Nunca me acuerdo de olvidarte.
Te recreo en cada silencio, en las pausas que le doy a mi día, que habita y cohabita con mi esperanza.
Te doy por perdida casi siempre, las otras veces me da por extrañar tu presencia.
Y es que se me hace complejo nadar en otros labios u otras manos, como si las tuyas no existieran, como si no fuera yo un almacén de tus huellas.
Nunca me acuerdo, pero es que el alma está llena de recuerdos, de risas, de tacto, de llanto, de ti.
Me hiciste a tu imagen y semejanza, me hiciste una nada, más nada se compara a lo que en tus brazos fui.
Carecen mis ganas de olvidó, por eso no me esfuerzo en olvidarte, porque me estaría olvidando de vivir.
Nunca me acuerdo de olvidarte, ese será mi eterno castigo, aprender a existir sin tu esencia inestable.