Mi Bully

T R E C E

Jungkook no supo como pasó, pero el resto de las clases Hayley había logrado escabullirse de él para no ser interrogada. 
Era obvio que Jungkook quería enfrentarla y advertirle una vez más que se alejara de Suga, pero esta vez no había logrado estar ni un segundo con ella a solas, y para colmo, había llamado a Jin para que pasase por ella a la salida dejándolo sin oportunidad. 

Desde la ventana del auto, Jungkook observaba sumamente molesto a Hayley subiendo a la motocicleta de Jin, así que le pidió a su chófer que arrancará de una vez para él llegar primero a casa y lograr hablar con ella, pero fue inútil. Jin y Hayley llegaron primero que él. 

—así que tienes una cita... que interesante —habló Jin posado en su moto frente a la casa, viendo como su amiga se quitaba el casco. 

—no es una cita Jin —le señaló la muchacha— solo saldremos como amigos, así como cuando tú y yo lo hacemos 

—¿así como yo? —Cuestionó el muchacho— ¿debo ponerme celoso o preocuparme? Espero que mi puesto de mejor amigo no esté en juego por ese chico 

—por supuesto que no Jin, tú eres mucho más que solo mi mejor amigo y nadie puede cambiarlo 

—más te vale —mencionó, y continuó dándole un abrazo— cuídate mucho... avísame en donde estas... y si sientes que las cosas no van bien sólo llámame, yo iré por ti enseguida a donde estés... 

Hayley asintió sobre el pecho de su amigo y lo abrazó con mucha más fuerza. Sabía perfectamente que nadie iba a reemplazarlo. Jin era único y ocupaba un lugar muy especial en su corazón. 

Al despedirse, el joven le dio un beso en la frente, luego se colocó su casco y se fue en su moto. Hayley lo vio irse y posteriormente entró a la casa para comenzar a vestirse y avisarle a su madre de la salida. 

Por su lado, mientras Jin cruzaba las rejas de la gran casa, vio como el auto de los Jeon entraba con Jungkook en el interior. Ambos muchachos se vieron mutuamente, así que con una seña de mano se saludaron y siguieron su camino. 

Jungkook no pudo evitar soltar un ligero gruñido al saber que Hayley había llegado antes que él y muy probablemente se encotraba en su habitación encerrada. Una vez más, no iba a poder tener la oportunidad de hablarle. 

Rápidamente, cuando entró a la casa subió al segundo piso y fue directo a la habitación de la peli rosa, pero al girar el pomo notó que efectivamente estaba cerrada con seguro.
Su desesperación por hablarle y verla aumento aun más, pero no podía hacer un escándalo en ese momento, ya que Hanna se encontraba en el piso de abajo y su padre muy probablemente estaría dormido después de haber llegado de un viaje de negocios. 

Aún así no pudo resistirse y tocó la puerta ligeramente con sus nudillos, pero no obtuvo ninguna respuesta. 

Frustrado y echando maldiciones por lo bajo se rindió al final, y se fue de ahí dirigiéndose a su habitación sin más, pero aún así no podía evitar pesar en Hayley. 
Mientras los minutos pasaban, él no dejaba de dar vueltas por toda su habitación intentando distraer su mente.

No solo la curiosidad lo estaba matando, las ganas de verla o hablarle también. Cada vez era menos consciente de su necesidad por ella, de su deseo por ella, de sus ganas de tenerla. Y es que esa intensidad lo hacía perder sus propios pensamientos de razonamiento, convientiendolo en lo opuesto a ese muchacho que solía acosarla con burlas, es más, de ese muchacho que le hacía bullying ya no quedaba ni el rastro. 

Toda esa desesperación lo hizo perder la noción del tiempo, y cuando menos lo esperó su estómago le estaba recordando que era hora de comer, aunque pensó que quizás eso sería bueno, ya que cabia la posibilidad de que Hayley bajara a comer y así poder verla al fin frente a su silla en el comedor. 

Optimista con esa idea en su mente, salió de su habitación y bajó al segundo piso. Directamente fue hacia el comedor con un caminar galante por si Hayley ya se encotraba ahí, pero al entrar solo vio a Hanna sentada en su habitual silla y a su padre junto a ella con el cabello un poco despeinado como si acabace de despertar. 

