿Qué sucede señorita? - dijo la sombra acercándose hacia mí con el celular en mano.
-Tengo que volver, olvide mi mochila en el baño.
- No se preocupe, ya la mando a buscar. Ahora tranquilícese que el señor la espera. - agrego cerrando la puerta del coche y subiendo de copiloto.
A mitad del camino, mi cabeza no paraba de pensar en todo lo sucedido y me preguntaba a mí misma ¿Qué había hecho para merecer todo lo que me sucedía?
-Disculpa, lo que sucedió ¿podría quedar entre nosotros? - pregunte acercándome al asiento del copiloto.
- Lo siento mucho señorita, pero el señor ya está enterado del altercado con el joven que la toco - me dijo mi protector mirándome a través del espejo retrovisor.
- ¿Qué? ¿Cómo? - dije preocupada.
-No se preocupe, no le dije todo, lo que tuvo un problema en los baños con su ex y que al llegar a la mansión le explicaría con lujo de detalles, pero cabe decir que con solo la mención de su ex y usted juntos en una misma habitación ya estaba más que furioso.
- No puede ser, no tenías derecho a decirle antes que yo - susurre más para mí que para él.
- Es mi trabajo señorita, debo informar de todo aquello que suceda en su ausencia y aquello que pueda poner en peligro la seguridad de la mujer del jefe.
- Claro. - dije volviéndome a recostar en mi asiento y mirando hacia afuera mientras pensaba en lo que le diría a Zed cuando llegara.
Si esto había sucedido el primer día que volvía al colegio, no podía imaginar los demás. Lo más seguro es que Zed se ponga de lo más loco y vuelva con la idea de que estudie en su casa con los mejores profesores y todos eso, pero claro siempre encerrada en una jaula de oro como diría una exvecina mía.
(...)
Al entrar por los grandes portones negros pude ver a los lejos como Zed se encontraba en la puerta junto a Ryan con la mirada fija en el coche que iba. Mientras más se acercaba el coche a la entrada, más nerviosa me ponía.
Ni bien el auto freno frente a las puertas de la mansión, Zed ya se encontraba abriendo las puertas del coche y sacándome de ahí entre sus brazos. Al entrar a la mansión me bajo en el suelo alfombrado de la sala y sostuvo mi cara entre sus grandes manos mirando y analizando cada parte de ella.
- ¿Estás bien? ¿Qué te hizo ese imbécil? - dijo sentándose en el sillón y tirando mi cuerpo hacia sus piernas.
- Nada, él solo eh- justo en ese momento entro mi sombra personal con el rostro serio y sereno que lo caracterizaba.
-Señor - se acercó a paso firme.
- Eres un estúpido Eliel- ¿Eliel? ¿Quién era Eliel?
- ¡Cómo fue que permitiste que ese "hombre" se acercara tanto a Lía! - agrego Zed empujándome despacio de sus piernas y levantándose para enfrentar a ¿Eliel?