—¿¡ahora si vas a decirme que pasa!? —Exigió el preparatoriano de cabello castaño llamado Seokjin.
Acababa de llegar junto con su mejor amiga a la casa de la ya mencionada, luego de un no muy agradable encuentro con el futuro hermanastro de ella.
—te lo contaré en la boda de mi madre, ahora solo quiero entrar a la casa y dormir... —le dijo la joven cansada mentalmente, preparándose para la llegada de Jungkook, pues sabía que no iba a dejar las cosas por la paz.
Jin sacó un suspiro profundo y llevó el cabello de su frente para atrás. No queria dejarla ahí sola, no sin saber que era lo que pasaba, no sin asegurarse que Jungkook no la lastimaria.
—falta una semana para la boda... ¿por qué no puedes decírmelo ahora?...
—estoy cansada Jin, y mañana planeo ir a ver a mi padre y pasar el fin de semana con él, por eso no podemos vernos hasta la boda...
Jin volvió a suspirar y negó con su cabeza. Parecía desesperado.
—soy tu mejor amigo Hayley, sabes que estoy para ti siempre, pero siento que me estas alejando al no decirme las cosas... es decir, Jungkook parecía ser un buen tipo, incluso me llevé bien con él la primera vez que nos conocimos... pero, si me hubieras dicho que te acosaba o que te trataba mal, todo hubiera sido muy diferente...
—Jin, yo jamas intentaría alejarte... es solo que todo esto es muy complicado, hay mucho en juego
—¿cómo qué?
—la felicidad de mi madre...
Jin entendió en ese momento que tal vez esta vez ese asunto no tenía nada que ver con él. Sí, quería protejer a su mejor amiga de cualquier idiota que quisiera lastimarla, pero ese idiota se convertiria en su futuro hermano, alguien con el que tendría que convivir si o si a lo largo de su vida.
Aún así estaba dispuesto a protegerla e involucrarse, pero no iba a presionarla, ella le contaría todo cuando estuviera lista.
—no te voy a presionar... dímelo cuando creas que es el momento... solo llámame cuando pase esto, cuando necesites que alguien te proteja
La joven solamente asintió y lo abrazó. Se sentía tan agradecida de tenerlo en su vida, él era como un hermano, incluso mucho más que eso, como un protector, un ángel que estaba para ella en cualquier situación.
A los pocos minutos el joven volvió a subir a su moto y se fue, por suerte para la peli rosa antes de que llegase Jungkook.
Cuando vio a Jin cruzar las rejas, entró a la casa, siendo recibida por su futuro padrastro Gong Yoo. Quien parecía algo atareado, y es que tenía que dejar todos sus negocios listos antes de la boda.
—Hayley... que bueno que ya llegaste —le señaló el hombre al verla— Jungkook estaba muy preocupado por ti, incluso pensé que iría a buscarte cuando mencionó que saldría con sus amigos
Para la joven fue una sorpresa escuchar eso. Era evidente que Jungkook la acosaba, la quería tener solo para él y molestarla, pero que estuviera preocupado por ella, eso sí era nuevo y a decir verdad irreal. Pero más que sentir compasión o algún tipo de agradecimiento por él, su interior se llenó de enojo. Después de él ser su maltratador ¿cómo era capas de supuestamente preocuparse por ella? Sin duda alguna era un maldito.
—bueno... si llega y pregunta por mí dígale que estoy dormida... —mencionó la joven sin expresión alguna— descanse señor Jeon
Dando una reverencia, la joven se marchó yendo a la segunda plata, pero no fue a su habitación. Después de todo lo que había pasado, quería alejarse, necesitaba alejarse aunque fuera por un par de días, y la idea de visitar a su padre en Daegu llegó en buen momento.
Dando unos ligeros toques con sus nudillos, Hayley llamó a la habitación de su madre, donde casi al instante escuchó un 《adelante》 salir de sus labios.
La joven abrió la puerta y entró con sigilo, visualizando a su madre en la enorme cama con su teléfono móvil en la mano viendo uno de esos videos espirituales que le gustaba ver en YouTube.
—Hayley, hija... ¿cuando llegaste? —Le preguntó la mujer, pausando el video para posteriormente dejar el teléfono en su mesa de noche.
