Te adueñaste de mis versos, así como si nada, como si no fueran sangre lo que confundes con letras.
Te robaste mi cordura, ladrona, y no has venido a reclamar tu imagen, aunque eres más bellas que tus imágenes.
Entre lágrimas y mocos sacaste lo más hermoso y me dejaste con la z de tristeza, que aún no sé usar.
Te llevaste mis rimas, ladrona, ya no soy digno de la prosa, más soy un proxeneta de nostalgia contagiosa ,25 pesos hora, para más no sé si pueda.
Ladrona de poesías ¿En qué viento te marchas? Para contaminarlo con mis políticas de imbécil, para recatar de tanta posesión, lo único que me pertenece.