—Señor, la señora tiene dolores, creo que el bebé está por venir —Michael se quedó congelado, ahora estaba en un gran dilema.
—Mark, ocurrió algo grave, necesito que dejes todo lo que estés haciendo y vayas rápido al lugar que te indicaré, tu hija estaba en una excursión y hubo un deslizamiento, los rescatistas deben estar trabajando así que debes estar ahí para cuando la saquen —ordenó mientras daba la vuelta y salía corriendo hacia el hospital— yo no estaré ahí porque mi bebé está por nacer ahora.... adiós.
(.....)
En el interior de la cueva dos de las personas atrapadas habían quedado debajo de un gran cúmulo de piedras mientras que los demás luchaban por sacarlos.
—Adam, ten cuidado —pidió Korina mientras trataba de ayudar a las personas que habían sido golpeadas por las rocas.
—Está bien, cuando termines lleva a los que puedan moverse a un sitio seguro —ella asintió y continuó con lo que estaba haciendo.
Las personas estaban sorprendidas por la actitud de calma y perfecta sincronía, sin embargo, aunque ambos tenían miedo no solo por su vida sino por la vida de las personas que los acompañaban.
—Por favor, haga un conteo de los presentes —pidió Adam a un par de mujeres que estaban tratando de mantener la calma— y usted será la responsable de decirme cuantos pueden caminar y cuantos no; ¿está bien, pueden hacer eso por mí?
Las mujeres asintieron y se fueron a hacer lo que les habían pedido. Korina lo miró y por señas le preguntó ¿qué estaba haciendo? Él también le respondió que todo estaba bien, así que ella continuó con lo que estaba haciendo; Lucka, les había dicho claramente que en el momento en el que entraran en pánico estarían en grave peligro; las palabras "si siguen esto a la perfección vivirán" de su instructor resonaban en su mente una y otra vez.
Adam se acercó al guía que parecía estar asustado por la situación, así que conversó un poco para calmarlo y juntos buscaron una ruta de salida de aquél lugar para que este saliera de la cueva y buscara ayuda para que los sacaran a todos de ahí.
—Joven, no falta nadie, estamos quince personas exactas —la mujer se veía más tranquila, luego llegó la segunda encargada.
—Todos parecen estar bien y pueden caminar sin problemas —Adam asintió con una sonrisa en el rostro.
—Muy buen trabajo, ahora necesito que hagan algunas pruebas a todos los que no estén haciendo algo; lo harán de esta manera —el chico tomó el brazo de una de ellas y con sus dedos índices hizo una presión leve en ambos lados de este al mismo tiempo.
—¿Para qué haremos eso? —preguntó una de ellas con curiosidad.
—Esto deben hacerlo en los brazos y piernas de las personas, de esa manera nos aseguraremos que todos podamos movernos, después de todo no es recomendable hacer caminar a una persona con una fractura; lo siguiente lo harán para comprobar que no hayan fractura en las costillas de las personas —con sus cuatro dedos dió toques sobre las costillas delicadamente.
Las mujeres se fueron a cumplir con sus tareas; Korina se acercó a él un tanto seria y él se la llevó tan lejos como pudo ya que debían organizarse correctamente si querían mantenerlos a todos calmados.
—¿Qué hacen esas mujeres? —preguntó al ver lo que ellas estaban haciendo.
—Estaban demasiado asustadas así que decidí ponerlas a hacer algo para que no hicieran entrar en pánico a los demás —ella asintió al ver que aquella había sido una gran idea.
—Bien, iré hablar con el guía, necesitamos llegar a la salida antes de que se haga de noche o podríamos congelarnos aquí —él asintió, pero de pronto un sonido como si algo se estuviera desprendiendo lo alertó e instintivamente se lanzó sobre ella para cubrirla con su cuerpo.
Las piedras que se habían desprendido de la parte superior de la cueva eran de un tamaño considerable, muchas lo golpearon fuertemente y aunque Korina trató de hacerlo a un lado para evitar que siguiera recibiendo golpes no pudo hacerlo pues él se mantuvo firme hasta que las piedras dejaron de caer; los demás que por suerte estaban lejos se acercaron rápidamente a ayudarlos, sin embargo, Adam se desplomó tan pronto como lo tocaron, su cabeza sangraba y no recuperaba la consciencia.
—No podemos avanzar, hay algunas personas rocas bloqueando el camino hacia la salida, por lo que pude evaluar quedarnos aquí será más seguro por el momento —explicó el guía que acababa de regresar de estudiar la zona.
—No te preocupes, apenas es mediodía, los equipos de rescates deberían estar listos para venir a rescatarnos en cualquier momento —argumentó ella, pero sintió que algo no estaba del todo bien cuando vió la expresión de preocupación del guía.
—En estos días han habido muchas inundaciones en esta zona y los equipos han estado muy ocupados —Korina luchó por contenerse— dudo que se vengan rápido.
—¿Dices que han habido inundaciones y aún así nos metieron en esta cueva sabiendo que era peligroso? —no quería levantar demasiado la voz ya que no era su intención que los demás lo mataran a pedradas (eso podía hacerlo ella sin ayuda)— espero que sepas que esto traerá consecuencias bastante serias para ustedes.
(.....)
Lucka comenzaba a ponerse nervioso al ver que estaba demorando demasiado la llegada de la maquinaria que usarían para sacarlos a todos, las horas pasaban lentamente y él no se apartaba de la parte frontal de la cueva; comenzaba a desesperarse al ver que los que estaban dentro no daban señales de vida de ningún tipo, por lo que en su interior solo rezaba para que ellos pudieran estar defendiéndose de la situación con las cosas que les había enseñado.