La joven de cabellos rosas se acercó a ella y se sentó en el borde de la cama. Tenía ganas de llorar, queria contarle lo que había pasado y que su madre la consolara, pero sabía que no podía, no tenía la suficiente confianza como para hacerlo.
—acabo de llegar —fue lo único que dijo, aunque su boca estaba llena de palabras— solo vine a decirte que mañana iré a ver a papá y me quedaré con él hasta el domingo
Quizás para otra mujer divorciada eso sería malo y un tema de discusión, pero para Hanna no. Ella llevaba una excelente relación con su ex esposo, eran una pareja de amigos que al final se habían dado cuenta que no se amaban tanto como para tener una relación más allá de eso.
La mujer sonrió apliamente al saber que su hija iría a ver a su padre, y con alegría abrió el cajón de la mesa de noche donde se encotraban algunas invitaciones de su boda.
—ten, llevasela a tu padre —le indicó Hanna a su hija, pasandole una de las invitaciones. Hayley enseguida la tomó— dile que puede traer a Scarlett, le puse una invitación extra para que ella también pueda asistir, iba a mandársela por correo, pero como iras a verlo, aprovecho para que se la des tú
La joven asintió y observó la invitación entre sus manos 《Hanna & GongYoo》 leyó en ella. En tan solo un par de días seria definitiva la vida que llevaba ahí. GongYoo se convertiria en su padrastro, y oficialmente Jungkook en su hermanastro.
Tener esa vida aún no le agradaba, especialmente por el trato que recibia por parte de Jeon Jungkook, por lo que la idea de vivir con su padre en Daegu aún la tenía presente, y ahora, después de lo sucedido se estaba convenciendo más.
Sin decir nada más, la joven salió de la habitación de su madre y se fue directo a la suya.
Estaba cansada, quería dormir, quería olvidar las últimas horas de ese día, pero no iba a poder, en los planes de su futuro hermanastro estaba otra cosa.
Jungkook había llegado un par de minutos atrás. Al entra a la casa se había ido directo a la habitación de Hayley, donde al percatarse de que no se encotraba ahí, se posicionó afuera recargado en la puerta esperándola.
Hayley lo vio y sintió un miedo en su estómago, sobretodo cuando sus ojos se clavaron en los de ella con intensidad. Sabía que no podía escapar, así que simplemente decidió acercarse.
—llevó esperándote 5 minutos... —soltó el peli negro al verla. La joven no dijo nada, solamente abrió la puerta y entró junto con él a su habitación.
Al cerrar la puerta, Jungkook rápidamente volvió a acorralar a la joven como anteriormente lo había hecho en aquel callejón.
Hayley ya no se sorprendió, solo se quedó así, inmóvil, viendo la desesperación en la cara de Jungkook. Y es que él estaba deseoso por besarla una vez más, quería deborar sus labios, comerse a besos todo su cuerpo, pero esta vez se contuvo. Una respiración agitada lo mantenía calmado.
—quiero comerme tus labios... —susurró entre dientes, lo suficientemente alto y claro para que la joven escuchara. Pero ella decidió ignorarlo, hacer como si no hubiera escuchado tales palabras, después de todo no sabía que responder.
Jungkook se relamio los labios y con su mirada recorrió el cuerpo de Hayley de la cabeza hasta los pies. Cambiando su carácter de pronto al verla usarla la ropa de Suga.
—quítate la ropa... —Exigió con seriedad. Hayley frunció su entrecejo.
—¿cómo?...
—que te quites esa ropa... no quiero seguir viéndote con la ropa de ese maldito traidor...
—estas loco, no voy a hacerlo...
—hazlo o te la quito yo...
La joven estaba molesta. Después de todo lo que había pasado él seguía tratando de controlarla y obligarla a hacer cosas que no quería. Pero esta vez no lo iba a permitir.
Colocando sus manos en el pecho del azabache, la joven lo empujó con fuerza alejandolo de ella, para posteriormente caminar al otro lado de la habitación lo más lejos de él.
—¡quédate ahí donde estas! ¡no quiero que te acerques!—Soltó la joven completamente enojada— este es mi turno de hablar, solo por eso te dejé entrar... ahora mismo vamos a dejar las cosas claras...
—bueno, entonces dilo... admitelo Hayley... —comenzó a hablar Jungkook dando discretos pasos para acercarse a la muchacha— admite que me deseas y quieres que te toque, que te bese, y que te haga mía en esta misma cama... admitelo... y tu deseo será cumplido...
