Mi Bully

C I N C O

Jungkook jamás en su vida había sentido tanto coraje y enojo hacia alguien como lo estaba sintiendo ahora. Ya había pasado un día entero desde que Hayley estaba ahí, y a pesar de que se encontraban en la misma casa, apenas la había visto una o dos veces, pues todo ese tiempo se la había pasado en su habitación. 

Para nada era lo que Jungkook se había imaginado. Él deseaba tener a la pelirosa para si mismo, como su esclava, molestandola para que ella hiciera todo lo que él le ordenará, pero lo único que había resivido por parte de ella eran palabras frías y cortante, asiendolo sentir inferior, inseguro e insignificante, cosas que odiaba. ¿Quien se creía ella para trarlo de esa manera? 

Con casi 10:00 de la noche. Jungkook regresaba a su casa luego de haberse reunido con sus amigos. Como era domingo tenía toque de queda a las 11:00pm, y a pesar de siempre hacer lo que le diera la gana, ese horario siempre lo respetaba. 

Cuando llego a la casa, el chófer abrió las rejas automáticas para poder entrar, luego estacionó el auto en la entrada y dejó que Jungkook saliera para luego irse a la cochera y dejar ahí el auto. Su turno de ese día ya había terminado. 

El azabache no agradeció como ya era costumbre y solamente entró a la casa sin decir nada. Ya era tarde, pero las luces seguían ensendidas a pesar de estar todo silencioso. Al parecer todos los empleados se había retirado y su padre junto con Hanna probablemente habían ido a cenar a algún restaurante, eso quería decir que Hayley y él se encontraban solos, algo demaciado excitante y divertido. 

Con pasos silencioso comenzó a subir la escalera para intentar entrar en la habitación de la joven y molestarla, pero a mitad de estas su atencion se dirigió a un par de risas a lo lejos que parecían venir de la cocina. Él joven enseguida se preguntó de quién se trataba ¿a caso era Hayley?. 

A paso algo rápido, caminó a la cocina asomando su cabeza por la puerta cuando estuvo cerca de ésta, notando al instante a la joven de melena rosada sentada en una silla alta frente a la barra del desayuno. 
Ella parecía hablar y reír animadamente con alguien, nunca antes la había visto así, eso era nuevo para él, y su gran pregunta era ¿con quien carajo está hablando? Será su madre. 

Intentando seguir su imagen de chico bueno y educado, se acercó más para saludar a ambas y si tenía la oportunidad hacer sentir incomoda a Hayley, pero al estar dentro se sorprendió de sobremanera al ver a una de las empleadas mayores conversando con la pelirosa muy animadamente. 

—oh!... joven Jungkook... ¿necesita algo? —Preguntó la mujer al darse cuenta de la presencia del muchacho. 

Hayley giró su cabeza de manera brusca en dirección a Jungkook, confirmando con sus propios ojos que efectivamente el muchacho estaba ahí. Él azabache enseguida notó como la expresión de alegría cambiaba en el rostro de Hayley, notandola ahora sería e indiferente. 

—solo un vaso de agua —respondió serio, sin despegar su mirada de Hayley— y por favor podrías prepar el agua de mi bañera, quiero ducharme antes de dormir 

—como diga joven Jungkook —respondió la mujer dejando el vaso de agua en la barra para después retirase a obedecer las ordenes del menor. 

En un abrir y cerrar de ojos ambos adolecentes se quedaron solos en la cocina, pero Hayley no tardo en levantarse e irse, aunque no pudo ni siquiera dar dos pasos cuando Jungkook ya la estaba deteniendo del brazo para impedir que se fuera. 

—¿que haces? Me puedes dejar ir —le señaló la pelirosa sin siquiera voltar a verlo, cosa que no le gustaba para nada al muchacho. 

—no me jodas... —soltó enojado, asiendola girar a la fuerza para que lo mirara— ¿quien carajo te crees que eres?... como te atrevez a ignorarme en mi propia casa... si no lo has notado yo soy el que manda aquí y se hace lo que yo digo cuando lo digo ¿entendiste? O te lo explico 

—yo soy la que te explicaré algo —de un jalón Hayley logró zafarse del agarre del muchacho, y con una mirada bastante seria y firme habló— ya es bastante malo soportate en la escuela como para también tener que soportarte aquí... así que mientras pueda intentaré mantenerte lo más lejos posible hasta que pueda irme lejos... no pienso relacionarme contigo como familia ni como hermano, ni como nada, no me interesa en absoluto formar parte de tu vida a pesar de vivir en la misma casa... si quieres seguir siendo el que manda aquí pues hazlo... a mí me da completamente igual lo que hagas... 

—desde cuando sacaste el valor para responderme —con su masculina y fuerte mano, Jungkook tomó las mejillas de la joven con fuerza y las apachurro mientras la acorralaba en la pared— ¿se te olvida quien soy yo?... —con su otra mano el pelinegro se dirigió al final de la sudadera de la muchacha y comenzó a subirla lentamente hasta dejar parte de su abdomen descubierto. Con sus frías manos tocó su piel sin pedirle permiso de nuevo, dando ligeras caricias en su pequeño y plano abdomen— no te hagas la valiente Hayley... si yo quiero te puedo tener comiendo de la palma de mi mano... te puedo poner de rodillas si me da la gana, así que no me hagas enojas... 

