"Las mejores cosas no siempre pasan en los mejores momentos, ni con las mejores personas. Las mejores cosas sólo ocurren .Nadie la puede ellas, son improvisadas y vienen con el tiempo."
Pov Lia
Hacia unas semanas que había tenido relaciones con Zed y se podría decir que mi relación con él ha cambiado bastante. No me arrepentía de lo que habíamos hecho, pero a veces sí que me lo pensaba. No estaba segura de que haber dado ese paso con una persona como él, haya sido lo correcto.
Lo habíamos hecho algunas veces mas y cada vez que pasaba el tiempo, más posesivo se volvía y más me protegía. A veces sentía que había algo que me estaba ocultado y más estos últimos días. Lo sentía tenso y alerta en todo momento, cuidaba cada uno de los detalles de la seguridad y hasta estaba segura que había algunos otros guardias tras de mi cuando iba al colegio. Por suerte ya eran los últimos días y pronto comenzarían las vacaciones de invierno.se me había hecho más ameno estar en ese lugar, seguía sintiendo miradas a mi alrededor pero ya no le hacía caso. Estaba feliz con Eliel y Nadia. Esta última se había vuelto muy cercana a mí luego de que haya llegado de intercambio y la verdad es que me agradaba. No estaba muy confiada por todo lo que paso con Mady, pero estaba dispuesta a intentar tener una amistad con ella, claro, cuidándome de que no me vaya a traicionar cuando se encuentre a alguien mejor.
Por cierto, hablando de Mady, ella ya no se me había acercado a más mi pero las veces que me daba vuelta o estábamos en la cafetería, la encontraba mirándome a lo lejos.
(....)
Estaba en la cama jugando con Aslan, este último tiempo conmigo había mejorado mucho, estaba muchos más gordo y grande. Seguía dándole problemas a los guardias de Zed. Pobres, él era una gato muy dulce, solo que no lo entendían.
Lo más raro de esto, era que Zed ya se llevaba bien con él. No sé cómo lo hizo, pero ahora por lo menos ya no lo corre y Aslan tampoco lo ataca. Todo esto me tenía pensando.
¿Qué le estaría pasando? De repente parecía más generoso y mucho más humano de lo que era. Nunca en su vida había visto un gesto de generosidad que no sea hacía ella - a veces- de aquella bestia sin sentimientos y empatía. Zed era alguien demasiado cruel por lo que había escuchado y visto, podía dar fe eso. Había visto cientos de veces desde que había llegado a la mansión como ese demonio acababa con sus enemigos y detractores sin piedad, primero averiguaba sus debilidades y luego las utilizaba a su conveniencia sin que estos pudieran imaginarse de donde les llegaba el golpe. Él tenía la suficiente paciencia como para esperar el momento más adecuado y luego darle el golpe final.
Cuando aquellos que le jugaban en contra o se metían con él se daban cuenta que él estaba detrás de ellos ya era demasiado tarde, para ese momento ya estaban acabados. Por esa razón había llegado a donde estaba, salió desde abajo y se hizo su camino a las malas pero se lo hizo. Su inteligencia y astucia le ayudaban en mucho.
Pov Zed
Estas últimas semanas habíamos estado teniendo grandes pérdidas por culpa de unos imbéciles que estaban vendiendo en mi nombre su mierda. Además había estado recibiendo amenazas en el galpón hacía ya varios días. Esto me tenía nervioso, no por mí, sino por Lía.
Muchas personas sabían de ella y eso no me agradaba para nada. Nunca permiria que le pongan un dedo encima. No a ella.
Estaba en camino a donde Ryan me había dicho que nos encontráramos. Por fin había encontrado a la maldita rata que le estaba vendiendo información a la competencia.
-¿Dónde está? - pregunte bajando de la camioneta.
- En el maletero, y ¿a que no adivinas quien es el estúpido que ha estado traicionándonos?.
-¿Quién?
-Nada más ni nada menos que el pequeño Sebastián.
-Ese es más idiota de lo que pensaba. Enserio creyó que no lo íbamos a encontrar- Dije riéndome.
Zed se acercó al auto y otro sonido lo recibió.
- Listo, ¿jefe? -Ryan pregunto apareciendo junto a él. Zed miró sus manos e hizo dos puños. - No puedo usar mis manos. - recordó.
-Esperaba que dijieras eso.- Ryan abrió la puerta trasera del auto, luego llegó al asiento trasero y sacando un bate de madera se lo acerco a Zed.
Zed caminó hacia el baúl y el sonido se hizo más fuerte. Agarró el bate con sus manos y se preparó.
-Ahora estoy listo.
Ryan abrió el maletero y allí Sebastián lloraba rogando por perdón, como si eso le fuera a servir de algo . Zed agarró la camisa de Sebastián y lo sacó del baúl con fuerza antes de empujarlo al suelo, mirando fijamente los ojos llorosos y suplicantes de Sebastián.
Había esperado tres semanas para ese momento, planeando que todo fuera perfecto. Había empezado a encargarse de los chicos que se querían pasar de vivos y de aquellos que estaban en su territorio espiando o queriendo vender sus porquerías haciéndose pasar por uno de los míos. Eso había hecho que todos los que habían estado en mi territorio comenzaran a cagarse en sus pantalones, esperando y preguntándose si iba a ir por ellos. Sebastián había esperado más tiempo, asustado cada puto día durante las últimas tres semanas, todo porque no estábamos seguro de quien era el topo.
Esta vez, les había dicho a sus chicos que él se iba a encargar por su cuenta.
-Joder, me has mentido, Sebastián.
-P-P-Por favor n-no...
Zed sacudió el bate y lo estrelló contra su brazo. No le importó un carajo lo mucho que le rogó o sus fuertes gritos. Se tomó su tiempo, golpeando el bate contra el cuerpo de Sebastián y teniendo en cuenta todos los lugares donde no había golpeado aun. El sonido de los sollozos combinados con los sonidos de los huesos calmó su alma, su cabeza, su demonio interior.
Zed se inclinó y agarró la cara de Sebastiána, quien ya se encontraba casi inconsciente. Se aseguró de haber roto cada centímetro de su cuerpo, pero dejó su rostro intacto.