—¿y ser una más de tu lista de trofeos? No gracias... una vez dijiste que jamás te meterías con alguien como yo, y ahora mírate... estas demostrando todo lo contrario, pero a diferencia de ti, yo si sigo pensando lo mismo de ti, te sigo odiando, te sigo detestando, te sigo queriendo lo más lejos de mí... yo sigo sin quererte en mi vida, ni como hermano, ni como amigo, ni siquiera como mi compañero de clases...
Eran palabras duras, frías, y crules las que salían de la boca de aquella muchacha de cabellos rosa. Ni siquiera ella podía creer que decía aquello, incluso jamás hubiese imaginado que de sus labios sadrian tales palabras hacia su bulleador, hacia ese joven que meses atrás la atemorizaba y la hacía temblar con tan solo verlo. Pero ahora todo era diferente, Jungkook ya no era el mismo de antes, ya no le daba miedo.
Hayley ahora sabía bien como tratar a Jungkook, sabía que lo único que buscaba era atención y egolatría de los demás, sin importar a donde tuviese que llegar.
Ella estaba completamente segura de que no le gustaba, y no estaba enamorado como todo el mundo se lo decía, lo único que deseaba era atención por parte de ella, sentirse superior, sentirse dueño de ella como con el resto de las chicas de la escuela. Él creía que con su cara de galán y su cuerpo de dios griego podría tener a cualquier mujer deseosa por él, pero Hayley era diferente, a ella le parecía irrelevante su cara y su cuerpo, para ella Jungkook era alguien repugnante.
Jungkook no pareció inmutarse, a decir verdad ya estaba acostumbrado a esas palabras, ya las había escuchado una infinidad de veces y eso no lo iba a detener, esta vez estaba dispuesto a todo, a conseguir lo que quería de una u otra manera, la deseaba tan locamente que ya no le importaba decírselo.
—¿y qué si lo dije? ¿Qué si cambie de opinión? —sin haberse dado cuenta, Hayley tenía parado frente a ella a Jungkook, quien la tomó de la cintura al instante— pues a difencia de ti, a mí no me da miedo admitir y aceptar que me equivoque. Sí preciosa, el gran Jeon Jungkook se equivoco... el gran Jeon Jungkook te desea locamente y quiere comerse todo tu delicioso cuerpo a besos... quiere hacerte gemir y enloquecer de placer con sus fuertes embestidas... Hayley, éste chico que tienes en frente no soporta verte con nadie más... entiende que te quiero toda para mí...
—no soy tonta Jungkook... se lo que intentas... ¿realmente pensaste que iba a creer que te atraigo de esa manera después de todo lo que me haz hecho, dicho y humillado?... para ti los besos y el sexo son como un vaso de agua, puedes hacerlo con cualquiera, además sé perfectamente que si termino cayendo en tus "encantos de hombre" al día siguiente le contarás todo a tus amigos y van a humillarme y burlarse de mí por haber caído ante mi acosador
Jungkook sonrió.
—que equivocada estas... claramente noto que haz leído muchos clichés románticos en los libros, y yo preciosa, no tengo tiempo para esas mierdas —con ambos brazos, el peli negro rodeó la cintura de la muchacha con mucha más fuerza, sintiendo sus cuerpo completamente pegados.
La ropa le estorba, quería sentirla, deseaba tanto sentir su piel pegada a la suya, tanto así que por su mente pasaba la idea de arrojar a hayley a la cama y quitársela el mismo a la fuerza, pero no, él no era la clase de joven que obligaba a las chicas a tener sexo con él, sí fuera así, desde el primer día que Hayley había entrado a su casa, la hubiera encerrado en su habitación y hecho absolutamente de todo. Aunque, en este punto lo estaba considerando, su cuerpo ya no aguantaba, se estaba quemando de deseo por ella y si no la tomaba ahí mismo se volvería completamente loco.
Por su lado, Hayley estaba acostumbrada a los toques de Jungkook sobre su cuerpo. Sabía que ese era su temperamento, su costumbre sobre las mujeres y ella era una más de la cual no sentía nada pero quería agregar a su lista de acostones.
