A veces te pienso y pienso que debería dejar de pensar
para así pensarte solo a ti.
Porque mi vida choca contigo y esa ausencia
que dejó tu esencia y la despedida sin despedirnos,
poco a poco me matan.
Es difícil aceptar la realidad de no tenerte
y seguir viviendo sabiendo que tu vida será un lienzo de otros,
y aquellos que no seré yo.
No pude robarte el último beso de tus labios que eran míos
y mucho menos logré tocar tus mejillas que tantas veces me hicieron de ellas.
Sabía que tenerte siempre y para siempre era urbana fantasía,
que no siempre pasa lo que quieres y tú, el "para siempre", no querías.
Me dejaste a medio paso de la felicidad eterna,
es difícil ver cómo mis brazos se alzan al querer abrazarte, pero tú no estás.
No fue el para siempre, pero vivirás siempre dentro de mí,
a un lado de nuestro corazón que habita en mí
y lo difícil de tal vez no volver a verte nunca más.