—siéntate hijo —le señaló Gong Yoo al verlo. Jungkook enseguida le hizo caso y se sentó junto a él del lado derecho. La empleada al instante le puso un plato de comida frente suyo. 

—¿como te fue en Jejú? —Preguntó el muchacho, aunque en realidad los negocios de su padre no le importaban en lo más mínimo, él solo deseaba saber en donde estaba Hayley y si bajaría a comer con ellos, pero no quería parecer tan interesado como para ser lo primero que preguntara. 

—bien hijo... el nuevo hotel será espectacular 

—me alegro padre... —y entonces se quedo callado; esperó unos segundos, y luego preguntó lo que tanto quería— y... ¿dónde está Hayley? ¿No comerá con nosotros? 

—saldrá a comer con alguien — le respondió Hanna. Jungkook frunció su entrecejo. 

—¿con quien? —Preguntó al instante, mostrando un interés que difícilmente era imposible de ignorar, pero Hanna era tan despistada que no lo noto. 

—no me dijo con quien, pero supongo que será con Jin... 

Jungkook estaba por decir algo más, cuando escuchó los pasos de alguien acercarse. Enseguida dedujo que se trataba de Hayley, y después de unos segundos la presencia de la joven se lo confirmó.
Al verla no pudo evitar recorrerla con la mirada detalladamente, abriendo ligeramente su boca con sorpresa. 

La vestimenta que llevaba era completamente diferente a lo que ella solía usar. Una falda corta tableada de un plateado muy sutil, hacía resaltar sus piernas largas y blanquecinas. Jungkook recorrió con sus ojos toda la longitud de su piel, perdiéndose en ellas, deseando tocar y apretar sus muslos a su antojó como si le perteneciran 《desde cuando sus piernas están tan tonificadas y deseables》 Se preguntó internamente, y es que quizás nunca le había prestado la suficiente atención como para notar que el cuerpo de Hayley no era tan delgado como pensaba. 

Con sus ojos, luego de unos segundos su recorrido continuo, llegando al final de su falda que llegaba a la cintura, donde un top corto color lila daba inicio. Este dejaba ver una muy delgada línea de piel entre la falda y el inicio del top, mostrando su diminuta cintura la cual Jungkook ya habia admirado, tocado y medido varas veces entre sus manos, las cuales no eran suficientes, ya que en ese momento quería aferrarse a ella y enredar sus brazos a su al rededor. 

Parecía que ya había visto todo en Hayley, pero no, sus ojos subieron un poco más llegando a sus pechos, los cuales lucían sumamente bonitos con ese adorno de encaje que su top tenía 《desde cuando están tan grandes y redonditos》 volvió a preguntarse a sí mismo, queriendo tenerlos entré sus manos para hacer con ellos cosas impuras. Pero la cosa no terminó ahí, sus clavículas y cuello también fueron admirados por él, deseaba ver sus hombros con la misma intensidad, pero una sudadera color gris se lo impedía. 

Todo en ella resaltaba, su cabello rosado lacio y perfectamente peinado mostraba su hermosa cara. El maquillaje ligero que llevaba se ajustaba perfectamente a sus finas facciones. Sus ojos avellana brillaban más de lo normal, y esas botas blancas hasta el tobillo que calzaban sus pies la hacían lucir como modelo. 

Embobado; con esa palabra perfectamente se podía describir al más joven de los Jeon en ese momento. No le importaba que sus padre y Hanna estuvieran ahí presentes, él no iba a despegar la mirada de Hayley por nada del mundo. 

—me voy mamá... mi amigo me esta esperando afuera... –mencionó. Esas simples palabras hicieron que Jungkook regresase a la realidad con ahora un enojo sobre su cuerpo. La palabra "amigo" se repitió en su cabeza como un eco, hirviendole la sangre a cada segundo. No le importaba que fuera Jin, aún así no quería que ella saliera con nadie. 