Hayley levantó al fin la mirada, viendo los profundos ojos oscuros de Jungkook sobre ella, llenos de deseo y lujuria al mirarla. Ella trató de empujarlo y alejarse de él, pero al no poder decidió abrir su boca para hablar y rogarle que la soltara, pero no pudo decir ni una mínima palabra cuando sintió los labios de Jungkook sobre los suyos y su lengua dentro de su boca.
Era un beso mucho más profundo que el anterior. Esta vez había conseguido meter su lengua dentro, y para Hayley, que no había experimentado nada de eso aún, le parecía una sensación sumamente extraña, que a decir verdad era increíble. Era verdad que Jungkook le causaba repulsión, lo odiaba, lo detestaba, pero ahora entendía porque las chicas caían ante él con tanta facilidad. Sí él no fuera su bully, muy probablemente Hayley sería una más de las jóvenes locamente enamoradas de él.
Con su mente completamente perdida, la joven se dejó besar por Jungkook pero sin corresponderle. Por supuesto que lo estaba disfrutando, era humana, y su cuerpo estaba reaccionando por sí solo, pero una parte le decía que tal vez si lo dejaba continuar él terminaría casándose y al fin la dejaría en paz.
Pero que gran equivocación ante la ingenuidad de no conocer esos temas. Jungkook no se estaba cansando, no iba a dejarla ahora que la sentía tan sumisa ante sus labios, es más, su cuerpo le estaba pidiendo a gritos que necesitaba más, que quería tocar más allá que solo su cintura, y que esos besos solo eran la punta del iceberg de todo lo que deseaba hacerle.
La temperatura de su interior estaba por explorar de calor, pero sus manos seguían frías por haber estado bajo la lluvia.
Hayley dio un pequeño salto al sentir las heladas manos de Jungkook meterse entre su ropa y tocar su piel. Su cabeza constantemente le lanzaba señales de alerta para que reccionara, pero no funcionaba, no hasta que fue demaciado tarde y sintió los dedos del peli negro jugar con uno de sus pezones.
—no Jungkook... —soltó la joven separándose del beso, tratando de alejarlo de ella. Jungkook dejó de besarla y la observó.
—por favor Hayley... solo déjame tocarte, prometo que no te voy a ver si no quieres... —mencionó suplicante, se notaba la desperacion en su mirada, pero Hayley al fin había regresado a su realidad, y no iba dejar que las cosas fueran más allá.
—no... por favor ya vete... —le pidió ella, pero Jungkook se negó.
—¡no! —una vez más, Jungkook volvio a tomar a la joven entre sus brazos y la acercó a él. Por varios segundos se quedó mirándola a los ojos sin mencionar palabra. Jamás había notado lo hermosa que era— eres verdaderamente preciosa ¿como no me di cuenta antes?
Y sin esperar respuesta, atacó su cuello con fervor, besando, lamiendo, y mordiendo a su gusto, como si fuera un león comiendo una indefensa gacela.
Hayley ya había reaccionado y lo empujó en cuanto sintió el cuerpo de Jungkook debilitarse. Pero eso no lo tuvo, su enojo fue notorio y enseguida volvió a tomarla, pero esta vez Hayley forcejeo, algo que lo hizo enfuerecerse mucho más.
—Jungkook detente ya, y vete por favor —habló la joven en el forcejeo. Pero el muchacho no lo iba a hacer.
—¡no!... tú iniciaste esto preciosa, y no me vas a dejar así...
Con agilidad, Jungkook tomó la cintura de la joven, y giró su cuerpo asiendo que su evidente y palpitante ereccion quedará pegada a su trasero. Hayley sintió el gran bulto de Jungkook, y cómo enseguida éste comenzaba a frotarse en su trasero por sobre la tela de sus ropas.
No podía escapar, no podía aunque lo intentara, lo unico que pasaba por su cabeza en ese momento eran los gemidos del peli negro cerca de su oreja, lo cuales no la dejaban pensar, no la dejaban tampoco reaccionar y alejarse.
¿Qué estaba pasando? De los besos y algunas caricias, Jungkook había pasado a embestirla como si estuviera teniendo sexo con ella, o más bien lo estaban asiendo y lo único que impedía el contacto de sus pieles eran sus ropas y la voluntad de Hayley de no dejarse ir más allá. Y es que sí, eso seguía siendo algo nuevo para la peli rosa, en ese momento ni siquiera entendía con claridad porque Jungkook había llegado hasta eso para bajar su calentura, no podía entender si le gustaba o no lo que sucedía.
