Mi Cálido Secreto

4. El regalo.

—Lo llamaré —dijo Kevin mientras buscaba a Scott entre sus contactos— hermano, ¿dónde estás? Korina está preocupada por tí..... entiendo.... bien, se lo diré.... apresurate.



—¿Dónde está? —preguntó ella de nuevo cuando Kevin colgó.



—Dice que tuvo que ir a buscar algo, está cerca de aquí así que dijo que volverá en unos minutos.



—Ya veo —de pronto sintió curiosidad sobre el tema pero decidió quedarse callada.



 Adam vió llegar a Scott al comedor, tenía una caja detrás de su espalda y una gran sonrisa en el rostro mientras se acercaba a Korina y al resto de sus amigos quienes estaban curiosos por la caja.



—Espero que te guste —dijo Scott mientras colocaba la caja sobre las piernas de ella.



—¿Qué es esto? —su rostro se puso rojo al ver que todos los demás que estaban en la cafetería la miraban.



—Puedes abrirlo, es todo tuyo —la sonrisa del chico era realmente linda— ¡rasga el papel de una vez! —la animó cuando ella comenzó a quitar el papel con cuidado.



 Korina obedeció y rasgó el papel, por alguna razón era más emocionante hacerlo de esa forma, encontró una caja de madera, se veía a kilómetros que era algo realmente caro, la caja era rectangular un poco alargada, la abrió a toda prisa y miró el contenido, levantó la mirada y puso la caja a un lado para abrazar a Scott.



—¿Te gustó mi regalo? —preguntó al ver que ella se aferraba a él.



—Me encantó —susurró con voz suave, sentía que quería llorar.



—Me alegro, porque hice que mi amigo restaurador trabajase toda la noche.... —bajó la mirada para ver los bates de béisbol que estaban en la caja— me puso un poco triste cuando me contaste que el bate había sido un regalo de tu madre, por eso le pedí a mi amigo que lo restaurara, así que trabajó muy duro, ahora este nuevo bate está hecho de platino y algunos otros materiales que lo harán más resistente para que ningún otro idiota pueda dañarlo.....



—Ya no sigas —pidió mientras se separaba de él— es el regalo perfecto.....



—El otro es uno adicional que le pedí, es una réplica exacta, para que dejes el otro en casa con toda seguridad.



—Vas a hacer que llore —volvió a abrazarlo con fuerza.



 Korina estuvo dando saltitos de alegría por un largo rato hasta que consiguió calmarse, sin embargo, sonreía cada vez que veía la caja de madera.



 Ese día Scott se aseguró de llevarla a casa, después de todas sus actividades posteriores a la universidad, ella por su parte estaba muy feliz por haber recibido aquellos regalos de parte de Scott, según las instrucciones de él dejó el objeto que había sido restaurado en la caja encima de un sitio donde siempre pudiera verlo.



 Adam por otro lado estaba en casa, pero su cabeza no dejaba de reprocharle el hecho de haber dañado en bate de Korina, no solo por las consecuencias que ello había traído, sino por las palabras de Scott, su madre no podía regresar de entre los muertos para regalarle un nuevo bate, él tenía a sus padres vivos y seguramente no tardarían en darle un auto nuevo, pero ella no tenía esa ventaja. Media hora después estaba yendo a casa de ella tan rápido como podía, llegó al lugar y tocó el timbre, esperaba que algún empleado abriese la puerta, pero por el contrario fue ella quien contestó.



—¿Chico nuevo? —preguntó por el altavoz después de verlo por las cámaras.



—Mi nombre es Adam —se quejó al ver que ella parecía no recordar su nombre.



—Si, lo que digas Tommy, ¿qué quieres? —el chico comenzaba a arrepentirse de haber ido hasta ese lugar.



—Yo quisiera hablar contigo por un momento, si es que no estás muy ocupada—el portón se abrió luego de unos minutos.



 El chico entró al patio y caminó hacia la gran mansión en la que vivía la chica, la puerta también fue abierta por ella y fue guiado hasta el gran recibidor por ella, Korina trajo el jugo y las galletas, era extraño que no hubiese nadie más ahí.



—No tengo empleados —respondió ella antes de que él pudiese preguntar— así que de momento tendrás que conformarte conmigo.



—No tengo problemas con tenerte solo para mí hoy —Korina lanzó una risilla que lo contagió a él posteriormente.



—Esperemos que nadie muera en dudosas condiciones el día de hoy —Adam negó con la cabeza repetidas veces.



—De mi parte nadie morirá hoy —estaba en territorio desconocido, además ya había aprendido a no meterse con ella.



—Bien, entonces preguntaré ¿qué haces en mi casa a esta hora? —tomó un sorbo de su jugo mientras prestaba atención a su respuesta.



—Yo quería disculparme contigo por romper el regalo de tu madre —Korina lo miró con curiosidad, pero le agradaban ese tipo de gestos de un chico.



—No sé que tan mal te sentiste como para llegar hasta aquí, pero te perdonaré solo por esta vez —Adam sacó de su bolso una caja cuadrada y se la entregó.



—Una ofrenda de paz —aclaró el chico antes de que ella pudiese burlarse.



—Pero es divertido jugarte bromas frente a todos —argumentó ella con ciertos toques de maldad en la voz.



—Podemos jugar todo lo que quieras —le siguió el juego a ella— pero quisiera mantener ciertos límites... no quisiera romper otra de tus reliquias familiares.



—Esa respuesta es la que quería escuchar.....



—Lo sé, pero debes saber otra cosa y creo que no quieres escucharla —confesó él aún con ciertas dudas.

 

—Entonces no me lo digas —Adam miró hacia otro lado para esconder su mirada de dolor— aunque sí es algo importante para tí, puedo tratar de escucharte.

 

—Para mí es muy importante —Korina asintió en aprobación para que él le contara al respecto— pero ahora que lo pienso, creo que no es un buen momento para decírtelo, será mejor que me retire.



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En el texto hay: amor secreto, venganza adolescente

Editado: 02.11.2021

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