—bueno, cuídate... conoces tu limite de llegada, no lo sobrepases —la joven solamente asintió con una sonrisa y se acercó a su madre para darle un beso en la mejilla. 

—si necesitas que vayamos por ti solo llama —le señaló Gong Yoo desde su lugar— y ten cuidado 

—gracias señor Jeon —y hizo una reverencia— los veré más tarde 

Ni una mirada, ni siquiera un mínimo gesto. Hayley había ignorado completamente a Jungkook como si no estuviese ahí, y por primera vez, ante esa acción se sintió insignificante. No era la primera vez que lo ignoraba, pero sin duda está le había calado hasta el alma, sintiéndose terriblemente mal como si no valiera nada, y por último sintió una punzada en su corazón al escuchar la puerta de la entrada cerrarse. Hayley se había marchado. 

Pero eso no lo detuvo. De un solo movimiento, Jungkook se levantó de su silla y fue hasta su habitación para observar por la ventana que daba hacia la calle. Con sumo detalle observó hacia la entrada, notando al instante algo que lo hizo enfurecerse, formar puños con ambas manos, y apretar los dientes. 

—maldito Suga... —soltó con rabia e impotencia, viendo como era él quien la esperaba.






...



Afuera de la casa, Yoongi se encotraba esperando a la peli rosa recargado en el umbral de las rejas en la entrada. 
Llevaba sólo un par de minutos ahí, sintiendo el aire fresco en su cara, ya que el día estaba un tanto frío y húmedo. Probablemente en unas horas más lloveria. 

Hayley con entusiasmo abrió las rejas y salió. Yoongi al verla se acercó enseguida con una sonrisa, igualmente de entusiasmado que ella pero sin demostrarlo demaciado. 

—¿estas lista? —Preguntó. Hayley cerró la reja y asintió con su cabeza— vamonos entonces... —Ambos comenzaron a caminar por la calle alejándose poco a poco de la casa. Yoongi no era alguien con dinero como Jungkook, así que no tenía ningún vehículo en el cual transportarse, y mucho menos un chófer personal— ¿te molesta caminar? —Preguntó. 

Hayley negó enseguida. Eso era algo que no le importaba y ni siquiera lo había considerado, pero entonces notó que a Yoongi le daba un poco de pena decirlo, como si se avergonzase de no tener un auto o una motocicleta. 

—no me molesta para nada... me gusta mucho caminar —le señaló ella mientras sonreía, viendo como Yoongi se relajaba— ¿y a donde iremos? 

—¿ya comiste algo? 

—no —negó la muchacha. 

—entonces vayamos a comer algo y luego vemos a donde vamos 

Ambos jóvenes comenzaron su camino, caminando juntos uno al lado del otro. Ninguno de los dos sabía con exactitud a donde se dirigían, era como si él viento guiará su camino y su destino.
Después de un rato, tomaron un autobús que los llevó a Hongdae, donde ya muchas personas recorrían sus calles y sus locales, disfrutando de su tarde. 

Unos de los locales que más destacaban eran los de comida callejera. Su olor, apariencia y exhibición los hacía lucir como el más delicioso manjar. Y es que aunque Hayley solía comer comida gourmet desde que vivía con los Jeon, no se comparaba con la comida callejera y barata de los puestos pequeños en la calle. 

—quiero comer eso —señaló la peli rosa apuntando con su dedo índice un pequeño local de Tteokbokki. 

Yoongi dirigió su vista en esa dirección, notando el exquisito Tteokbokki humeante y jugoso que enseguida abrió su apetito, y no dudo ni un segundo en aceptar esa sugerencia. 

Y ese fue el comienzo de un día que ambos necesitaban tener. Su confianza los hizo sentirse completamente cómodos cada momento del día. 
Todo era tan perfecto que no habían necesitado hacer planes. Luego de comer ese platillo y un par de banderillas, recorrieron las calles de Hongdae observando los locales. 

La tarde se sentía tan amena y agradable que no se dieron cuenta cuando comenzaron a caer pequeñas gotas de agua del cielo.
Fue hasta que una gota cayó en la punta de la nariz de Yoongi cuando lo notaron. En un abrir y cerrar de ojos, esa pequeña gota se multiplicó en un millón más, en una lluvia fuerte y ruidosa que empapó sus cuerpo por completo. 