Claro estaba que a diferencia de ella, Jungkook lo estaba disfrutando de una manera exagerada. Ya sabía del tema, ya se había metido con muchas chicas, de muchas maneras, en muchos lugares y hecho muchas posiciones, pero esta vez se estaba volviendo loco, su cuerpo se estaba quemando de placer, y aunque lo que más deseaba era poder estar desnudo con ella y embestirla como se debía, lo estaba disfrutando de sobre manera, y sus profundos gemenidos se lo confirmaban a él y a la joven.
Pasaron un par minutos en los cuales lo único que se escuchaba eran los gemidos del muchacho, hasta que llegó al tan esperado orgasmo. Cansado, soltó a la joven y se sentó en la cama con la respiración agitada. Hasta ahora había tenido el mejor clímax de su vida, y ni siquiera le había hecho la mitad de lo que deseaba.
Por su lado, Hayley al sentir los brazos de Jungkook soltar su cintura, cayó al piso de rodillas con un sentimiento de irrealidad. Era como si lo que evidentemente había sucedido unos segundos atrás no hubiera pasado. Ni siquiera sabía como se sentía al respecto. Lo que Jungkook había hecho era ¿malo? No lo sabía, su mente se encotraba completamente perdida, pero de una cosas estaba segura, no quería que volviera a suceder, no quería volver a tener ninguna interacción con él.
—eso estuvo jodidamente bien... ¿te animas a hacerlo sin ropa? —Señaló el muchacho al estar completamente recuperado y pisando tierra luego de haber estado en el cielo. Su soberbia había regresado, y en definitiva se sentía como un rey dueño de Hayley con el derecho de hacer con ella lo que quisiera. Pero la actitud de la joven lo bajó de ese pedestal.
—lárgate Jungkook... —soltó la joven con la voz quebradiza y los ojos aguosos— conseguiste lo que querías ¿no?... ya puedes ir a contarle a tus amigos para que puedan destruirme...
—Hayley...¿de que mierda hablas? —Preguntó el muchacho completamente confundido. Él creía que ella lo había disfrutado tanto como él, pero al parecer no era así— no voy hacer eso preciosa... lo que te dije es cierto... lo que acabas de provocar en mi cuerpo es real... mi deseo por ti es real...
—pues lo que yo te dije también es real —la joven se levantó del piso y lo miró— te quiero lo más lejos de mí... por favor déjame en paz...
—después de.... ¿es enserió Hayley?... —un sentimiento de enojo y frustración comenzó apoderance del muchacho. Eso para él había sido un comienzo, el inicio de todo lo que deseaba hacerle, él inicio de sentimientos que no sabía que podía sentir, y el hecho de que ella lo rechazara lo enfureció— no digas estupideces... sé que lo disfrutaste tanto como yo, pero lo niegas solo para fastidiarme... ¡admitelo!... por favor admitelo...
Jungkook trató de acercarse a ella de una manera calmada pero a la vez suplicante, pero Hayley no lo dejó tocarla, y esta vez él no insistió.
—solo vete Jungkook... ya no me importa que es lo que decidas hacer... solo quiero que me dejes tranquila...
Era evidente que ese encuentro no había sido suficiente para Jungkook. Él desesperadamente deseaba más, y minutos atrás tenía la seguridad de que ella también quería lo mismo, pero que equivocado estaba. Ante el rechazo no sabia como actuar, nunca nadie lo había rechazado, así que decidió hacer lo de siempre; herirla, como ya muchas veces lo había hecho, esa era su única manera de volver a sentirse indestructible, porque vaya que ese rechazo lo había destruido.
—bien, me voy...—soltó con enojo— es la última vez que intento hacerte el favor... y que te quede claro que cuando vengas corriendo a mí buscando más, te diré que te largues...
Jungkook no esperó a que la joven dijera nada. Al instante salió de esa habitación y se fue a la suya. Más que enfadado se encontraba desepccionado y con un sin fin de sentimientos encontrados que no lograba comprender.
