Mi Camino a Santiago

Capítulo 18: Sahagún, El Corazón de la Promesa y la Gran Recta

​I. El Fin de la Recta y la Calma

​Luis entró en Sahagún de Campos sintiéndose anclado y reflexivo. La ciudad, el punto medio del Camino, ofrecía un necesario respiro. Después de las rutinas de albergue, Luis se dirigió a la plaza.

​Se encontró con Anya y, sorprendentemente, con Marc, que estaba aplicando una nueva capa de bálsamo a su tobillo. Clara permanecía ausente, pero la pequeña piedra "FLUIDO" en el bolsillo de Luis era una presencia constante.

​"Hoy es un día de decisiones," comentó Marc, inusualmente serio. "Mi tendón dice que debo parar, pero mi cronómetro dice que no. Creo que haré la etapa con cautela, pero tengo que seguir."

​Anya asintió. "Yo necesito dibujar el contraste de la luz de León. La Meseta me ha saturado de silencio. Debemos seguir juntos."

​El Padre Gabriel los encontró en un café. Se veía satisfecho.

​"Aquí me quedo, hijos," anunció Gabriel, señalando el antiguo Monasterio. "Sahagún es un lugar de encuentro y de pausa para mí. La mitad del camino ha sido recorrida, y siento la llamada a un retiro de unos días aquí. Necesito rezar por todos los locos que he conocido."

​Se despidió de Luis con un fuerte abrazo. "Ve con tu paz, Luis. No la pierdas en las grandes ciudades. La Meseta está dentro de ti ahora."

​La cohorte se reducía, pero el núcleo de los jóvenes y su búsqueda continuaba.

​II. La Semilla del Propósito y el Nuevo Mapa

​Esa noche, mientras cenaba solo, Luis sintió una profunda quietud. Había llegado el momento de la acción intencionada. Sacó su cuaderno.

​La ansiedad había sido reemplazada por una calma estratégica. Él no volvería a su vida anterior.

​Su Camino era una hebra en un tapiz global. La crisis de su generación—el burnout—era un fenómeno mundial. Él era un buscador de la verdad universal del camino, y usaría su experiencia para ayudar a otros.

​Bajo la luz tenue de la fonda, trazó su misión futura, su mapa del alma:

  1. Japón: El Shikoku Henro (El Camino de los 88 Templos): Para aprender la disciplina de la forma.
  2. Himalaya: El Kora del Monte Kailash (Tíbet): Para la prueba definitiva de la resistencia espiritual.

​El Camino Francés era el entrenamiento, y Sahagún era el lugar donde la estrategia se alineaba con el espíritu.

​III. La Próxima Prueba en Grupo

​Luis se reunió con Anya y Marc para revisar la ruta de mañana.

​"Yo necesito una etapa corta hasta Bercianos," dijo Anya.

​Marc suspiró. "Mi guía dice Bercianos. Pero si vamos por la vía romana, podemos llegar hasta Reliegos. Es casi el doble de distancia, pero ahorraremos un día."

​Luis miró el mapa, trazando la larga, recta y exigente ruta de 33 kilómetros hasta Reliegos. Era una caminata que ponía a prueba la voluntad pura y la resistencia mental. El antiguo Luis habría evitado el riesgo. El nuevo Luis, abrazaba la dificultad como entrenamiento.

​"Yo voy a Reliegos," anunció Luis. "Es una prueba de fe. Si hemos superado la Meseta, podemos con la gran recta leonesa."

​Anya, después de un momento de duda, sonrió. "De acuerdo. Si hay una lección que aprender, está en el camino largo. Es un buen lienzo para dibujar la soledad."

​Marc, a pesar de su tobillo, se vio obligado a seguir el desafío. "Reliegos entonces. Pero caminaremos en silencio. No quiero distracciones."

​IV. La Promesa de la Noche

​Luis regresó al albergue. La incomodidad del reto no generaba ansiedad, sino foco. La paz que había encontrado no era un destino, sino un arma para enfrentarse a las inevitables dificultades.

​El Camino le había dado su primer gran regalo: la capacidad de elegir la dificultad con el propósito de crecer. Mañana, la larga marcha hacia Reliegos sería el primer paso en el entrenamiento de Luis como buscador global, acompañado por el grupo que se negaba a dejarlo ir.




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