Mi Cálido Secreto

8. Un accidente.

—Ya te dije que no —la voz jadeante de él le pareció de lo más sexy a ella— ¿no me crees?.

 

—Que bueno; entonces ya puedo ir a cenar —Korina se alejó de él y caminó hacia la puerta— ven con nosotros cuando estés vestido.

 

—Creo que ahora estoy algo molesto —se quejó él rápidamente— prefieres irte a comer con otro hombre que pasar tiempo conmigo.

 

—Pues entonces ven con nosotros —le dió un beso rápido y salió de la habitación.

 

 Minutos después Adam estaba sentado en la mesa junto a ellos; no parecía muy feliz, pero podía tolerarlo si se lo proponía. Lucka se mostraba bastante complacido por lo rápido que lo había traído; la cena fue bastante tranquila.

 

—Debemos hablar un momento —dijo Adam a Korina y esta asintió como respuesta y lo siguió hasta la orilla de la playa— Korina, ¿acaso te sientes bien jugando así conmigo?.

 

—No estoy jugando contigo –aclaró ella mientras las suaves olas del mar alcanzaban sus pies con delicadeza— y no tengo intenciones de hacerlo, si eso es lo que te preocupa.

 

—Entiendo, perdón por malinterpretarlo —Adam la miró a los ojos y se sintió feliz por la respuesta que había recibido de ella.

 

—Es hora de dormir, vámonos de aquí ya —el chico la siguió en silencio, en parte porque no quería decir nada que arruinara el momento.

 

 Adam la acompañó hasta la habitación de ella, pero ésta hizo que entrara, su corazón se aceleró fuertemente al leer la tensión que se había creado entre ellos en cuestión de segundos.

 

—¿Qué pla.....

 

 Un beso de ella lo hizo callar rápidamente, ella tenía una maestría para tomarlo por sorpresa y en hacer cosas que definitivamente lo dejaban encantado, el beso escaló rápidamente y las manos de él lo supieron desde el primer momento ya que sin perder el tiempo estas se apoderaron de las caderas de ella, los besos de ella eran embriagantes como el licor y deliciosos como el mejor de los manjares. No había control alguno para aquella situación, las manos de Adam corrían libremente por el cuerpo de ella e iban desde su trasero, pasaban por los pechos de ella hasta llegar al cabello de ella y se repetía el recorrido sobre el cuerpo de ella.

 

—Me gustas tanto...... bruja problemática —Korina lanzó una sonrisa al escuchar aquel apodo.

 

—Lo sé, es porque soy irresistible —ella sabía que merecía aquel apodo.

 

—No lo negaré —le dió un par de besos antes de invertir la posición en la que estaban— tus encantos son terriblemente letales.

 

 La ropa voló por los aires en cuestión de segundos; se deseaban tanto el uno al otro que sus cuerpos temblaban entre las caricias y los besos desenfrenados, de pronto se miraron a los ojos por un momento, Adam le dió un beso en la frente, Korina por su parte sintió algo cálido en su pecho. Ambos se dejaron llevar y disfrutaron por mucho tiempo la magnífica sensación de volverse uno, la sensación de sus cuerpos rozándose, los suaves gemidos eran como una canción de cuna para sus deseos que poco a poco se fueron saciando hasta que sus cuerpos estuvieron satisfechos.

 

 Al día siguiente los dos amanecieron abrazados, estaban rendidos ante el sueño, Lucka entró a la habitación en silencio y se acercó a Adam luego de tratar de asimilar lo que ellos habían hecho (ya que se suponía que él debía estar atento a todo lo que hicieran).

 

—¡Oye! Despierta, es hora de entrenar —Adam abrió los ojos poco a poco y luego de unos minutos se levantó para salir junto a su entrenador.

 

 La rutina de ese día fue bastante silenciosa y muy incómoda, sin embargo, para progresar era indispensable ser constante. Korina despertó y los vió entrenando y luego regresó a la cama pues se sentía muy cansada.

 

 Lucka decidió que no le diría a Michael sobre lo que ellos habían hecho la noche anterior, ya que se metería en problemas por algo que ya no podía deshacerse, además de que ellos eran mayores de edad por lo que no había nada ilegal en ello.

 

—Lucka, no le digas nada a mi tío —pidió Korina cuando pudieron estar solos— por favor.

 

—Puedes estar tranquila, no planeaba hacerlo de todos modos —aquella respuesta tomó por sorpresa a la chica  que obviamente no esperaba es reacción— lo que hiciste, ya lo hiciste, no tengo intenciones de hacerme la vida difícil por algo que no puede deshacerse, solo voy a pedirte que midas las consecuencias de tus actos.

 

—Puedes estar tranquilo, no te causaré problemas graves —Korina sabía que era injusto meterlo en problemas por las cosas que hiciera en ese viaje.

 

 Los días siguientes pasaron y ella había mantenido cierta distancia con Adam para que aquella situación no se repitiera y generara problemas que no quería con su tío, sin embargo, esto no lo entendió el chico quien comenzaba a hacerse ideas equivocadas. Llegaron al pueblo que sería la última parada fuera de la ciudad, llovía fuertemente por lo que tuvieron que llegar directamente a la posada donde se quedarían.

 

—Korina, ven aquí —la llamó Lucka después de la cena y se la llevó a otra parte de la habitación— ya preparé la bolsa que llevarás mañana a la excursión; como sabes es algo exclusivo para parejas así que yo no estaré cerca para ayudar en caso de que pase algo.

 

—Genial, entonces ¿qué se supone que hagamos si pasa algo? —Lucka era un experto en el tema de supervivencia por lo que le ponía algo nerviosa.

 

—Esto que está aquí irá en tu bolso, son cosas que usamos en la agencia, así que te enseñaré a usarlas, así que presta atención.

 

—¿Por qué debemos llevar tantas cosas? —Lucka la miró mientras tomaba las cosas que estaban sobre la mesa.

 

—Porque tú serás la encargada de suministrar los primeros auxilios; Adam se encargará de la protección física —ella estaba a punto de objetar, pero él no la dejó hacerlo— sé que tienes experiencia; obtuviste la mejor puntuación y obtuviste una licencia de paramédico.....



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En el texto hay: amor secreto, venganza adolescente

Editado: 02.11.2021

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