No llevaban Paraguay, pero lograron refugiarse bajo la carpa de un local cerrado, mientras observaban como el resto de personas corrían y se apresuraba por no mojarse. 

—el cielo esta totalmente cerrado... no creo que deje de llover pronto —señaló, Yoongi a la muchacha— vamos a mi casa, vivió cerca de aquí y esperamos a que baje un poco la lluvia 

—esta bien —afirmó Hayley. 

No hizo falta decir más. En ese momento Yoongi tomó la mano de Hayley y comenzó a correr guiandole el camino. La lluvia sobre ellos parecía una danza de pequeñas gotas que en vez de golpear, acariciaba sus cuerpos con suavidad. 

A su alrededor, había varios locales que vendían paraguas, pero la lluvia se sentía tan fresca que ni siquiera pensaron en comprar uno. 

Corrieron un par de calles alejándose de hongdae, llegando al inicio de una pequeña calle con negocios más pequeños. 
Yoongi no decía absolutamente nada, solamente guiaba a la joven, llevándola a la parte trasera de una tienda de conveniencia, en un callejón pequeño. A unos cuantos metros, Hayley vio a Yoongi subir por unas escaleras de metal que daban al segundo piso de la tienda de conveniencia, así que lo siguió hasta llegar a una puerta que el pálido abrió con unas llaves que sacó de su bolsillo. 

—adelante —señaló Yoongi asiendose a un lado. 

Hayley entró observando el lugar, pero éste era demaciado oscuro como para verlo. Con respeto se quitó los zapatos y dio un paso para adelante, sintiendo la presencia de Yoongi detrás suyo.
Pasaron un par de segundos a oscuras, hasta que Yoongi presionó el interruptor de la luz, luego de quitarse también los zapatos. 

—¿vives aquí con tus padres? —Preguntó la joven adentrándose al lugar. 

—no —negó el pálido— yo vivo sólo... mi madre vive en Ulsan con su pareja, y mi hermano vive con mi abuelo. El dueño de la tienda me renta este lugar por un precio muy bajo, siempre y cuando le ayude en la tienda de vez en cuando... 

En ese momento, Hayley notó la voz de Yoongi cambiar, al igual que su expresión. No le habían costado decir esas palabras al pálido, pero sí se sentía un tanto expuesto ante una joven que tenía una familia, una gran casa, y una vida completamente diferente a la suya. 

—entiendo —habló la joven, sacando una lijera sonrisa— quisiera vivir así también, y no tener que convivir con un hermanastro abusivo 

Los pensamientos de Yoongi cambiaron en ese momento. Su rostro se transformó en uno serio y sus cejas se fruncioron. Sus diferencias pasaron a ser invisibles, o más bien olvidadas por él, y solamente se centro en esas palabras 《hermanastro abusivo》 Se repitió internamente. 

—¿abusivo?... ¿Jungkook te a hecho algo? —Preguntó. No pudo evitar hacerlo, y tampoco iba a poder evitar no golpearlo si Hayley se lo confirmaba. 

La joven notó su cambio de personalidad y se arrepintió de haber dicho aquello. No era algo que quería haber mencionado, simplemente había salido de su boca sin siquiera pensarlo, sin siquiera analizar la reacción de Yoongi, y sin siquiera recordar que ellos dos eran amigos desde hace mucho más tiempo que ella y él.
Era evidente que no podía decirle nada de lo que Jungkook solía hacerle, además ese era un asunto de ella, que debía resolver ella, y que hasta ahora se había guardado para si misma, algo que no quería cambiar por el momento. 

—no no —mintió— solo suele ser molesto a veces. Quizás lo veo así porque nunca tuve hermanos 

Yoongi la miró atento e hizo un gesto con sus cejas. Conocía a su amigo, sabía de lo que era capaz y lo audaz y atrevido que solía ser con las chicas, pero decidió creerle a la joven aunque no estuviese totalmente convencido, y no porque pensara que ella fuese como las demás jóvenes alocadas que se dejaban hacer lo que fuera por el pelinegro; si no que sabía que Jungkook sería capas de intentar algo aunque ella no quisiera. 