—déjame... —la joven lo apartó de un empujón y se alejó de él lo más que pudo— aquí no tienes a los tontos de tus amigos para seguirte el juego... sin ellos no eres capas de nada 

—ya me cansaste... veamos que tan valiente eres... 

Ya completamente enojado, Jungkook rodeo la cintura de la joven con fuerza y la cargó de esa manera llevandosela al living. Eso fue tan repentino que ella no supo como actuar, luego con brusquedad el azabache la arrojó al sofá más grande y se posiciono sobre ella para impedir que se fuera. 

—¡ya basta Jungkook!... ¡déjame!... ¡me estas lastimando! 

—¡cállate! 

Tratando de forcejear Hayley trato de zafarse, pero en cuanto Jungkook se dio cuenta de que trataba de irse le sujetó ambas muñecas con una mano y las posó arriba de su cabeza. Su mano libre la metió por debajo de la sudadera de la muchacha para volver a tocarla, y de una manera basta ágil bajo el cierre de ésta con sus dientes para dejar al descubierto su piel, ya que ella solamente llevaba un ajustado y algo pequeño sostén deportivo. 

—¡Jungkook!... ¡enserió!... ¡por favor detente!... 

—¡TE DIJE QUE TE CALLES!—Gritó aun más enojado al verla aun forcejear. 

Como la vez anterior, Jungkook comenzó a dar besos húmedos en todo el cuello de la muchacha, esta vez llegando a besar hasta su clavícula y parte de su abdomen. Hayley estaba tan desesperada que comenzó a sollozar, pero esta vez Jungkook estaba tan perdido que ni siquiera la escuchó. 

Deseando más, tocó todo su abdomen sin dejar ni una parte sin tocar, hasta que no fue suficiente y comenzó a bajar. Hayley se aterró mucho más al sentir la mano de Jungkook acercarse a su zona más íntima ya que por más que ella se lo pidiera y le rogaba,  él no escuchaba, así que de una patada lo empujó alejándolo al fin. 

—eras un maldito asqueroso... —sollozo la joven dirigiéndose al azabache tumbado en él sofá. Ella ahora estaba de pie temblando mientras acomodaba su ropa— no quiero que vuelvas a tocarme, ni siquiera ha acercarte a mí... no sé qué cosas pasen por tu retorcida cabeza... pero yo no soy como esas chicas con las que te metes 

—no iba hacerte nada... no exageres... —soltó ofendido y molesto el azabache, parándose del sofá con rapidez— ni yo ni otro chico quisieran hacerlo contigo...tan solo mírate... —la señaló de la cabeza a los pies— no tienes nada especial con ese cuerpo escuálido y débil... Las mujeres con curvas son las que le gustan a los hombres, no chicas comunes y corrientes como tú 

—que bueno... —musitó con una débil voz apunto de llorar— así no te será difícil mantenerte alejado de mí... 

Limpiando sus lágrimas con su mano, la joven se dio media vuelta y se fue de ahí destrozada. Lo más rápido que pudo se dirigió a su habitación y se encerró, luego entró a su baño, encendió la regadera y se metió sin siquiera quitarse la ropa.
Jungkook la hacia sentir sucia cada vez que la tocaba, si era algún tipo de juego divertido para él, a ella no le gustaba en lo absoluto, ni siquiera había dado aún su primer beso como para que alguien la tomara tan bruscamente como Jungkook lo había hecho. 

Sus lágrimas desbordadas eran incontables, se sentía miserable. No solo lo que Jungkook le había hecho le dolía, también sus frías palabras dándole a entender que no era una verdadera mujer y jamás nadie se atrevería a mirarla. 

Abrazando sus rodillas se mantuvo llorando hasta que después de un rato logró calmarse. Luego se quito la ropa mojada, tomó un baño rápido y se preparo para ir a dormir, no quería saber nada hasta el día siguiente. Dormir era su manera de escape de la realidad. 

Por su lado, Jungkook se encontraba en el baño de su habitación metido en la bañera. Se sentía fatal aunque no quería admitirlo, pero a la misma vez pensaba en Hayley lo hacía sentir coraje. 
Él no era un abusador sexual ni nada por estilo, no tenía planeado hacerla suya a la fuerza, su idea había sido seducirla, y luego cuando estuvieran a punto de hacerlo detenerse para molestarla con eso por el resto de su vida. 

A sus casi 16 años Jungkook ya había experimentado todo sobre el sexo, su vida sexual era demasiado activa y para él ese tema era algo normal que podía hacer sin sentir sentimientos por la otra persona, pero ahora, luego de haberlo intentado con Hayley, su mente estaba teniendo pensamientos confusos sobre ello. 《¿Por qué me rechazo?》 Se preguntaba una y otra vez, sintiéndose por primera vez inseguro. 

