Moriré solo, y estoy conforme con ello. Al menos, suele conformarme saber que algo dejaré en este mundo inusual. No hablo de ese mundo que sentimos al tacto, no; me refiero a ese que construimos por medio de la imaginación, donde solemos escaparnos por la puerta de la lectura.
Moriré, y ahora pienso que no tan solo. Creo que me acompañarán los recuerdos de lo vivo que fui, antes de esto que muere y escribe poesía.