—ten cuidado entonces —fue lo que dijo— Jungkook ve a las jóvenes como trofeos y luego las desecha en una repisa como si no fueran nada 

—eso lo sé... no te preocupes por mí, no soy la clase de chica que le gusta a Jeon, y él para nada en la clase de chico que me gusta a mí... 

Yoongi no quiso decir más, pero para él parecía todo lo contrario. Sí, conocía bastante bien a Jungkook, sabía todas las cosas que solía hacer con las chicas del colegio, y con cuantas se había metido, pero también conocía cuando estaba interesado en alguien, y era más que evidente que estaba interesando en su hermanastra aunque tratase de negarse. 

La manera en la que la miraba, la manera en la que hablaba de ella, y la manera en la que se molestaba cada vez que los miraba juntos se lo demostraba, pero Hayley estaba tan empeñada en decir que no era su tipo que no lo notaba, y quizás era mejor que no lo hiciera.





...






Pasaron un par de horas y la lluvia no cesaba, aunque Hayley y Yoongi eran indiferentes a eso. Ellos se habían mantenido en el pequeño comedor de Yoongi, conversando de absolutamente todo, mientras Hayley tomaba un té caliente de limón y Yoongi un café negro sumamente cargado. 

Sus ropas estaban húmedas aún, pero sus bebidas calientes los hacían no tener frío, además que la calidez de su platica los mantenía distraídos de la temperatura. 

Eran al rededor de las 8:30pm, quizás un poco más tarde, no habían ni siquiera mirado el reloj desde que estaban sentados ahí. Su platica era tan fluida que el tiempo parecía infinito, como si no pasara, como si se hubiera detenido para ellos dos. 

—¿no? —Indagó él pálido en medio de la conversación. 

—no —negó la joven dando un trago a su té caliente, mientras miraba la sorpresa en la cara de su acompañante. 

—¿enserió no? —Volvió a preguntar el pálido. 

—no Yoongi, enserió no sé... 

—debo admitir que me cuesta mucho creer que no sepas andar en bicicleta —mencionó al fin el joven, luego de saber que la peli rosa no tenia esa habilidad. 

—¿por qué te cuesta tanto créeme?... muchas personas no saben hacerlo 

—muchas personas que están al rededor de los 6 años —señaló riendo. 

—ya Yoongi, no te rías 

—bueno bueno... que te parece si yo te enseño... 

—¿tienes una bicicleta? Porque yo no tengo 

—por supuesto que la tengo, así que vamos —el joven se levantó de su silla de un solo movimiento, y con su mano le indicó a la joven que hiciera lo mismo. 

—¿ahora? —Pregunto Hayley incrédula. La lluvia allá afuera había disminuido un poco los últimos minutos, pero aún así seguían las gotas cayendo del cielo. 

—sí... ¿que tiene de malo? —Respondió Yoongi— ¿te da miedo mojarte? 

—por supuesto que no —la joven se levantó de la silla y caminó a la puerta— si logras enseñarme hoy, te daré una canasta con mandarinas, yo sé que te gustan... 

El joven de cabellos cenizos, se sintió aún más motivado ante esas palabras. Rápidamente salió de su casa junto con Hayley, y de un garaje pequeño sacó su bicicleta, que a decir verdad tenía tiempo sin usar.
La lluvia volvió a mojar sus cuerpos, pero no les importo. En ese pequeño callejón estaban completamente solos bajo la lluvia, pasando tiempo juntos como si él clima fuera el más soleado. 

Con una seña de mano, Yoongi le indicó a Hayley que se acercara a él, la joven enseguida lo hizo. 

—súbete... te ayudo a sostenerla para que no te caigas... —Haciendo lo que él pálido le indicó, la joven se trepó en la bicicleta. Al instante sintió su cuerpo tambalearse, pero como Yoongi estaba sosteniendola con fuerza, no se calló— no tengas miedo... no voy a soltate hasta que me digas que estas lista... 