Nunca ninguna chica antes lo había rechazado, incluso hacían fila para estar con él una noche, y el hecho de que Hayley lo hubiera rechazado dos veces lo tenía mal. Ella debería estarse muriendo por estar con él. 

Con las cobijas cubriendo todo su cuerpo ya metido en la cama, el azabache se quedó observando el techo por un muy largo rato, no podía consiliar el sueño, y tampoco podía dejar de pensar en Hayley. En definitiva esa noche no iba a dormir nada. 




A la mañana siguiente, Jungkook se levantó más pronto de lo normal luego de haber batallado consigo mismo toda la noche. Se sentía cansado, sus ojos mostraban unas ojeras muy oscuras y pronunciadas, su cabello lucía despeinado y por más que intentaba acomodarlo este seguía de la misma manera. Pero aún así, ya se encontraba más que listo para ir al colegio. 

—el auto está listo joven Jungkook —le señaló la empleada mientras él terminaba de desayunar. 

Sin decir nada, el azabache se levantó de la mesa y se dirigió a la entrada de su casa donde el chófer que lo llevaba todos los días lo estaba esperando. 
Hayley seguía sin querer ver a Jungkook, su desayuno lo había comido en su habitación y ahora tenía miedo de ir en el mismo auto que él, pero no tenía más opciones. 

Ya lista de igual manera, la joven bajó y fue directo al auto. A lo lejos vio a la empleada de servicio y la saludo con una reverencia y una sonrisa antes de irse. Cuando salió, se encontró al chófer esperándola de pie al frente de la puerta de vehículo. 

—buenos días —lo saludó la muchacha con una reverencia. El hombre pareció sorprenderse por eso, obviamente con Jungkook no estaba acostumbrado a gestos amables. 

—buenos días señorita... por favor adelante —habló el hombre con amabilidad, abriendo la puerta para que ella entrará. 

Hayley enseguida lo hizo muy sonriente, pero su sonrisa se fue cuando vio a Jungkook sentado adentro. Él azabache mantenía su mirada en la dirección contraria ignorando todo a su alrededor, así que por esa razón se le hizo un poco más fácil a la joven incorporanse, pues no sentía la pesada mirada de Jungkook sobre ella. 

A los pocos minutos el auto arrancó y comenzó su camino. Obviamente se sentía una gran tensión en la parte trasera aunque ambos se estuvieran ignorando y ni siquiera se habían dirigido las miradas en todo el camino. 

Los minutos se hicieron eternos, el camino parecía más largo de lo normal, y sí, Jungkook vivía más lejos de la escuela que Hayley, pero aún así no era una gran diferencia. Lo que lo hacía tan largo era la incomodidad, estar sentados uno al lado del otro tratando de ignorarse cuando sabían que no podían hacerlo en su totalida. Jungkook en ratos volteaba a verla esperando que ella hiciera lo mismo, pero no, en eso de ignorar a las personas Hayley era mucho mejor. 

—Detente aquí... —ordenó el peligro de repente, unas calles antes de llegar a su colegio. 

El chófer obedeciendo las órdenes del menor, se detuvo al lado de la acera enseguida, completamente confundió. 

—¿olvidado algo joven Jungkook? —Preguntó el hombre viéndolo por el espejo retrovisor. 

—no —negó el pelinegro, para después dirigir su mirada a Hayley— bájate... 

—¿Qué? —balbuceo ella enseguida sin entender lo que estaba pasando. 

—que te bajes... ¿no me escuchaste? 

—¿pero para qué? —Volvió a indagar. 

—acaso no es obvio tonta... no quiero que me vean llegar contigo... que vergüenza... se burlarian de mí 

—joven Jungkook... —interrumpió el chófer al ver la situación— su padre me pidió dejarlos a ambos en la entrada... y... 

—y tú haces lo que yo te diga... trabajas para mí y si yo quiero puedo hacer que te despidan 

—quieres calmarte —habló Hayley molesta— si quieres que me baje lo haré... yo tampoco quiero que me vean llegar contigo... 

La joven tomó sus cosas con rapidez y salió del auto. Ya afuera se dirigió al chófer y con una sonrisa lo observó. 

—muchas gracias por traerme... tenga un lindo día 

El hombre sintió un poco de pena por ella ante las acciones de Jungkook, quería ayudarla, defenderla, pero lo único que pudo hacer fue disculparse. 

—igualmente señorita Hayley... lamento mucho esto 

—no se preocupe... me gusta caminar 

Y así la joven se fue caminando mientras Jungkook la observaba por la ventana. Obviamente él llegó primero a su escuela un par de minutos después. Cuando estuvo frente a ésta se bajó del auto rápidamente sin decir nada. Su chófer siempre solía despedirse y desearle un buen día, pero está vez no dijo nada, solo arrancó el auto y se fue.
 



#19759 en Novela romántica

En el texto hay: dolo, amor, odio

Editado: 10.07.2022

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