Frustrado dio golpes en la pared con sus puños cerrados, haciendo que estos comenzarán a sangrar por la fuerza, luego tiró todas las cosas de su escritorio y las pateó cuando estas estaban regadas en el piso. Necesitaba desquitar su enojo y frustración con algo, y su única manera de hacerlo era destrosar su habitación.
Cuando logró calmarse un poco, se recostó en la cama con la mirada fija en el techo y la respiración agitada. La imagen de Hayley no salia de su cabeza, el sabor de su boca lo tenía aún en la suya como el dulce más delicioso de la vida, y ese pequeño instante en el que había tocado su pezon le había dejado los dedos con una electricidad intensa.
Con todo eso tenía claras dos cosas, la primera; era definitivo que no iba a molestarla más, no iba volver a acercarse a ella, no la volvería a tocar, y sobretodo no volvería a acosarla en la escuela, ya no queria nada que ver con ella. Y la segunda; ahora la deseaba más que nunca, el sólo pensar en el sabor de sus labios y su piel lo ensendia por dentro, incluso solo pensar en su cara lo ponía inquieto y con ganas de desnudarla.
No iba a hacer nada fácil desde ahora estar juntos en la misma casa, al menos no para Jungkook. No con ese bestial deseo de tenerla en cuerpo y alma, pero tenía la idea de que si se alejaba por completo de ella, esos deseos desaparecerían tarde o temprano.
Al menos, esa era su idea...
...
Al día siguiente el sol salió mostrando una mañana soledad y fresca después de la lluvia del día anterior.
Hayley no había dormido casi nada, y a pesar de que no estaba acostumbrada a levantarse temprano los fines se semana, ese día a la temprana alba yacía levantada con todo lo necesario para irse a Daegu.
No despertó a nadie, no quería que nadie la viera irse y mucho menos Jungkook. Así que simplemente tomó sus cosas y se fue en silencio sin que nadie se diera cuenta. Después de todo ya le había avisado a su madre y no tenia porque decirle a otra persona. Y sí, tenía tan solos 16 años, pero sabía perfectamente cómo viajar de una ciudad a otra sin la necesidad de un adulto.
Ahora bien, no todos en esa casa yacían dormidos como normalmente debería de ser. Jungkook de igual manera no había podido dormir casi nada en toda la noche, pero su estado cansado, pensativo y desconectado del mundo, no le permitió escuchar cuando la joven se había ido, incluso el era completamente ajeno a que la joven estaría en otra ciudad ese fin de semana.
—Jungkook ¡hijo!... levántate y baja a desayunar... —escuchó del otro lado de su puerta cuando el reloj marcaba las 8:00am. Estaba tan distraído que ni siquiera se había dado cuenta de cuando había amanecido.
No tenía ganas de nada, no tenía ganas de levantarse de la cama y salir a lidiar con los problemas que iban más allá de su nivel de madures, pero sobretodo no quería ver a Hayley. No la había podido sacar de su cabeza en toda la noche y pensar en tenerla frente a frente en el comedor le hacía tener una sensación extraña en el cuerpo, como una electricidad en el interior, incluso tan solo pensar en los besos y caricias que le había dado lo calentaba y a la vez le frustraba.
Un segundo llamado de su padre, lo hizo obligarse a levantase y salir del refugio de su habitación. Con su ropa de dormir bajó sin ganas las escaleras y se dirigió al comedor, donde se encontraban su padre y hanna, y como ya lo esperaba Hayley no estaba, era más que evidente que no saldría de su habitación en todo el día.
—buenos días... —señaló el muchacho.
Hanna y su padre en seguida lo miraron y le respondieron.
—buenos días hijo
—buenos días Jungkook... siéntate ya mismo, preparé pan con mermelada, jugo de naranja y un poco de fruta. Puedes servirte lo que quieras
—gracias... solo tomaré un vaso de jugo y me iré a mi habitación... no tengo hambre
—no te vayas hijo... tenía pensado que tuviéramos un sábado familiar... en una semana es la boda y seremos oficialmente una familia, quizás salir todos juntos nos sea de mucha ultidad para la unión
Jungkook obviamente no quería, no después de lo que había pasado con Hayley y él, y estaba por negarse rotundamente, pero antes de poder decir palabra, Hanna habló.
—cariño, no vamos a poder tener un sábado familiar hoy, Hayley se fue a Daegu...
Y en ese momento, Jungkook sintió que le mundo caía sobre él...