Tu felicidad no era yo, es mi ausencia, esa que adorna un brillo a tu cara.
Por años pensaba que podría yo ser ladrillo ante paja, pero soy un náufrago que ahoga.
Tu felicidad no eran mis manos, es mi silencio, que poco a poco te hace disfrutar de la vida.
Por meses me creí capaz de proporcionar alegría, pero soy un lienzo que amarra.
Tu felicidad no eran mis besos, es mi distancia, esa que adornas con conocidos.
Por días me he denominado bueno, pero soy malo simplemente mi existencia lo es.
Tu felicidad no era mi compañía, es esa soledad, que ahora te hace sentir bien.
Por horas me he sentido sereno a aceptarlo, pero soy un poeta que no acepta el punto final, en ti son y aparte.