Compañera, comamos de apoco y sin desespero, usted me dice hasta donde y yo le diré hasta cuándo.
No, no es queso, es luna, no, no son espinillas son cráteres, no, no es prestada, tiene luz propia.
Digamos que tiene los días en los que dispone mi apoyo incondicional, mas no me gustaría encontrar otras pisadas.
¿Usted me entiende, verdad? No es cuestión de huir si de repente tropieza con intereses de cama o de sala o de comedor.
Es simplemente compartir la luna, cenarla con estrellas, beber planetas y reírnos de los de tierra plana.
Y no digo esto para que acuda sin peros a mi desahucio, es por los peros que lo digo, para saber hasta donde usted permitirá mis manos y hasta cuando yo dejare de besarla.