Eso la hizo sentirse segura. A sus cortos 15 años nunca se había subido a una bicicleta, y a decir verdad se mentía a sí misma si decía que no tenía miedo de terminar en el piso con la nariz rota, pero Yoongi le daba seguridad y protección, estar con él le quitaba el miedo. 

Y así, la joven comenzó a pedalear poco a poco en la bicicleta. Yoongi como lo prometio, en ningún momento la soltó, solamente relajaba un poco el agarre cuando notaba que Hayley comenzaba a controlar su equilibrio. 

Un beso bajo la lluvia... en ese momento esa tan famosa escena de película romántica quedó corta. El mágico beso, fue remplazado por sus brillantes risas, las caricias fueron dadas por las gotas de lluvia mojando sus cuerpos, y ese tan cálido abrazo, se convirtió en miradas intensas llenas de palabras. 

Ellos no se daban cuenta, pero estar juntos era lo que nesitaban en sus solitarias vidas. Su vida se pintaba de colores brillantes e intensos entre más pasaban el tiempo juntos, y esos males que los atormentaban se iba desvaneciendo poco a poco. 

Eran tantas sus risas que la hora era algo que ni siquiera habían considerado. Había pasado al rededor de una hora y Hayley había podido avanzar unos metros sin que Yoongi la detuviera. Ambos estaban cansados y empapados, y por esa razón habían decidió detenerse y entrar a la casa. 

Sus ropas estaba tan mojadas que escurrían gotas de ellas, su cabello daba la impresión de que acababan de salir de la ducha, y sus cuerpos estaban demacido fríos que los hacía temblar y castañear sus dientes. 
Yoongi vio a Hayley temblar de frío frente a él y no pudo evitar sentirse mal. Rápidamente tomó una pequeña manta que tenía y se la colocó en los hombros para que se calentara. 

—gracias... —soltó la joven al sentir la cálida tela sobre sus hombros, para posteriormente levantar la mirada y observar el reloj que Yoongi tenía colgado en su pared— creo que es hora de irme... si llego después de las 11:00pm mi madre se enojara y no me dejaba salir por un tiempo 

—no puedes irte así Hayley, estas toda empapada, y hace mucho frío... —de un pequeño armario, el pálido sacó unos pantalones deportivos, una polera blanca, y una sudadera de canguro, y se los extendió a la peli rosa— ponte esto al menos... te quedarán grandes pero te servirán... 

La joven no dijo nada y solo tomó la ropa. No quería ser una molestia, pero tampoco quería rechazar su amabilidad, además sí tenia mucho frío como para irse con esa ropa. 

—¿puedo entrar a tu baño para cambiarme? —Preguntó la muchacha con un toque de pena. Le resultaba un tanto incomoda esa situación. 

—por supuesto —le señaló el enseguida. 

Hayley no dijo más y entró al baño con la ropa que Yoongi le había prestado. El pálido solo la vio y luego continuó buscando ropa para él y aprovechar que la joven estaba en el baño para cambiarse también, pues a parte de que tenía frío, no iba a dejar que Hayley se fuera sola a esas horas. 

Sacándose la polera mojada, el joven estaba a punto de cambiarse cuando unos toquidos bastante fuertes se escucharon en su puerta, por lo que con su torso descubierto se decidió ir a ver de quien se trataba...







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Primero que nada, quiero pedir una disculpa por tardar tanto en actualizar la historia. No es normal en mí ausentarme por tanto tipo porque no me gusta, pero tuve que hacerlo por mi salud mental. 
También quiero confesarles que sufro de trastorno de ansiedad desde hace ya mucho tiempo, y hace poco tuve una muy fuerte recaída. Ahora ya me encontró mejor, estoy con tratamiento y yendo a terapia, y estoy mejorando mucho, pero aún tengo días buenos y días malos. A pesar de eso quiero que sepan que no abandonaré la historia, y trataré de actualizar lo más pronto que pueda. 
De todo corazón gracias por esperar la historia a las que siguen aquí. Disfruten el capítulo y espero que les guste ❤💜💙🖤

 



#19804 en Novela romántica

En el texto hay: dolo, amor, odio

Editado: 10.07.2022

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